XIV

3.6K 306 47
                                    

— Jungkook —susurró Jimin tratando de despertar a su novio.

La luna asomándose por la ventana de la habitación le indicaba que seguía siendo de madrugada y el rubio sabía que Jungkook estaba cansado por todo lo que implicaba su trabajo, pero aun así, no pensaba dejar que se perdiera de aquel momento.

Así que volvió a insistir.

— Jungkookie... despierta —estiró su mano y le dio repetidos golpes en la espalda hasta que sintió que el chico se movía.

El pelinegro se quejó y se giró, quedando boca arriba. Apretó sus ojos con sus manos y soltó un último bostezo antes de encender la lámpara que había en la mesita de noche.

— ¿Qué quieres comer? —dijo con voz adormilada, pensando que Jimin tenía otro de esos antojos nocturnos.

La última vez que ocurrió, Jungkook tuvo que ir a buscar Teokbokki en alguna tienda de veinticuatro horas porque el rubio había llorado tanto que pensó que se deshidrataría. Al día siguiente salieron unas fotografías de él que fueron tomadas por una fanática que andaba por ahí, pero nada fuera de lo normal, después de todo él solo había comprado comida.

— No, no quiero nada —Jimin sonrió y Jungkook le dio una mirada confundida— Dame tu mano —el mayor no pudo decir nada cuando el rubio agarró su extremidad y la llevó hasta su vientre, moviéndola por todos lados hasta dejarla en una parte que estaba endurecida.

Y entonces algo golpeó contra su mano.

Jungkook abrió los ojos, ahora completamente despierto, y notó que Jimin se estaba riendo.

— ¿Eso fue...?

— Me levanté porque este feto malcriado empezó a moverse como un loco —explicó su tierno novio con la voz chillona y cargada de emoción. Con anterioridad Jimin había sentido ligeros movimientos, pero nunca tan notorios como los de ahora— Primero se movía como una arena movediza y después empezó a patear así.

— Es sorprendente —balbuceó el pelinegro, sintiendo otra patada que lo hizo sonreír grande, como un conejo— ¡Está golpeando en mi mano!

— Seguro que le gusta el sonido de tu voz.

— ¿Tú crees?

— ¿Nunca has visto películas de romance? —Jimin rodó los ojos— Cuando Edward Cullen le dice a Bella que a su feto le gustaba su voz, porque Edward puede leer la mente, ¿Si sabes, verdad? Entonces Edward...

— Ya, ya entendí —Jungkook interrumpió al rubio con diversión y movió un poco más su mano, dando caricias a esa parte dura que indicaba donde estaba su hijo— Hola bebé —susurró— Soy tu papá Jungkook.

Jimin se acomodó mejor contra las almohadas para poder ver al pelinegro acercando la cara a su barriga, no quitó la sonrisa en ningún momento porque la escena era tan linda y hacia que todo el cuarto se llenara de amor y cariño, un amor único y extraño que ambos estaban experimentando por primera vez y que los tenía completamente felices.

— Te amamos —murmuro Jimin bajito.

— Así es, bebé, tu papá Jimin y yo te estamos esperando con muchas ansias.

— Dile también que te disculpas porque a veces no cumples con mis antojos de madrugada —lo fastidio el menor, haciendo soltar una carcajada a su pareja.

— Ya lo escuchaste, feto, pero es que el trabajo me tiene muy cansado, ¿Sabes? —entonces Jungkook suspiró con ternura— Claro que no sabes, eres muy pequeño para saberlo... La vida algunas veces es dura, mi pequeño bebé, pero no te preocupes, nosotros siempre vamos a cuidarte.

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora