Parte XXXVI: En familia

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26 de diciembre, 2020 

Victoria se removió en las sabanas de seda del morocho. Abrió los ojos viendo la luz de New York entrar por la gran ventana a un costado de la habitación. Se estiró en la cama y se sentó acomodando su cabello desarreglado.

Scott entró a la habitación con una bandeja de comida. El ya tenía su pantalón de pijama y camiseta blanca. Le sonrió poniendo la bandeja en su regazo. Ella sonrió viendo el café, el croissant, waffles y fruta a lado de una violeta.

—Buenos días.—él sonrió dándole un topecito en su nariz con la flor. La bajo hasta su cuello por la mitad de sus pechos y ella rio.

Le acomodó la violeta en su cabello y le sonrió.

—¿Cómo amaneces?

—Todo bien. Es la cama más cómodo en la que he estado. Y definitivamente donde mejor me han atendido.—le dijo comenzando a tomar su café.

—Puedes quedarte el tiempo que quieras.—Él le sonrió.

Victoria entrecerró los ojos y negó.

—No quiero abusar.

—No es problema.—él negó.

Victoria de lo quedó viendo suspicaz.

—Scott ¿Quieres algo conmigo, e serio?—ella le cuestionó sin poder evitar ver sus atenciones como algo más. Quizá él solo era amable pero no podía lidiar con sus ofrecimientos como si fuera su novia o su puta. Y ninguna se le hacía del todo cómoda.

El morocho cogió su barbilla acariciando su mejilla con la yema de los dedos.—No sé hacia dónde podríamos ir, pero quiero averiguarlo. Y eso si es en serio.—él acomodó su mechón.—Si te incomoda quedarte, esta bien. Pero igual quisiera poder conocerte más, y no solo por el trabajo.—él le sonrió

Victoria asintió.

—Yo aún no me siento lista para una relación. Pero definitivamente quiero saber que podría resultar contigo.—ella le sonrió tomando su quijada y besando sus labios dulcemente.—Iré por mi ropa.—ella se levantó desnuda haciendo que el castaño se muerda el labio viendola.

A Scott le enloquecían ver lo despreocupada que Victoria era. Quizá por lo diferente que era a cualquier mujer que había conocido; su seguridad y su libertad era como una brisa fresca para él.

La rubia se paseó por todo su apartamento con su desnudez hasta que llegó a sus maletas al pie del ascensor. Las abrió y comenzó a buscar su ropa hasta encontrar con un vestido.

—Wow.—una voz masculina atrás de ella la hizo asustare y se tapó el cuerpo con sus prendas viendo a un castaño parecido a Scott pero más joven.—Yo también faltaba a la cena familiar.

Scott salió de su habitación viendo a su hermanastro comerse con la mirada a Victoria, quien se había puesto rápido una camiseta larga.

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The Chaos (Spin off de The Moral of the Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora