survivors ─── bangchan

005

Chris y yo estábamos alertas a Minho y a los alrededores, no queríamos que algo le pasara, o por lo menos, yo no.

Luego de unos minutos, Min tomó en sus hombros a la persona y Chris salió rápidamente para ayudarlos, mientras que yo pasé a la parte del copiloto. Abrí las puertas y me abroché el cinturón.

──¡So-yeon! En mi maleta hay un botiquín de primeros auxilios, dámelo, ¡ya!

Los tres, incluyendo al nuevo ─un chico pelirrojo, más o menos de la misma edad que nosotros o un poco menor─, entraron rápidamente al auto y cerraron las puertas tras ellos. Me arrepentí inmediatamente de mirar al chico, pues este tenía en el hombro derecho un enorme trozo de vidrio enterrado. Se veía realmente mal.

Le entregué a Minho el botiquín y ambos se desinfectaron rápidamente las manos, al igual que el hombro del chico.

Encendí el auto y arranqué a toda velocidad, dirigiéndome hacía mi casa. Si es que seguía en pie y no estaba derrumbada o infestada de zombies, nos serviría de refugio por un rato, al menos en lo que tratábamos de componernos un poco.

En el camino, el chico soltaba uno que otro grito, pues tenían que sacar el trozo de vidrio de su piel y coser la herida, todo eso sin anestesia. Siempre admiraré lo fuerte que había sido como para sobrevivir a esas cosas con el hombro así.

Minho sabía lo que hacía, incluso llegue a pensar que también era doctor. Chris ayudaba lo mejor que podía al pelirrojo. En realidad, cuando ese par no estaba discutiendo, éramos un muy buen equipo.

──¿Cuál es tu nombre, chico? ─El rubio terminó de vendar la herida, después de aplicar un par de ungüentos en la zona afectada.

──Huh, es Jeongin, Yang Jeongin ─murmuró, con dificultad─. Gracias por ayudarme.

Minho le sonrió a modo de respuesta.

──¿Aún es 7? Mañana es el cumpleaños de mi madre, mi hermano y yo le teníamos un regalo...

Miré a los chicos, sintiendo pena por el chico. Él tampoco sabía cuanto tiempo había pasado, y no lo culpo, todo fue muy repentino.

──No, hoy es 10... 10 de junio. Mi nombre es Christopher Bang.

──Lee Minho.

──Soy Ko So-yeon.

Se quedó callado, pero luego de unos minutos levantó la cabeza, y nos miró a los tres.

──¿Me están diciendo que ya pasaron tres jodidos días?

──Nosotros tampoco lo creíamos, pero es la verdad ─Minho brincó al lugar del copiloto a mi lado para que Jeongin se acomodara mejor─. ¿Qué te pasó en el hombro?

──Trabajo como bailarín nocturno en un club, o bueno, mejor dicho, trabajaba. Ese día, empezaron a llegar agentes y federales, se llevaron a mucha gente. En medio de todo el escándalo, me caí desde el segundo piso y el vidrio de la ventana se enterró en mi brazo, de milagro sigo vivo.

Hice una mueca de dolor al imaginar la escena.

──¿Y ustedes? ¿Son los típicos sobrevivientes de las películas de zombies? ─nos miró a todos y luego se detuvo en Minho─ Apuesto a que tú eres el que siempre muere primero por idiota.

Chris y yo nos largamos a reír, mientras que Minho le levantó el dedo medio a Jeongin.

──Aun no sabemos si somos los únicos sobrevivientes, pero deben quedar pocos. Hay muchos cadáveres por todas partes ─comenté, mientras reducía la velocidad del vehículo, ya faltaba poco para llegar a mi casa. Pronto amanecería.

──Ten, ahora eres uno de nosotros ─Chris le entregó un arma de fuego, como a mí y a Minho, al igual que una maleta─. Yang Jeongin, un sobreviviente en el fin del mundo.

──Gracias. Christopher, ¿no?

──Uhg, llámame Chris.

Minho se aclaró la garganta por sobre la conversación de Chris y Jeongin.

──¿Cuánto falta para llegar a tu casa, So-yeon?

──¿Iremos a casa de la bonita?

Con una sonrisa, miré a Jeongin por el retrovisor.

──¿Bonita?

──No lo tomes personal, cariño. Es la costumbre.

──Idiota. Sí, vamos a ir a mi casa por un par de cosas, después a la de alguno de ustedes por lo que necesiten y luego de eso, supongo que buscaremos a más sobrevivientes y un lugar base.

──Primero quiero buscar a mi hermano... por favor, solo hay un lugar en el que él siempre estaría. Con mi madre.

──Tranquilo, chico. Te ayudaremos a buscar a tu hermano, pero primero, a la casa de Ko. No podemos ir por ahí sin protección.

──Está bien...

Luego de un rato, llegamos a mi casa. La entrada estaba cubierta de polvo y la calle tenía algunos autos quemados adornando. Hogar dulce hogar.

──¿Es aquí?

Miré a Minho y asentí con la cabeza. Él y Jeongin se quedaron protegiendo nuestro vehículo, mientras que Chris y yo salimos armados del auto. Miramos a ambos lados del lugar antes de avanzar. En la entrada de la casa, saqué la llave que tenía escondida en una de las macetas del jardín y con cuidado, abrí la puerta.

──Quédate detrás de mí, So-yeon ─Chris me tomó delicadamente del brazo y me posicionó a sus espaldas. Colocó su arma al frente y la cargó, estaba listo para disparar en cualquier momento de ser necesario.

Observé el lugar a detalle, alguien había entrado, eso era seguro.

[...]

Mientras Chris guardaba todo el alimento que había en mi cocina en una maleta, yo busqué entre los cajones de mi armario los viejos radios de mi padre, eran solo tres, pero nos servirían.

──Oye, Ko, ¿estás lista? ─el rubio ingresó a mi habitación con las maletas llenas. Al ver que aun no terminaba de guardar la ropa entre sábanas, se sentó en el suelo y me ayudó a empacarlas─ ¿Vivías sola?

──Prácticamente sí. Mi madre falleció cuando yo era joven y mi padre no esta en casa nunca, pero supongo que está bien ─guarde silencio por un segundo, luego sonreí, restándole importancia─. No me preocupa, él conoce muchos lugares, así que seguramente está a salvo. Por ahora solo me ocuparé de encontrar a Ryujin.

Chris dejó de guardar ropa y me dio unas cuantas palmadas en la espalda a modo de apoyo.

──Hey, sobreviviremos, Ko So-yeon ─afirmó, con su mano apoyada sobre mi hombro─. Y si vamos a morir, que sea por una sobredosis de alcohol, y no por un virus de mierda. No permitiré que nada malo te pase, ¿entendido? No mientras pueda evitarlo.

Lo miré con una sonrisa y tomé su mano.

──Tengo botellas de vino y whisky en el sótano, ve por ellas, Chris. Y si vamos a morir, que sea por una sobredosis de alcohol.

──Esa es la actitud, linda.

Me guiñó un ojo antes de salir corriendo, yo me quedé y terminé de guardar las últimas cosas en varias mochilas. Cuando terminamos de guardar todo, salimos de la casa lo más silenciosamente que pudimos y entramos al auto.

──Miren lo que la señorita tenía en el sótano ─tomó las botellas de su mochila y se las mostró los chicos.

──¡Ya nos entendemos! ─Minho le arrebató de las manos las botellas y destapó una, para luego darle un largo trago─ Después de todo, el fin del mundo no está tan mal, ¿eh?