The Chaos (Spin off de The Moral of the Story)

Parte XLIII: El adiós

Frank se sentó frente a una mujer pelinegra un tanto nerviosa en la sala de espera de la clínica.

—Deja de mover el pie. —la pelinegra le dijo mirándolo de reojo.

—Disculpa. —él le dijo nervioso.

—Eh, voy a entrar. —La rubia le dijo saliendo del baño entregándole el bolso al morocho.

Él se la quedó viendo al verla casi que clavada al piso del lugar, él le esbozó una sonrisa extendiendo su mano para tomar la de ella y besar el dorso de la misma.

—Eres lo más bonito qué hay. Y esto no cambiará nada de quien eres. —él le dijo y ella asintió soltando su mano.

—¿Si hubiera sido niño como le hubieras puesto? —ella le preguntó

—Nicolás. —él le dijo reteniendo las lágrimas de sus ojos.

Ella asintió y entró a la sala. Frank cerró su chaqueta y miró a un costado para el resto de mujeres no veo sus lágrimas. Él se levantó y caminó hasta la recepcionista.

—Disculpa ¿Hay algo que una paciente debe comer o hacer después del....? —el castaño le pregunto metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

—Pues mucho reposo, adicionalmente debe tomar unas pastillas para el dolor por una semana y sería muy bueno que se alimente a penas salga de aquí. —él asintió y salió de la clínica para caminar hasta el supermercado cerca del hospital.

Mientras pasaba por los pasillos iba soltando sus lágrimas silenciosas. Tomó un té, un sanduche, un postre y un agua. Puso todo en la funda de papel y salió del lugar llegando de nuevo hasta la clínica.

Se detuvo afuera de ella y se sentó en las escaleras resoplando mientras respiraba pesado. Su celular comenzó a vibrar por décima vez en la última hora, pero recién caía en cuenta que se trataba de su celular. El castaño lo saco de su bolsillo y maldijo cuando vio el nombre de Lily. En ese momento no tenía cabeza para procesar el cómo decirle las cosas, porque ni él sabía que iba a contar "Iba a ser padre, pero ya no. Tranquila". Contesto en un suspiro.

—¿Frank, estas bien? Eh. estoy aquí desde una hora. —la californiana le dijo en un susurro intentando no sonar dolida. Frank maldijo para sí mismo. Poco a poco el picor que había desaparecido de sus manos comenzó a volver, la ansiedad recorrió su cuerpo sintiendo como volvía a romper promesas como en efecto domino.

—Lily...perdóname. —él dijo en un susurro intentando no llorar. —No podré ir, te cuento mañana. De verdad, perdóname.

—Frank ¿estás bien? —la rubia le pregunto claramente preocupada.

—Ehh no. Pero hablamos mañana, perdón de nuevo. —él le dijo colgando la llamada.

Frank comenzó a llorar silenciosamente sin comprender las reacciones de su propio cuerpo. Nunca había necesitado tanto drogarse como en ese momento. Automáticamente sus manos comenzaron a subir hasta su rostro dándose pequeños golpes involuntarios. Pero antes de seguir respiro tres veces recordando sus clases en el centro de rehabilitación.

Recogió sus piernas y se apoyó en ellas enterrando su cabeza en sus rodillas. Intento respirar varias veces buscando lo que le habían ensenado antes, "su paz interior". Una en la que muchas veces había parecido Victoria, y ahora ultimo Lily. Cosa que no lo ayudaba. Sin embargo, alguien quien siempre estaba en su mente cuando de paz se trataba era su pequeña castaña. Siguió buscando la respiración tranquila que tanto ansiaba y solo podía pensar en cómo Maggie hubiera tenido un hermanito, en cómo le debía de explicar que iba a tener un hermanito, en cómo le iba a explicar que nunca más vería a Victoria. Porque, aunque Maggie había dejado de preguntar por ella cuando Lily apareció en el panorama, de vez en cuando se le daba como mencionarla ¿Cómo era que le iba a explicar eso a Maggie?