XVII

3.7K 288 111
                                    

— Oh no, no, no, no, no —Jimin se quedó estático mientras sentía que otro hilo de agua empezaba a resbalar por sus muslos hasta llegar a sus talones— Aún no, bebé, aún no, aún no, aún no —las lágrimas corrían por sus mejillas mientras se quitaba los pantalones con suma delicadeza y verificaba que efectivamente estaba saliendo líquido por su parte trasera.

El chico se conocía, por supuesto. A él le habían explicado a temprana edad que la mutación genética con la que había nacido hacía que todo su cuerpo fuera perfecto para traer hijos al mundo. Poseía un útero, ciclos de fertilidad que al rubio no le interesaba controlar, e incluso los huesos de sus caderas tenían la misma elasticidad femenina para que, cuando sea la hora, un bebé pudiera salir de forma natural y sin complicaciones.

Jimin conocía todo sobre el alumbramiento y por eso sabía que todavía no le tocaba. Él apenas tenía treinta semanas, no estaba preparado; ni él, ni su casa porque la cuna exclusiva que había pedido hace dos meses tampoco se había dignado a llegar.

El terror de pensar en que algo iba mal con su embarazo, con su bebé, empezó a nublar sus acciones, dejándolo paralizado en medio de su habitación sin saber qué hacer y llorando el mar completo.

— ¿Jimin?

Jungkook, quien había estado plácidamente dormido, se despertó cuando escuchó los sollozos. Movió su mano en el lado izquierdo de la cama para consolar a su novio, pero al sentirla vacía abrió los ojos, prendió la lámpara de la mesita de noche y buscó con la mirada, encontrando así a Jimin de pie, semidesnudo y con la cara horrorizada.

— ¿Qué sucede? —el pelinegro se acercó con rapidez y apretó la cara del menor, pidiéndole con la mirada que dijera lo que le pasaba. Sin embargo, Jimin no se quería mover y Jungkook solo alcanzó a agacharse un poco para visualizar las piernas mojadas del chico— Ay, no...

— Kookie... E-él bebé...

— Está bien, mi amor, estás bien —Jungkook respiró profundo un par de veces antes de poder controlar su propio pánico y brindarle así a Jimin algo de fortaleza. Corrió hasta el armario y sacó una toalla y otro par de pantalones para el chico, lo secó y lo ayudó a ponérselos— Todo está bien, Jiminnie, no te asustes. Iremos al hospital y verás que todo estará perfecto.

— ¡Hombres, escucho los lloriqueos hasta mi cuarto! —Soobin se asomó por la puerta mientras se frotaba los ojos— Jungkook, ¿Qué le hiciste a Jimin esta vez? —el chico abrió los ojos y visualizó a su hermano ayudando a ponerle las pantuflas a su cuñado, quien tenía la cara roja y mojada— ¿Qué pasa?¿A dónde van?

— Parece que Jimin ha roto aguas, Soobin, así que iremos al hospital ahora —respondió con calma Jungkook.

Soobin se tensó.

— Pero... Pero es muy pronto, Jimin tiene siete meses y... No puede...

— ¡YA SÉ QUE ES MUY PRONTO, SOOBIN, CARAJO! —al parecer Jungkook no estaba tan calmado y cuando Jimin gritó con horror, su cuerpo temblando y su rostro sudando, Jungkook tuvo que tirarse un golpe a él mismo para reaccionar y no perder el control— Soobin, dile a nuestros padres lo que sucede, ¿Bien?

— Si —el chico salió corriendo en tanto Jungkook y Jimin bajaban las escaleras y se subían al auto para dirigirse a la clínica.

Al llegar a urgencias, después de un largo camino en el que Jungkook trató de concentrarse en la carretera, un par de enfermeras pusieron a Jimin sobre una camilla y lo llevaron hasta el área de M-preg. Para su suerte, el doctor Namjoon estaba de turno ese día y se encargó de revisar al menor y empezar a ordenar medicamentos que las chicas trajeron con rapidez.

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora