XV

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Cómo el juego del sube y baja, así es como Yoongi sintió que fueron las cosas con Taehyung desde un principio.

Sin embargo, al igual que en aquel juego, en algún punto uno de ellos tendría que bajarse... solo que Yoongi no pensó que sería él quien lo haría.

En el momento en que vio a Tae entrar a la empresa de su familia para una entrevista, Jeon Yoongi había reconocido a la perfección aquella cabellera azul que aparecía de vez en cuando en sus sueños. Le pareció vergonzoso acercarse en ese instante porque, por supuesto, los sueños húmedos en los que aparecía ese atractivo chico no eran algo de lo que él se enorgulleciera. No se sentía bien por eso, ni correcto, pero aun así se terminó acercando en el primer día de trabajo de Tae y le habló, diciéndole la verdad y sorprendiéndose mucho cuando el contrario le dijo que también lo recordaba.

Desde ahí todo ocurrió como si estuvieran siguiendo una línea ya trazada y Yoon intentó, de verdad que intentó, no dejar aflorar aquel sentimiento rojo que poco a poco crecía dentro de él.

Tae le había especificado que él no buscaba nada serio, que solo se divertían y que no debía haber ningún compromiso entre ellos, pero entonces, ¿Qué se supone que haría con sus sentimientos? ¿Cómo iba a controlarlos? Porque una vez que ocurrió, él ya no supo más nada. De un momento a otro se encontró a si mismo añorando que Tae le diera una mirada con algo más que deseo, que le dijera que lo quería, que expresara algo... Pero eso nunca sucedió y Yoongi solo podía sentirse tan perdido y estúpido por creer que sí.

— No sabes lo que es la felicidad, Yoon —Tae pasaba las manos sobre su pecho aquella vez que soltó esas palabras. Su largos dedos haciendo caricias suaves en su piel y causando escalofríos en el mayor— Y cuando lo descubras, yo nunca podré dártela. Es por eso que no puedo dejar que me ames de la manera que quieres.

— No me importa.

— A mí sí, así que eres libre de algún día irte cuando llegue la persona correcta.

— Es que no lo entiendes, yo no me quiero ir —expresó Yoongi con una pizca de esperanza— Si eres tú, no me importa. Yo solo quiero que nos quedemos así para siempre, Tae, permíteme...

— No —lo cortó el menor y se puso de pie. El peliazul se vistió en un milisegundo y salió de la habitación del hotel como si Yoongi no existiera, como si no lo estuviera abandonando ahí con el corazón y las ilusiones rotas.

Y así lo aguantó por alrededor de un año, un año en el que se veían cada vez que alguno buscaba calmar su apetito sexual o necesitara de alguien para conversar de alguna tontería que lo atormentara. Taehyung y Yoongi se emborrachaban, se acostaban y volvían a sus respectivas casas como si ninguno se hubiera involucrado con el otro. Eran como amigos, amigos que tenían sexo, porque se apreciaban. Taehyung le permitió algunas veces despertar en su departamento cuando lo veía cansado, pero Yoongi aprendió a que aquello no significara nada. Se tuvo que acostumbrar a despertarse solo, a tomar las palabras por lo que eran, a los besos sin amor que le daba el peliazul y a la desesperante y asfixiante sensación de sentirse utilizado.

Él era como un juguete sexual con vida y ya no le gustaba.

Ya no era divertido.

— ¡¿POR QUÉ NO PUEDES QUERERME?! —se exaltó Yoongi una vez que Taehyung y él habían discutido por los mismos motivos de siempre; porque se sentían frustrados y ya no sabían qué hacer para que la relación que tenían se mantuviera como estaba. Los sentimientos expuestos, pero incapaces de ser tomados por voluntad propia— ¡¿QUÉ ES LO QUE ME FALTA, JODER?!

— Yoon, yo te quiero, pero... —pero somos amigos, pero no podemos estar juntos, pero no puedo hacerte feliz, pero no estoy buscando nada serio...

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora