Especial: Se me dió la gana LOL.

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La alarma sonó a las seis en punto de la mañana y Jimin, que ahora tenía el cabello de un color chocolate oscuro, se puso de pie de mala gana para empezar con sus actividades mañaneras.

Observó, mientras se ponía la ropa de ejercicio, al pelinegro dormido con la boca abierta en el lado izquierdo de la cama y se acercó a darle un pequeño besito en la mejilla. Jungkook ni se inmutó.

Salió de la habitación principal de su enorme casa, una mansión que él mismo había diseñado, y se dirigió hacia el gimnasio, donde hizo una rutina de una hora antes de ducharse y encerrarse en la cocina.

¿Papi? —una vocesita se escuchó a lo lejos y Jimin, con las manos llenas de harina, salio hacia el salón para posar la mirada en el menor de sus hijos.

Julen tenía los cabellos desordenados y sus piecitos estaban descalzos. Su pijama de Elmo le quedaba un par de tallas grandes y en sus manitas llevaba un peluche de elefante.

—Buenos días, bebé —saludó Jimin, sonriendo con dulzura y dejando que el pequeño se le colgara como un mono—. ¿Que tal dormiste?

Bem.

El adulto regresó a terminar de hacer la masa de pan y, posterior a eso, la metió al horno. Puso el cronómetro y, poniendo también la hervidora, se dirigió hasta el pasillo donde se encontraban las habitaciones.

—¿Me ayudas a despertar a tus hermanos, mi vida? —Jimin dejó a Julen en el suelo—. Corre y diles que cepillen sus dientes.

—¡Sisisisisisi!—El pequeño pelinegro salió volando hacia las habitaciones, mientras su padre lo seguía, pero enfocándose en sacar los uniformes escolares de los respectivos armarios—. ¡MAAAAARRRRRRR, LEVANTATEEEEEE! ¡MIEEEEEELLLLLLLLLLLLLLLL, TU TAMBEMMMMMMMMM!

Una carcajada salió de los labios de Jimin al ver las caritas enfurruñadas de sus dos hijos mayores. De no ser por el distinto color de cabello, parecerían mellizos; pues a pesar de tener un año de diferencia, Mar era muy alta.

—Buenos días, mis bebés —saludó Jimin cuando los niños se acercaron a darle besitos—. Que bueno que hoy no sean tan perezosos y hayan despertado al primer llamado.

¡Papi dice que cepillen sus dentes!

¡Ya basta, Julen! —Miel le jaló la oreja juguetonamente a su hermanito—. Eres muy  gritón.

¡Pelo papi dice que cepillen sus dentes! —Julen manoteó a Miel y se acercó a Jimin para abrazarse a su pierna—. Papi, Miellie está molestando.

¡No me digas Miellie!

—¡Miellieeeeee! —se burló Mar, divertida.

—¡Cállate, océano Pacífico! —Miel le sacó la lengua y a la niña le brillaron los ojitos, estando al borde del llanto.

Jimin rodó los ojos, aburrido con la discusión de sus hijos y, tomando a Julen en brazos, les entregó el uniforme planchado a los más grandes y se arrodilló a su altura para poder mirarlos fijamente.

—A ver, mis pequeños melocotones —empezó, observando las ligeras lágrimas que salían de los ojos claros de Mar, y el puchero en los labios de Miel—. Ya he tenido esta conversación con ustedes, no está bien que discutan entre hermanos.

—Pero...

—Nada de peros —advirtió, mirando su reloj de muñeca—. Ahora van a ir a sus habitaciones, se lavarán las manos y la cara y se pondrán el uniforme, ¿Bien?

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora