XI

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Por supuesto que Kim Taehyung sabía lo que era el amor. Cómo no iba a saberlo si había crecido rodeado de dos padres que se amaban y lo amaban.

Por eso mismo es que Tae sabía que amaba a Yoongi, pero era ese mismo amor el que no le permitía estar junto a él.

Sinceramente no recuerda mucho de la noche en la que lo conoció. Su torpe cabeza le mostraba flashbacks nublados de ambos bailando y bebiendo, pero nada más. Lo único que recuerda con claridad era el rostro del pelinegro tan cerca del suyo cuando despertó.

Su cabello negro le tapaba la frente, sus mejillas todavía seguían sonrojadas y cuando Taehyung se movió un poco sintió el roce de piel con piel. ¿Acaso se había acostado con un desconocido? Se regañó a si mismo mientras apretaba sus ojos porque, vamos, esta vez sí se había pasado de la raya.

Tonto, Tae, tonto.

Saltó fuera de la cama, cuidando de no despertar al chico, y recorrió la habitación buscando su ropa. Cuando la encontró se vistió y tomó sus zapatos para irse del <hotel>.

Aunque en realidad no estaba en ningún hotel.

Cuando salió descalzo del cuarto se topó frente a frente con Jimin y otro chico de cabello negro, quienes tenían muecas divertidas mientras lo miraban con sus cejas bailando.

— Hola bello durmiente —Jimin le tomó una rápida foto con su teléfono antes de correr.

El peliazul parpadeó.

— ¡Jimin! —corrió detrás de su amigo y cuando lo atrapó trató de pedirle explicaciones, pero Jimin solo se alzó de hombros y lo jaló a casa.

Los días siguientes pasaron normales y tranquilos. Tae iba a sus clases, salía de fiesta con sus amigos y mientras Jimin se empezaba a enamorar de Jungkook, él apenas iba a realizar su primera entrevista de trabajo.

Estaba desesperado por dejar su empleo de medio tiempo en la lavandería, así que buscó y buscó por internet ofertas laborales hasta que encontró la de una pequeña empresa de productos variados que necesitaba un diseñador gráfico para sus catálogos y anuncios.

— Kim Taehyung —lo llamaron y él siguió a la señorita con la cabeza bien en alto, repitiéndose mentalmente que lo conseguiría, que el trabajo ya era suyo.

¡Vamos, Tae!

Pero entonces lo vio y su sorpresa fue tan grande y abrumadora que terminó paralizado y quedándose en blanco por completo. Cuando el personal que realizaba la entrevista le hizo las preguntas, él respondió incoherencias y todo porque sus ojos no dejaban de ver a aquel pálido de cabello negro, haciendo que su mente lo transportara inmediatamente hacia esa mañana en la que lo vio dormir tan tranquilo.

Y fue ese el comienzo de la tragedia más hermosa que pudo haber vivido, porque a pesar de no haber dado la mejor primera impresión, él había sido aceptado para el puesto.

Yoongi se acercó a él cuando llegó su primer día. Le contó que trabajaba ahí, que era el jefe de marketing, y le dijo, finalmente, que también lo recordaba.

— Creí que había estado alucinando todo este tiempo, hasta que te vi pasar por la puerta el día de la entrevista... —y sin darse cuenta estaba envuelto en sus brazos por segunda vez y fue ese momento en donde empezó a dejarse llevar por un ciclo repetitivo de deseo y amor, un amor que no podía ser.

Si había algo que Jimin odiaba de él, ese era el algo que Taehyung anhelaba.

Siempre había querido tener hijos, como sus padres lo tuvieron a él. Sin embargo, él no fue uno de los que nacieron con la mutación que le daba la posibilidad de embarazarse. A pesar de que estaba en sus genes, en su familia sus tíos también lo habían heredado, todos lo tenían... Menos él.

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora