Parte XVI: El Camino

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25 de noviembre, 2020 

La rubia sintió la brisa de la ventana  golpear suavemente su espalda seguido de un hilo de besos de Frank. El castaño subió hasta su cuello y descubrió los mechones de su rostro.

Victoria se volteó levemente topándose con su sonrisa. Ella sonrió instintivamente pero borro su sonrisa al ver las sábanas, recordando que no había dormido en su cama, algo a lo que ella no estaba  acostumbrada para nada. Trago en seco sin saber cómo salir de ahí, siempre huía.

— Buenos días.—Frank le sonrió.—¿Tienes planes? porque tengo algo en mente.—él le sonrió

La italiana se lo quedó viendo sin decir nada, sabía que anoche había cedido y de alguna manera aceptando que pudieran seguir conociéndose de manera íntima. Más una vez que la mañana la golpeaba, el miedo volvía.

Frank cogió su barbilla y la besó subiendo hasta su mejilla. La rubia tomó su rostro besándolo con más intensidad, metiendo su lengua en su cavidad y poniéndose a horcajadas de él. El castaño cogió sus caderas y subió sus manos por su abdomen hasta posar una en su barbilla de nuevo y separarlos brevemente.

—¿Qué dices? Sé que te gustará mi plan.—Frank movió sus cejas esperando una respuesta. Ella movió su pelvis sobre su eje haciéndolo jadear

—Tal ves te guste un poco más el mío.—Victoria le sonrió. Ella tenía claro que si salían de esa habitación juntos sería más real que nunca.

El neoyorquino negó para sí mismo volteándolos, poniendo su peso sobre ella mientras sostenía sus manos entre las suyas. Besó su cuello subiendo de nuevo hacia su boca. Frank la miro con sus ojos azules abiertos expectantes como si fuera un cachorro. Victoria negó para sí misma, ya estaba metida en eso porque sabía que no se resistiría.

La italiana asintió haciendo que el castaño sonría y le diera un casto besó.

—Vamos hay que pasar por el desayuno y por tu ropa.—Frank le dijo levantándose y estirando sus manos para que también salga de la cama.

—¿Ropa? ¿A donde vamos?—la rubia arqueó la ceja. El castaño le sonrió de lado atrayendo su cuerpo a él y abrazándola.

—Lincoln City.—él le dijo con una sonrisa.—Algo me dice que te ves bien en bikini.—Frank le guiño el ojo haciéndola reír.

Victoria se sacó la sabana que la cubría haciendo negar al castaño con una sonrisa e ir a la sala.

—No me distraerás, te espero abajo.

—Es mi carro, yo tengo las llaves.—ella le dijo burlona saliendo de la cama. El neoyorquino regresó por sus pasos y la vio desde el umbral de la puerta.

—Yo tengo auto.—él le guiño el ojo de nuevo haciendo que ella lo fulmine con la mirada.

—¿Y porque te he estado trayendo estos días?—La italiana le preguntó incrédula. Frank sonrió de lado y se volteó sin decirle nada.—Me debes gasolina, Wright.—Victoria le grito mientras se volvía a poner su ropa del día anterior.

Una vez lista bajo hasta el exterior del edificio en donde el castaño llamó su atención tocando el claxon de su vehículo. Un auto bajo, celeste opaco un tanto viejo. Ella se acercó apoyándose en la ventana.

—Si...creo que prefiero mi auto.—Victoria le dijo burlona viendo el interior del vehículo, y él negó con una sonrisa abriendo la puerta desde adentro.

—Daisy se deja querer.—él palmeó su asiento. Ella arqueó su ceja.

—¿Le pusiste nombre?

The Chaos (Spin off de The Moral of the Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora