Sólo pensaba en qué ocurriría cuando cruce esa puerta. Había pasado una semana en la que no había podido visitarla por trabajo y me aterrorizaba lo que podía llegar a ocurrir. A su edad esto no era común y es un caso raro pero es lo que hay.
El doctor le había dicho que es común en los pacientes con esa enfermedad, que pierdan la memoria por momentos y cuando se agravan olviden ciertos aspectos de su vida. Era ése el motivo por el cual había sido internada, había olvidado su propia casa y terminó pérdida. El equipo médico haría unas pruebas y algunas terapias, de todo antes de dejarla en un internado. No quería eso, la simple idea de dejarla me hacia sentir asco y miedo. Miedo pues no sé quien soy cuando ella no está.
Había empezado con cosas pequeñas como el nombre de las cosas, luego con las palabras, después de las personas, el nombre de su propia hija y sus padres pero siempre se acordaba de mí. Aún así había la posibilidad de que me olvide.
Anna había tenido paciencia con su mamá, la había cuidado cuando yo no podía e incluso dejó el trabajo por ella. Pero no pudo soportar cuando su mamá empezó a desconocerl. No culpo a mi hija, sé que fue doloroso para ella y por eso prefirió ayudarme económicamente pues el medicamento era caro. Anna aún nos visita cuatro veces por semana pero ahora tiene más cosas que hacer, empezando por su embarazo. Se casó hace tres años y su matrimonio se vio interrumpido por la enfermedad que hizo que tenga que mudarse otra vez con nosotras a cuidar a mi esposa.
-¿Está lista? - el doctor pregunta y yo sólo asiento con la cabeza. No tengo voz en este momento.
Abre la puerta y la veo de pie viendo hacia la ventana, de espaldas a mi. Lleva su ropa puesta y su maleta está sobre la cama. Su cabello castaño ha crecido un poco y sé que se enojará si la no la llevo a cortárselo.
Ella da la vuelta hacia mí y sonríe.
-Lou- dice mi nombre y puedo respirar. Sabe quién soy, no me olvidó.
Camino hacia ella y lloro cando me abraza con fuerza. Anna sigue siendo más alta que yo y me aferro a su pecho donde escucho su corazón palpitar.
-¿Qué haces aquí? - me pregunta y me hace dudar- pensé que mi mamá vendría a recojerme.
Su madre está muerta. Ella no lo recuerda y yo no tengo corazón para decírselo.
-Amor, vamos a casa, ¿si?
-¿Amor?- se escucha confundida y no entiendo por qué - Lou, ¿desde cuando eres tan cariñosa?
-¿Qué?
-Louise, amiga creo que te fumaste algo- sonríe y yo no levanto mi rostro de su pecho.
Amiga.
Me recuerda como su amiga, no como su esposa. No puedo creer que recuerde esos años de amistad que son nada comparados a los 25 años juntas como esposas. No puedo creer que no sepa con sólo mirar su anillo, que fui yo quien lo colocó ahí. Ella olvidó todo lo bueno que ha sido nuestro matrimonio y el amor que siente por mí.
-Sé que tengo alzheimer, me lo dijo el doctor y necesito que me digas con quien carajos me casé porque no lo recuerdo- ella lo dice en risas como si fuera algo gracioso pero no lo es, es doloroso.
No digo nada y me separo de ella. Sus ojos me sonríen y sus pequeñas arrugas se hacen presentes. Su cabello un poco canoso me hace recordar su edad, siempre la olvido pues su forma de ser no ha cambiado. Sigue siendo la misma.
-¿Vienes conmigo?- le pregunto y ella me sonríe. Toma mi mano y agarra su maleta.
Salimos y le agradezco al doctor por su atención. Me recuerda la fecha de la próxima cita y sólo finjo escucharlo. Mi mente está en otra cosa.
ESTÁS LEYENDO
I can't Change (Lesbian love) {En edición}
RomanceHay casualidades en el mundo. Casualidades que nos cambian la vida y que hacen que todo se vea mejor. Casualidades que nos marcan para toda la vida. Ella fue mi gran casualidad. No sabía que podía enamorarme de mi mejor amiga, sólo pasó y no me arre...