Parte XIII: Juicio Final

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Las palabras que escucho esa tarde de una de las victimas resonaron en su cabeza cuando vio exactamente ese tatuaje en el brazo de David.

La rubia trago en seco quedándose en blanco por varios segundos, todo paso por su cabeza, lo obvio que era ahora, su viaje a Vancouver, lo cercano que siempre estaba a ella y con el caso. Pensó en matarlo ahí mismo, pero matándolo no sabría donde estaba el resto de las desaparecidas.

La rubia volvió en si con un plan que ni ella sabía si funcionaría pero debía reaccionar. Se volteo quedando ella encima y haciendo que saque su mano de sus panties. La rubia le sonrió coquetamente y tomo las manos de David poniéndolas detrás de su cabeza.

—Quiero jugar a algo.—la rubia le sonrió.—¿Tienes tus esposas?—Ella le pregunto con una sonrisa y el rubio sonrió negando.

—No las traje pero puedo fingir que estoy esposado si así lo deseas.—él le dijo con una sonrisa y ella sonrió.—Me gusta cuando eres la policía mala.

Victoria negó haciendo un sonido con sus labios, paseándose por su cuerpo hasta quitarse encima de él.

—Yo quería que sea real.—la rubia puso un puchero.

—En serio soy buen actor, parecerá que estoy atado.—David le dijo viendo el leve desinterés en sus ojos

—No, tengo una mejor idea. Mañana después del trabajo vienes con todos los juguetes y yo te tengo una sorpresa.—la rubia sonrió y los ojos de David se abrieron como platos.

—¿Te pondrás algo especial?—él arqueo su cejo sentándose y tomando los labios de la rubia.  Ella le respondió el beso callando el asco que ahora sentía y manteniendo su personaje.

—Si, ya veras.—Ella le dijo levantándose de la cama guiñándole un ojo y poniéndose su bata.

—No quieres adelantar algo.—él entrecerró sus ojos y ella negó.

—Mejor no, me gustan las experiencias completas. Además, estoy cansada.—Ella le dijo con una sonrisa fingiendo un bostezo,  él asintió y se volvió a vestir asintiendo. Le dio un beso antes de salir de su apartamento y la rubia cerro la puerta para comenzar a llorar contra ella.

Se sentía asqueada a más no poder. Cuantas veces las victimas lo habían descrito como él más violento, él que incluso había abusado de ellas, y siempre había sido él. Él que parecía no romper un plato, que ella consideraba incluso una opción "segura" ,"correcta". Se metió a bañar haciéndose bolita en la ducha. Lloro desconsoladamente restregándose el jabón con ira por todo el cuerpo. Él no le había hecho propiamente nada, siempre había mantenido su fachada de correcto con ella pero no podía no sentirse asqueada.

Salió de la ducha y se acurruco en su cama aún cubierta por su toalla, se quedo dormida entre sus llantos.

23 de noviembre, 2020

A la mañana siguiente la rubia se maquillo tapando sus ojeras. Busco en su guardarropa sus blusas más sexys poniéndose una de tiritas  que se pegaba a su cuerpo y le quedaba sobre el ombligo. Dejo a relucir sus piercings debajo de la tela y el de su ombligo y se puso su chaqueta de cuero. Ella tenía un plan, uno que de seguro iba a hacerla vomitar pero era el mejor que se le había ocurrido en tiempo record.

La rubia se dirigió a su auto viendo a Frank apoyado en el mismo esperándola.

—Buenos días.—el castaño le dijo. La rubia maldijo porque ahora no podía lidiar con ello.

—Ahora no Frank, por favor.—la rubia se limito en decir pasando a su lado. 

—¿Qué sucede?

The Chaos (Spin off de The Moral of the Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora