XIII

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Jimin y Jungkook se encontraban sobre la cama con sus teléfonos prendidos, una calculadora y sus tarjetillas del banco.

— Entonces, si juntamos todo y aplicamos la técnica de ahorro de 50/30/20... —Jimin apuntaba los cálculos en las notas de su teléfono mientras que Jungkook se apuraba en sacar los resultados con la calculadora— Si ahorramos el veinte por ciento de todos nuestros ingresos por un año y medio, podríamos comprar una casa pequeña.

— ¿Y la grande? —inquirió el pelinegro y le dio una rápida mirada a la pantalla del segundo móvil, que tenía abierto un catálogo de viviendas que habían estado utilizando para guiarse en sus cálculos— Ah, la grande está más... muchísimo más cara.

— Tomaría como... Tres años, más o menos —Jimin bufó y dejó el teléfono con las notas a un lado mientras se recostaba sobre la cama, su vientre quedando sobre una almohada— Ya me cansé, Kookie, solo ahorremos el veinte o treinta por ciento por un tiempo y compramos cualquiera de esas, me da igual.

— Está bien, amor —Jungkook sacó las cosas de la cama, poniéndolas en el escritorio cercano y se recostó junto al rubio, sus rostros quedando de frente. Lo observó fijamente con la mirada embobada porque Jimin era precioso, y el embarazo solo le había sentado como cereza a un pastel, su belleza aumentando en demasía, aunque el rubio dijera todo lo contrario— Jimin, ¿Tú crees que deberíamos empezar a comprar cosas de bebé?

— Quizá.

— ¿Si?

— Al menos ya sabemos que es un niño y por eso... supongo que sí.

— ¿Pero qué vamos a necesitar exactamente? —Jungkook rió y se rascó la cabeza con nerviosismo. Sabía algunas cosas, solo lo que todos los humanos saben, pero era consciente de que los bebés necesitaban muchas más— A ver, sé lo básico como pañales, ropa y fórmula por si tú... Ya sabes... No puedes...

El mayor hizo un gesto extraño sin terminar de hablar. ¿Por qué se sentía nervioso de repente? Jimin era su novio, por el amor de Dios, se sabía de memoria como era su cuerpo desnudo y todas sus finalidades. Se suponía que había confianza.

— ¿Si yo no puedo, qué? —Jungkook no pudo evitar sonrojarse y eso hizo que Jimin soltara una carcajada y se acercara más a él solo para fastidiarlo— ¿Amamantar? Bueno, de poder hacerlo, voy a poder. Pero de que será difícil, será difícil. Leí en internet que los pezones van a crecerme un poquito para que el bebé pueda succionar y así, pero no entiendo. Hay cosas que ni yo entiendo de mi propio cuerpo, ¿Irónico, verdad?

Pero Jungkook no contestó porque se sentía tan avergonzado y extraño, y de pronto no supo por qué estaba teniendo una erección que Jimin notó cuando se movió apenas unos centímetros.

— ¡TÚ! —lo acusó su novio entre sarcástico y divertido— ¡Estás mal de la cabeza, Jeon Jungkook!

— No, claro que no... —Jungkook se removió sobre la cama y se envolvió rápidamente con el edredón— Es el frío, nada más.

— ¡Mentiroso!

— ¡El frío, dije!

— Pervertido —pero Jungkook no era un pervertido, o tal vez un poquitín. Sin embargo, no iba a admitir eso después de haber entablado una conversación sobre pezones que serían succionados— Aunque no te juzgo, yo también extraño tener sexo contigo y tengo erecciones todo el tiempo.

En definitiva, Jimin no ayudaba.

Ese pequeño demonio estaba mirándolo con ojos brillantes, lujuriosos, y un puchero en los labios que Jungkook quería besar y comers...

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora