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Al día siguiente, Indy decidió levantarse muy temprano para darle una sorpresa a su querida Neferet que aunque no se lo confesara le amaba más que a nadie. Mientras, Ainhoa seguía durmiendo tapada con nada más y nada menos que siete mantas pero eso sí, con frío.
–Hay que ver esta mujer, no, si se levantará y dirá que está helada... Bueno, da igual, yo a lo mío –susurró.

La mañana iba bien: la historiadora durmiendo, el arqueólogo levantado para que cuando se despertase impresionarla... Pero le salió mal la jugada cuando se dio cuenta de que no había apagado el despertador que cómo no, despertó a Ainhoa de mala hostia.
–Puto cacharro de mierda, ¡estaba durmiendo joder!
    Al escuchar eso, Henry se paró en seco dejando todo lo que estaba haciendo. Cuando ella le vio petrificado con una taza de café y unas galletas en la mano no dudó en preguntarle qué hacía.
–Qué coño haces –preguntó secamente.
–Yo... Eh...
    No se lo esperaba para nada, pero la joven se levantó y cuando se acercó a él, quien seguía sin moverse, le habló sin mirarle a los ojos.
–Va, da igual, no estoy de humor.

Apartándolo de su camino, Indiana vio dolido cómo se iba sin ni siquiera saludarle, pero para su suerte...
  Se dio la vuelta y se acercó a él de nuevo; esta vez feliz.
–¿Es para mí? –cuestionó asombrada.
–S-S-Sí, pa... para ti –Se sentía orgulloso de él mismo con tan sólo ver que había triunfado, pero faltaba la guinda del pastel– Pe... Perdona Ainhoa, yo... ya sé que me he portado mal contigo, que a veces tengo una jerga muy... muy machista...
–¿A veces?
–Casi siempre...
–Ah –Observándole con la cabeza agachada, decidió volver a sonreír– Vale, sigue.
–Pues eso, que... si hablo así es porque me quiero hacer el duro... No por molestarte, es más por...
–Por ego –acabó la frase.
–Sí, eso, por ego...
–No pasa nada, pero la próxima vez piensa antes de hablar ¿vale?

Al ver que no se lo había tomado a malas, sonrió de oreja a oreja y emocionado empezó a temblar, cosa que Neferet notó con tan sólo ver la taza tambaleándose de un lado para el otro. A la joven le hizo gracia.
–Va-Va-¡Vale!
–Genial, yo mejor voy cogiendo mi desayuno antes de que me lo tires todo al suelo –dijo ella agarrándolo con cuidado para apoyarlo en la mesa.
–¡Jajajajajajajajaja! Entendido amo– Antes de acabar diciendo la palabra amor, cortó rápidamente para que no lo escuchase y no, ella no lo escuchó, por lo que al darse cuenta que estaba a lo suyo suspiró de alivio.

Indiana Jones y Las Ruinas De Kowloon (The Walled City)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora