XXII

3.2K 265 32
                                    

Hoseok abrió la puerta y sonrió al encontrarse con la señora Ryu. La mujer vestía un bonito vestido y cargaba una pequeña ollita envuelta en un mantel de flores.

— Yoonie me dijo que últimamente tienes más náuseas, así que te prepare unas gachas. Son muy ligeras, a Jimin le iban bien, así que... pensé... —la pelinegra sonrió algo nerviosa y Hobi solo soltó una risita, haciéndose a un lado para dejar entrar a su suegra a su departamento.

Habían arreglado su conflicto antes, claro está. Después de la escena montada hace ya unas dos semanas y por el que posiblemente, quizá por toda la tensión ocasionada aquel día, el parto de Jimin se había adelantado por mucho, Yoongi y su madre habían podido hablar mejor, reuniéndose en un restaurante para disculparse y explicar toda la situación.

— ¿Cómo está el bebé? —preguntó Hoseok mientras comía tranquilamente las gachas de avena junto a la mayor— Escuché que Jimin se la pasa todo el día en el hospital.

— Si... El pobre niño apenas duerme puesto a que tiene que vaciar sus pechos de madrugada para que no le dé una mastitis o algún otro problema —la señora Ryujin hizo una mueca— Pero el pequeño Miel es precioso y cada día se vuelve más fuerte. Ayer Jungkookie me comentó que posiblemente la semana que viene le darían el alta.

— Eso es bueno —se alegró el pelirrojo, sonriendo y haciendo de sus ojos dos pequeñas medias lunas.

— ¿Cómo estás tú?

Hoseok soltó un suspiro involuntario.

¿Cómo estaba él? No estaba mal, pero había estado mejor. Yoongi no era malo con él, lo mimaba, le cumplía los antojos y acariciaba su espalda cuando vomitaba. Sin embargo, no se le veía feliz. Al menos no a su lado.

Las únicas sonrisas que le veía en el rostro solo aparecían cuando se acercaba a besar su pequeño pero notable vientre, de apenas tres meses. Lo acariciaba y hablaba y quizá ahí Hoseok podía decir que su novio estaba contento. No obstante, cada que le decía que lo quería, Yoongi no respondía. Cuando lo abrazaba de improvisto, el chico se tensaba y esas solo eran algunas de las muchas que había notado, cosas que le hacían entender que quizá Yoon no se sentía bien con él.

— El doctor dijo que todo se encuentra bien. Me dio vitaminas y esas cosas —la mujer asintió y así se pasaron el almuerzo, conversando entre largas pausas, un tanto incómodos, pero considerando que la interacción era un pequeño avance a su relación como familia.

Después de una hora, su suegra se marchó y Hoseok volvió a quedarse solo en el departamento. Hizo los quehaceres, durmió un poco y finalmente, cuando su novio y padre del hijo que crecía en su vientre llegó, corrió hacia la puerta para recibirlo y tratar de besarlo.

Yoongi se dejó hacer. Le dio un pequeño beso a su pareja para luego acariciar su vientre con dulzura. Luego caminó hasta el baño y se encerró ahí a hacer quién sabe qué cosas. Hoseok renegó de eso y ambos terminaron, un rato después, tumbados en la cama y mirando al techo sin soltar una palabra.

— ¿Qué demonios nos está pasando? —preguntó el pelirrojo con frustración.

— No entiendo de lo que hablas —respondió sin mucho interés el contrario.

— Vamos, Yoongi, sé que algo pasa... ¿Es que no me quieres? —Yoongi quiso responder con sinceridad, sintiendo su pecho apretado y las palabras revoloteando en su garganta. Pero no podía hacer eso. En el embarazo no se tenía que tener preocupaciones, lo sabía, y si bien sentía que sus sentimientos hacia Hoseok cada vez se volvían más pequeños, el amor que sentía hacia su hijo era más grande y él se juraba a sí mismo que podía aguantar.

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora