XVIII

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Jimin había especificado, en una de sus consultas pasadas, que quería un parto natural y sin drogas. Lo había decidido así porque quería vivir al cien el proceso, deseaba probar su fortaleza trayendo a su hijo al mundo y guardar cada una de las sensaciones en su memoria.

Jamás pensó que se arrepentiría de ello, al menos no hasta ese momento en el que se encontraba caminando, a duras penas, hacia el ascensor. Su cuerpo dolía desde la cintura, su abdomen bajo aún estaba tenso y también sentía una incomodidad indescriptible en su trasero.

Era muy doloroso, pero definitivamente no importaba.

— Jimin, por favor... —Jungkook, quien estaba caminando con prisa detrás de él, había cabeceado tan solo veinte minutos al lado de la camilla de su novio cuando el rubio despertó de su siesta y se dispuso a salir de la habitación. Después de que el parto culminara, el mayor se había encargado del papeleo y de informar a la familia, así que también se encontraba de cierta manera cansado— ¿A dónde estás yendo?

— A ver a mi bebé —respondió Jimin con obviedad. Se había desmayado unos minutos después de que los doctores se llevaran a su pequeño hijo a la unidad de neonatología, por lo que apenas abrió los ojos sintió la urgencia de ir a buscarlo, de verlo, de comprobar que estaba bien.

Era más como un instinto involuntario, un sentimiento que había nacido en él cuando se dio cuenta de que tenía el útero vacío y no había bebé en sus manos y eso le obligaba a moverse con desespero para encontrarlo.

— El doctor Namjoon dijo que nos avisaría cuando pudiéramos verlo —el menor ignoró a Jungkook sin detener sus pasos, presionó el botón para llamar al ascensor y cuando las puertas de este se abrieron, la pareja entró y Jimin apretó un nuevo botón hacia el piso cuatro, donde sabía que estaba el área de neonatos por información brindada por su doctor con anterioridad— Mi amor, Jiminnie, escúchame...

— Necesito verlo, Jungkook. Algo dentro de mí... Se siente tan vacío y yo... —Jimin tragó saliva, la voz rompiéndose y evitando que pudiera expresar todas las emociones que sentía mientras el ascensor ascendía— Solo necesito verlo y no puedo esperar un segundo más, ¿Entiendes?

El pelinegro suspiró, luego lo acercó hacia sí mismo y lo rodeo con su brazos, apretándolo y dejando un par de besos en su cabellera amarilla, esa que su hijo había heredado. Sabía que tenía que convencerlo de descansar, habían pasado solo dos horas desde que el chico había dado a luz y no debería estar caminando, pero no pudo hacerlo porque Jungkook estaba igual de ansioso por ver a su hijo. Ambos lo necesitaban.

Salieron del ascensor con pasos ahora más calmados y las manos entrelazadas, siendo recibidos por un letrero que decía:

<<UCIN - Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales>>.

Todo estaba muy silencioso cuando se acercaron por el pasillo hacia una de las habitaciones, desde donde recién se lograron escuchar llantos bajitos y balbuceos del personal de enfermería.

— Hola, ¿Está buscando a su recién nacido? —una enfermera mayor de cabello rojizo y ojos risueños se acercó a la pareja apenas ingresó, dándoles la bienvenida con una sonrisa— Soy Maya, la enfermera de turno, ¿Pueden decirme el apellido del pequeño?

— Jeon —dijeron al unísono.

La enfermera asintió, revisó la planilla que cargaba consigo y cuando encontró el nombre, les indico que la siguieran con un gesto de la mano.

Jungkook y Jimin sintieron su corazón apretarse conforme avanzaban entre las cunas con bebés llorando y otros padres y madres que los cargaban y mecían para silenciarlos. La pareja había bromeado hace un tiempo, cuando las cosas aún no se complicaban, que esperaban que su hijo no fuera un llorón, más sin embargo, cuando llegaron hasta una incubadora grande y cerrada, con una criatura exageradamente pequeña que dormitaba bajo una luz azul, lo habrían dado todo por retroceder el tiempo y jamás haber soltado esas palabras. Habrían vendido su alma solo por ver a su bebé llorar como el resto de los niños.

Los ojos de Jimin se humedecieron cuando vieron al diminuto ser a través del cristal e inmediatamente se enamoró de él. El bebé tenía la piel rojiza y arrugada, las extremidades superiores estaban estiradas, como un gatito despertando, y en una de sus muñecas había una pulsera color verde donde se leía su nombre:

Jeon Miel.

Era Perfecto. Su hijo, su Miel, era perfecto aún con todos esos cables que dificultaban verlo, aún con ese pañal que flotaba alrededor de su minúsculo cuerpo y el gorrito que cubría el escaso cabello rubio. Jimin cayó de rodillas ante él sin arrepentimiento, amándolo con una intensidad que hacía que sus ojos derramaran lágrimas salvajes y desesperadas por tener tantas ganas de abrazarlo y besarlo y no poder hacerlo.

Si alguna vez había creído que nunca amaría a nadie tanto como amaba a Jungkook, en aquel instante estaba segurísimo de que usaría a Jungkook como escudo para proteger a ese bebé, que parecía más un cachorrito que un ser humano, de cualquier cosa.

— Hace un rato vinieron a tomarle la huella del pie y hacerle los exámenes sanguíneos correspondientes —explicó Maya, quien seguía acompañándolos. Jungkook se acercó hacia el cristal de la incubadora y visualizó la planta del pie del pequeño, comprobando que esta estaba pintada con tinta negra— El bebé Jeon Miel está bien y sano. Sus pulmones lograron desarrollarse en su totalidad, están muy fuertes, pero aun así se le dificulta respirar por su cuenta, se cansa, es por eso que tendrá el ventilador por el momento. También su peso es un poco bajo, pero no es grave. Le estamos dando suplementos para mejorar eso —Jimin y Jungkook asintieron cuando la enfermera los miró para comprobar que le estaban prestando atención— El examen de sangre dijo que no adquirió el gen DAKpreg3, eso quiere decir que no es un M-Preg. Desde hoy está recibiendo tratamiento antibiótico para las infecciones e iremos controlando su proceso hasta que podamos darle de alta.

— Entiendo —dijo Jungkook— ¿Se quedará aquí mucho tiempo?

— Solo el necesario, la meta es que pueda respirar sin la ayuda del ventilador —la mujer les hizo un gesto comprensivo al ver las expresiones tristes de la pareja— Sé que son jóvenes, primerizos y están muy asustados, pero... Lo único que puedo aconsejarles es que su hijo necesita de ustedes, no se den por vencidos y crean con todas sus fuerzas de que saldrá adelante. Por cada paso que dé, podría retroceder el doble, pero no deben perder el ánimo. Confíen en él.

Jimin se cubrió la cara con las manos para reprimir sus sollozos cuando la enfermera Maya se marchó para darles privacidad. Supo que ella tenía razón. De nada le iba a servir a Miel que sus tontos padres estén lloriqueando, pues lo que él en realidad necesitaba era la buena vibra y el aura de cariño y amor que solo ellos podrían darle. Pero entonces ¿Qué se suponía que hiciera con esa culpabilidad que poco a poco lo empezaba a consumir? El rubio creía que era su culpa. Después de todo, donde se suponía que su feto debía estar seguro, no lo fue y por eso ahora debía pasar por tantas cosas al tener apenas horas de haber nacido.

— Es tan feo... —susurró Jungkook, quien tenía también los ojos llorosos y aquello, por más raro que fuera, hizo que Jimin soltara una risita entre las lágrimas— Es pequeño y arrugado. Parece una pasa.

— Mide cuarenta y cinco centímetros y tu madre dijo que tú naciste con cuarenta y tres, así que técnicamente mi hijo te ganó —Jungkook soltó una carcajada bajita ante las palabras de su novio.

— Nuestro hijo —recalcó el mayor y luego acunó el rostro de Jimin para dejar un pequeño beso en sus labios, que estaban salados por las lágrimas— Es un luchador, ¿No crees?

— Lo es.

Se tomaron nuevamente de las manos, brindándose fortaleza y observaron al pequeño con orgullo. Aquel niño, cuyo corazón latía con rapidez y respiraba gracias a una máquina, ya había ganado más batallas que sus propios padres a su corta vida y, aunque tendría muchos más retos que superar, sus progenitores no lo dejarían solo.

— Por cierto, Kookie, ¿Te sabes mi número de cuenta?

— ¿Eh? —el pelinegro miró a su novio con una ceja levantada— ¿Por qué?

— ¡PORQUE ME DEBES 10000 WONS, TONTO!

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PERDÓN POR TARDAR TANTO, PERO HE TENIDO UN BAJÓN Y MUCHA TAREA:(

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora