Hablar contigo misma nunca es buena idea

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No entiendo que ocurre conmigo. Debería de estar feliz por haber pasado una tarde maravillosa con ella. Pero no. Se acaba de ir y la odio. Odio que me haya besado.

Yo estaba bien con mis sentimientos. Ellos habían aprendido a esconderse con facilidad. Tenía la esperanza de encontrar a alguien que me haga olvidarla y solo verla como amiga. Quería eso y ahora ya no sé qué quiero.

Bueno, tal vez sí. La quiero a ella. Sólo a ella y su maldita forma de besarme y hacerme feliz. Su manera de sonreír y de llorar. Su forma de hablar, su voz, el movimiento de sus labios. Las grandes cosas pequeñas de ella que hacen que la quiera más.

Quiero sus ojos marrones que al sol se ven hermosos. Quiero sus sonrisas de niña, esas que no tienen maldad. Quiero sus manos y brazos, con las que dibuja y con los que me abraza con fuerza. Quiero su voz, sus palabras y oraciones. Quiero sus recuerdos, que me cuenta al oído, como si fueran su mayor secreto. Quiero sus sombras, las cuales oculta con temor a que alguien las descubra; deseo liberarla de ese miedo. Quiero sus lágrimas, para poder secarlas con suavidad. Quiero sus tristezas y alegrías, estar a su lado en esos momentos.

Quiero ser a quien vea al dormir y despertar. Ser esa persona a la que abraza cuando tiene miedo. Ser a quien recurra cuando tenga miedo y no sepa a dónde más ir. Quiero protegerla de todo daño que le pueda hacer la vida.

Quiero ser la mujer a la que ella ame con todo su corazón

Quiero que ella sea quién me ayude a encontrar mis estrellas cuando mis ojos no las vean. Quiero que ella sea con quien me mude y experimente el vivir con alguien nuevo. Que sea con ella mi primera vez, y en viceversa. Quiero que ella sea la inspiración para mi literatura torpe y prematura.

Que sea la mujer con la que le enseñe al mundo que el amor es libre y puro.

No sé en qué momento empecé a llorar pero ahora no puedo controlarme. Tal vez hablar contigo misma de sentimientos no es tan buena idea como pensé.

Sólo es doloroso como en un momento de felicidad, estás preocupada. ¿Por qué no puedo ser feliz a plenitud?

La puerta suena y sé que es mi madre.

Corro al baño a lavarme la cara. Lo hago como una cien veces antes de bajar a verla, no quiero que sepa que he llorado.

Ella me saluda con alegría sin verme. Y gira a mirarme. Su sonrisa se borra.

-Has estado llorando-me dice con seguridad.

-No-le digo enojada- ¿vas a cenar?

-Dime. Somos amigas- Ja. Buena broma

-No estaba llorando- digo casi gritando

Ella niega con la cabeza y sus ojos se agrandan. Está enojada. Perfecto.

-El psicólogo ha dicho que debes de confiar más en mí.

-Que diga lo que quiera, me da igual. Adiós- le digo y subo las escaleras corriendo.

La escucho decir "¿por qué tengo una hija así?"

Mi pregunta es: ¿cómo "así"?No entiendo qué está mal conmigo para que mi madre crea que es una tortura. Noentiendo por qué ella no puede dejarme tener mis propios problemas. Problemasque no le puedo contar porque solo ocasionaría más problemas y no quiero eso.No quiero vivir en una guerra en mi propia casa. Estoy cansada. Agotada.




I can't Change (Lesbian love) {En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora