Capítulo 9

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Balones, bailes y desastres

Es sábado, es día de partido.

La mañana de Matías se va amargando de nuevo al volver a soñar con la chica de las cartas, se trata de convencer una y otra vez que no quiere saber de su identidad es obvio que no es cierto, pero el sufre de una terquedad impresionante.

Desde la primera vez que soñó con encontrarla, todas las noches se repite el mismo sueño, detesta admitir que quiere conocer a la chica, también ha recibido cartas todos los días, las cuales ni las lee, solo las guarda. Tampoco entiende por qué no puede tirarlas, cualquiera las tiraría, pero él no quiere, de alguna manera ha empezado a crearle un sentimiento que no sabe cómo manejarlo y lo mejor que hace es negarlo.

Quiere salir de la cama, su malhumor lo hace enredarse con las sabanas. Se escucha el sonido de algo romperse y se da cuenta que es la carta que traía en la mano. Otra carta.

La mira un segundo curioso de saber las palabras que contiene, pero luego se acuerda de los sueños y termina desechándola en el cajón junto a las otras.

Se asea y desayuna ligero con su familia antes de marcharse al partido.

Al llegar al lugar se baja sacando sus cosas, justo enfrente de él se estaciona la camioneta de Elías, se le hace raro que los cuatro salgan de la camioneta, en toda la semana se había a costumbrado a escuchar la motocicleta de Blake. Elías se ve curioso bajando con una cámara colgada en el cuello, debido a que su hermana (Abby) tiene que tener el reporte semanal de los partidos y hoy no tiene fotógrafo. Y hermanos le sobran.

Los cuatro avanzan dentro del centro, a los pocos segundos el carro de Josh se estaciona junto a él, de ahí salen sus mejores amigos, se molestó con Faby cuando le dijo que le daría una oportunidad a Josh, pero ¿Quién es él para meterse en la vida de ella?

Lo único que le queda es apoyarla, y advertirle a su mejor amigo que lágrima que suelte ella, son dientes que le rompe.

Él saluda a los dos yendo con ellos al interior del lugar, el camión de la escuela llegó hace 10 minutos por los que los esperan dentro. Faby y Matías van a los registros para que les asignen cancha y hora.

Esta vez a los chicos les toca primero jugar, así que los dos equipos van en busca de su cancha. Las chicas se sientan en las gradas mirando a los chicos calentar, el celular de Matías vibra en su mochila, Faby está a su lado duda un momento, pero al final abre la maleta para contestar la llamada de su abuela.

-¿Abuela Russell? – contesta dudosa si la abuela se molestaría con ella por contestar el teléfono de su amigo.

- ¿Quién es? ¿Fabiola? – pregunta la abuela tratando de reconocer la voz.

- Si, soy yo, Fabiola.

- ¡Ay que alegría escuchar tu voz pequeñuela! Supongo que Matías ya está en su partido.

- No, está calentando, ¿Quieres que te lo pase?

- ¡No! Déjalo, ¿Tú sabes dónde están? Llegue tarde y no sé a dónde llegar.

- ¿Dónde está? Yo puedo traerla.

- Eres un amor Fabiola – le indica la abuela en que parte está.

Deja el teléfono de nuevo en la mochila levantándose avisando que en un momento volvía. Matías calienta con sus compañeros, Blake usa el uniforme de Hernández en lo que mandan a hacer el suyo. Es curioso que Hernández y Blake comparten la misma complexión de cuerpo, ya que le quedo perfectamente. El pelo de Blake por lo general siempre esta despeinado, pero ahora está perfectamente bien agarrado en una coleta, dejando ver su rostro libre de mechones rebeldes que siempre le cubrían. Obra de Abigail que le encanta peinar a sus hermanos.

Cartas de Ceniza. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora