II

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El teléfono de Jimin seguía sonando incluso cuando este se encontraba en su cuarto llorando al lado de su madre.

La mujer solo acariciaba la cabeza de su hijo, sabiendo que si esperaba, Jimin le contaría el porqué de su llanto.

— Es la décima vez que llama, deberías responderle, Jimin. Jungkook debe estar preocupado —pero Jimin no tenía intención de contestar porque si lo hacía tendría que explicarle las cosas y al explicarlas todo se volvería real. Él quería pensar que si no decía nada, que si solo esperaba, una fuerza mágica le diría que era mentira y que todo estaba bien con él, con su vida, con sus planes y con la carrera de Jungkook.

Pero obviamente no era así.

— Lo arruiné, mamá —susurró mientras tapaba su rostro con sus manos— Jungkook tenía un futuro brillante por delante y yo lo arruiné.

— ¿Pero por qué estás diciendo esas cosas, cariño? No puedo ayudarte si no me dices.

— Yo... Estoy... Embarazado —la mujer se tensó por un milisegundo, pero luego se relajó y estrechó más el cuerpo de su pequeña masa de lágrimas y cabello desordenado.

Ella creía, por supuesto, que su mochi era aún muy joven e inmaduro para ser padre. Apenas iba en tercer año de carrera y su trabajo a las justas le permitía pagar sus gastos. Sin embargo, ella creía que un hijo siempre sería una bendición y un reto que ella misma afrontó en su época y ahora, como la buena madre que era, apoyaría a su hijo sin importar la decisión que tomase.

— ¿Y por qué crees que eso es algo que arruinaría el futuro de Jungkook?

— Porque... Pues porque... Somos jóvenes y él ahora está empezando a tener fanáticos de los cuales algunos serán tan tóxicos que no van a aceptar que tenga pareja y mucho menos hijos... Podrían odiarlo por eso, echarlo del grupo y todo sería culpa mía.

— Creo que Jungkook es lo suficientemente listo como para saber que los que lo criticarían por algo tan natural, como lo es la familia, no serían sus verdaderos fanáticos. ¿Por qué no hablas con él? El pobre debe estar colapsando —la mujer se puso de pie y le dio un beso en la mejilla a Jimin antes de salir de la habitación.

Jimin lo pensó un poco. Sabía que tenía que hablar con su novio porque después de todo, esto no era algo que solo lo involucraría a él, así que sorbió fuerte por su nariz y respiró hondo cuando una nueva llamada entró. La canción del increíble tomate inundando su habitación antes de terminarse cuando el rubio aceptó la llamada.

— ¡Jiminnie!... Dios... ¿Dónde estás? —escuchó la voz ronca de Jungkook en su oído y eso solo hizo que Jimin se pusiera triste nuevamente— Estoy tan preocupado, por favor, ¿Que sucede?¿Que está mal? Dime dónde estás para poder ir y arreglarlo.

— Lo siento... —balbuceó Jimin tratando de aguantar los sollozos— Lo siento mucho.

— Mi amor... ¿Por qué lloras? —Jungkook hablaba con tranquilidad, a pesar de los notables nervios que había en el tono de su voz, él trataba de no dejarse llevar por ellos— Dime dónde estás e iré corriendo hacia ti.

— En Busan —y Jungkook suspiró con algo semejante a la relajación.

— Estoy llegando —avisó— Sabía que irías a tu casa. Espérame por favor, cariño, ¿Si? Lo solucionaremos, sea lo que sea, lo solucionaré.

Y en menos de dos horas, Jungkook ya estaba tocando la puerta de su habitación.

Cuando entró se encontró a Jimin acurrucado dentro de sus edredones con la cara completamente roja y los ojos hinchados. Su corazón se estrujó al ver al chico que más quería de esa forma y se preguntó qué había hecho mal. Quizá fue la vez que olvidó llamarlo a la hora que dijo que lo haría o cuando tuvo que cancelar la cita que planearon un día por el ensayo inesperado que tuvo. Sea lo que sea, sabía que era su culpa porque Jimin era perfecto. Nunca llegaba tarde, nunca olvidaba nada y siempre tenía todo organizado y planeado como para que no hubiera ningún inconveniente.

Así que era su culpa.

— Jimin... Dime en qué me equivoqué, por favor —susurró cuando se encontró a su lado y los ojos mieles de su novio lo miraron con pesadumbre— Yo te amo, por favor... Perdóname

— Cállate —soltó Jimin y lo abrazó muy fuerte, escondiendo su cara en su cuello y aspirando su perfume suave que tanto le gustaba. Jungkook también lo rodeo con sus brazos y lo apretó, sintiendo que el llanto también le ganaría a él.

Ambos se quedaron en silencio y luego se pusieron a hablar de cualquier tema hasta que estuvieron más tranquilos. La cara de Jimin ya había regresado a la normalidad cuando le preguntó:

— ¿Algún día quieres tener hijos conmigo?

A Jungkook la pregunta lo descolocó un poco, pero luego asintió con seguridad.

— Quiero que algún día, cuando estemos menos ocupados, nos casemos y tengamos muchos hijos y compremos una casa enorme con piscina y...

— No creo que todo vaya a ser así como lo esperas —soltó el rubio y el pelinegro solo alzó un ceja— Para nosotros será... —Jimin sintió nuevamente las lágrimas nublar su vista— Primero serán los hijos, aún en esta vida tan ocupada que tenemos, luego quizá...

— No estoy entendiendo, Jimin —balbuceó Jungkook con confusión

— Yo... ¿Recuerdas que fui al médico porque me sentía mal? —El pelinegro asintió, recordando y luego hizo un gesto de horror.

— ¡¿Te vas a morir?!

— No, no, no —avisó rápidamente Jimin— Es solo que... Jungkookie, perdóname... Yo... El doctor dijo que tengo tres semanas de embarazo —y cuando Jimin empezó a sollozar, Jungkook sintió que se derretía como la mantequilla ahí mismo. Su corazón empezó a latir con rapidez y pequeñas lágrimas resbalaron también por sus mejillas, pero estas eran diferentes a las de su pareja porque eran de felicidad y amor.

Porque tendría un bebé.

Con Jimin.

— Sé que esto no estaba planeado y que tu carrera recién comienza... No quise arruinarlo, Kookie, no sé... Qué ocurr... —pero el rubio no pudo continuar porque los besos que Jungkook empezó a darle lo interrumpieron.

— Te amo, Jimin —soltó el mayor cuando se separaron para tomar aire— Es la mejor noticia y te prometo que daré lo mejor de mí para que no les falte nada.

— Pero Jungkook...

— Ya sé, ya sé —negó Jungkook con la cabeza— Sé que somos jóvenes y toda esa mierda, pero yo te amo, y si tú me amas tanto como yo a ti, entonces esto es correcto. Trabajaré duro, Jimin, lo juro —el pelinegro volvió a besar al contrario, acunando su rostro con delicadeza y cariño.

Jungkook sintió entonces que el éxito que quería tener como artista, cobraba ahora más sentido. Quería ser exitoso, realmente exitoso, para que su futura familia, que formaría al lado Jimin, se sintiera orgullosa de él. Para que Jimin se sintiera orgulloso de haberlo elegido.

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora