¿?

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No sé ni porque estoy en este mundo. Es tan extraño pensar y meterte en la cabeza que solo tienes una vida. No quiero esta vida, quiero otra. Quiero una vida en la que la libertad se viva y no se diga. No quiero vivir en una cárcel donde no puedes hacer lo que quieres, lo que tu mente de dice, lo que tu corazón te guía. Quiero una vida donde pueda gritar el nombre de la chica a la que amo sin problemas, en el cual, tomarla de la mano y darle un beso en la calle sea de lo más normal. No quiero ser observada como un fenómeno o si quiera tener miedo a hacerlo. No quiero vivir con miedo.

Quiero mucho.

Pienso un y otra vez mientras estoy recostada en mi cama. No puedo matarme para vivir otra vida, sería muy cobarde y estúpido, además que no sé si reencarnaría o algo, no creo en eso, pero por momentos quisiera creer. No sé qué hacer, ni cómo actuar. Digamos que ser adolescente y tener un dilema con tu sexualidad no es fácil, súmale unos padres divorciados con ideologías de la era pasada. Muero.

Cada vez que pienso en que soy lesbiana, sólo termina doliéndome la cabeza, luego de negarlo mil veces. El dolor es maldito, ninguna pastilla lo calma porque es psicológico. Me niego que soy homosexual porque sería más simple que me guste un chico y me embarace a que me guste una chica. Sería más aceptado por la sociedad que quede embarazada de un chico a los 17 años que estar enamorada de una chica

Que mierda de mundo.

Pienso en mi historia "amorosa". En primer grado me gustaba un niño, pero se comía la goma, así que no cuenta. Luego los chicos que me gustaron... no me gustaban, ellos me trataban como chico y eso me gustaba. Conocí a una chica, me gusto al momento en el que la vi. Luego a otra y ahora ella, que por cierto no me gusta. Estoy enamorada.

Cuando era gusto, era más simple porque era ligero. Era como una suave brisa y ahora estoy en un huracán.

Ella está por venir a hacer tareas y yo en mi dilema.

Conozco a Louise desde hace dos años. Una chica de estatura promedio, casi 1.60; cabello claro y largo, ojos castaños. Es hermosa. Y su personalidad es algo indefinible. Algo tímida, extrovertida, prudente... es tan ella que no hay palabras para encerrar todo lo que ella es. Solo sé que me encanta pasar tiempo con ella, me gusta sentirla a mi costado y oír su risa. Me encanta el haberla conocido. Estoy malditamente enamorada, lo que duele es que no es correspondido.

Tocan el timbre y corro a la puerta. Ella está de pie ahí. Con su mochila y con el cabello atado en una coleta haciendo que se vea más alta. Me sonríe con naturalidad, tiene una forma de sonreír en cualquier momento, creo que casi siempre sonríe. Pasa y va corriendo a mi cocina, me quedo confundida sin saber por qué hizo eso y luego lo entiendo, antes de que venga le dije que tenía donas y ella ama las donas, son su debilidad. Creo que ella comería cien en un día sin hostigarse por el dulce. Yo apenas soporto una, demasiado dulce.

Es como una niña, mi maldita Louise. Está comiendo lo último de una dona y me mira traviesa, comerá otra. Probablemente la caja entera, pero ¿qué más da? Las compré solo para que ella venga y se las comiera. Sus ojos se ven entretenidos mientras escoge con cual seguir, es absurdo porque compre las que más le gustan. Pero a ella le gusta estas cosas, sencillas y estúpidas.

Tal vez no lo sean, pero me da igual porque ella es feliz.

La miro y pienso en todo. En lo correcto que se siente hacerla feliz, en verla disfrutar algo sencillo. Lo bien que me siento con tenerla a mi lado. ¿Por qué es malo algo que se siente bien? No le hago daño a nadie, ni siquiera a ella porque siendo honesta, jamás intentare algo con ella porque no deseo para ella, lo que yo siento. Esta confusión, temor y odio.

Pasamos la tarde juntas. Se supone que debemos hacer tareas, pero se nos hace imposible concentrarnos cuando estamos juntas. Vemos películas, series de tv y hablamos de casi todo y nada a la vez. Es bonita la sensación de tener a alguien a tu lado y olvidarte de todo. Claro, no de todo. Lo único que se mantiene presente cuando estoy con ella es que estoy enamorada de quien no debería.

Mi madre llega y trae consigo todo lo que había olvidado: los problemas y el rechazo. Louise se va y me quedo en casa con mi madre, solitariamente mirando las paredes mientras intento mantener una conversación. Puede que hoy me toque ser hipócrita y rajar de algún familiar o ser una misericordiosa que sufre por el sufrimiento de otros. Depende de los chismes que traiga mi madre.

Es tan gracioso como me consume este actuar. Como poco a poco se me hace costumbre que ni siquiera lo intento, sale por sí solo. Puede que me esté convirtiendo en lo que mi madre quiere que sea. No quiero perderme a mí misma, no quiero dejar de ser yo, pero no termino de aceptar quién soy, así que... ¿qué tanto podré luchar por mi misma?




Hola, gracias por leer. Esta historia es mía, no es copia ni nada.

Espero que les guste :) y ayúdenme con sus votos

I can't Change (Lesbian love) {En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora