Especial: ¡¡¡¿DONDE ESTÁ EL HOSEOK?!!!

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Yoongi avanzó a través de las calles abarrotadas de gente, con tres chiquillos siguiéndole el paso.

—Papá, ¿me puedes comprar un nuevo teléfono? —preguntó uno de los trillizos, haciendo que Yoongi rodara los ojos.

Ya estaba muy mayor para esto.

—Tienes casi veinte años, Mingyu, y te he cambiado el celular el año pasado —refunfuñó—. Si quieres uno nuevo, busca un trabajo.

—Que mala vibra traes, viejo, de verdad —lloriqueó el joven—. Mejor se lo pediré al tío Jungkook, o al tío Soobin... Ellos no les niegan nada a sus hijitos.

—¡Hey! —Yoongi detuvo su caminata y giró sobre sus talones, dándole un coscorrón a cada uno de los trillizos; pues si alguno se portaba mal, los tres pagaban el pato. Era una herramienta que le había servido en diecinueve años—. No me vengas con esa tontería, eh. ¡Ya eres un adulto!¡Los tres son adultos!

Minyuk levantó una ceja hacia su hermano, sintiendo vergüenza de que se estuviera comportando como un niño, y repitió la acción de su padre, dándole un fuerte golpe en el hombro.

—¡Ya basta! Hemos venido al centro por un solo motivo —recordó, volviendo a caminar—. Si no compramos lo que mamá pidió en una hora, nos va a colgar del cuello. Y si papá no compra lo que Minjae le ha pedido también, lo dejará afuera y tendrá que venir con nosotros. ¡Y yo ya no soporto sus ronquidos!

Yoongi asintió, dándole la razón al chico, que al parecer era el más maduro de sus hermanos, aunque sus palabras le ofendieron un poco. Sus otros dos hijos retomaron la ruta en silencio, concentrándose en sus propios asuntos.

Había pasado tanto tiempo. Realmente se sentía muy pleno y calmado con todos los años que habían transcurrido; ahora tenía una bonita familia, dividida, pero bonita; una casa ubicada en una zona tranquila, un trabajo estable. Y aunque, de cierta forma, sus hermanos menores fueran muchísimo más exitosos, profesional y románticamente, Yoon creía que le estaba yendo muy bien.

Los cuatros siguieron caminando, decididos a cumplir con sus mandados. Los chicos compraban lo que Amanda les ordenó y Yoongi también lo hacía, pero guiándose de las dos enormes listas que su esposo y su hija menor le habían dejado.

Porque sí, resultó ser que las cosas entre Amanda y él no funcionaron, y nunca iban a funcionar por el simple hecho de que tenían ideas distintas con respecto a la vida. La mujer era extranjera y, aunque intentaron entenderse por años, criando a los trillizos con la mente abierta y valores por parte de ambos, no lo lograron. Cuando los niños cumplieron ocho años, hablaron con ellos y decidieron separarse por mutuo acuerdo. Luego, después de dos años soltero y trabajando por y para sus retoños, conoció a Minjae en una visita al médico y cayeron profundamente enamorados.

Estaba pensando en eso, tratando de leer la horrible letra de su pequeña niña, cuando chocó contra alguien que iba en sentido contrario. Pidió disculpas, parándose a un lado del camino para respirar, y al detenerse a mirar a todos los transeúntes que paseaban por el centro, lo vio a él.

Jung Hoseok seguía teniendo el cabello rojo, aunque ahora estaba ligeramente despeinado. La piel estaba más bronceada también, y llevaba un extravagante estilo hippie que le anunciaba que ya no era la misma persona a la que había conocido hace años. El anillo en su dedo, la sonrisa de corazón en su rostro, la niña trepada en sus hombros... Todo en él gritaba que había cambiado.

Yoongi casi se cae de espaldas.

—¿Saben que? —soltó cuando los trillizos conversaban entre ellos y sacó su tarjeta para entregárselas—. Vayan a cambiar sus teléfonos. ¡Pidanse el último modelo! ¡Compren audífonos y todo!

La Forma En La Que Te Amo (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora