Parte XXXII: El primer adiós

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—Te quiero.—salió de los labios del morocho sin previo aviso.

Él trago en seco y se alejó de ella. Cogió su ropa y salió de la habitación lo más rápido que pudo.

Ya era tarde.


23 de diciembre, 2020


Victoria se levantó esa mañana asintiendo una extraña sensación mientras inconscientemente buscaba a su costado al morocho con la mano. 

A una parte de ella le dolió recordar la última vez que habían tenido relaciones en su habitación, amanecieron juntos. Pero recordó que Genevieve no estaba en ese entonces, y ese momento le servía para recordar su puesto en todo eso.

Ella se levantó y buscó su ropa entre los cajones del closet. No quería salir de ahí porque había tantas preguntas sin resolver en su cabeza ¿Debía hablar con Genevieve? ¿Hoy de qué ánimo estaría la pelinegra, esquiva o cariñosa? Con ella no se sabía.

Camino hacia la cocina encontrándose al morocho preparando el desayuno. La rubia le sonrió por inercia.

—Hey.—ella puso su mano en su hombro haciendo que alce la vista para verla. Él asintió y siguió con lo suyo.

—Buenos días.—el castaño le respondió secamente dejando a la rubia confundida.

La italiana se dispuso a preparar su propio desayuno en el silencio más incómodo que había pasado por la casa Sallow-Bell. Y como si fuera un cuchillo afilado la voz de la azulina corto ese silencio.

—¿Cómo amanecen?—ella les preguntó con una sonrisa acercándose a besar los labios de Victoria y luego acariciar la barbilla de su esposo.

Chris se sentía tan conflictuado que ni él más mínimo es esbozo de excitación se presentó en su cuerpo cuando las vio besándose. Más bien se preguntó seriamente cuando había sido la última vez que Genevieve lo había besado de manera dulce y no solo mientras cogían.

Chris agradeció el llanto de su hija y salió de la cocina para ir a ver su pequeña. Él le sonrió y la cargó dándole besos de pez en su pancita y pies.

—Esos no le gustan.—Genevieve le dijo cargando a su hija cuando vio que el morocho le hacía cosquillas en las piernas.

—Se estaba riendo.—él le dijo desconcertado y claramente molesto. 

—Pero no le gusta.—ella le dijo fulminándolo con la mirada.

—¿Falta algún preparativo para Navidad?—Victoria los interrumpió nerviosa. Chris negó con la cabeza.

 Chris negó con la cabeza

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—No, yo ya hice todo.—él respondió volviendo a la cocina a terminar de comer.

Victoria de quedó mirando a su amiga a manera de "haz algo" pero la pelinegra no parecía comprender que hubiera "algo" que hacer.

The Chaos (Spin off de The Moral of the Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora