Un pollito cazador ... ¿O cazado?
Es un día lluvioso en la ciudad, por lo tanto, no hay tanta gente caminando por las calles y las que hay, son personas que van cubiertas por un paraguas, se sabe que es de día, aunque está nublado, a lo lejos se escucha el sonido de los truenos tamborilear el cielo y se mantiene de ese color grisáceo, desde la madrugada ha estado lloviendo y se ve que estará así por el resto del día.
Es un fin de semana en la que Matías esta solitariamente en su oficina, tenía planeado salir con su primo, pero a última hora tuvo que salir del país para irse a Francia (por un problema de un amigo suyo). La remodelación de su oficina está totalmente terminada y le encantó el resultado, tiene todo lo que él quería y ahora si se siente que ese lugar es suyo, anteriormente sentía que en cualquier momento llegaría alguien y le desplazaría de su puesto, ahora se siente como el jefe máximo.
Quitó las paredes se sentía que lo asfixiaban, las cambió por unas de cristal, donde le da la vista perfecta a la ciudad, su ubicación es en un lugar alto en lo cuál le deja ver absolutamente todo. Al estar en temporadas de lluvias todo su alrededor se mantiene de color verde, dando un mayor atractivo. Ahora mismo está sentado sobre su silla cómoda con rueditas mirando el horizonte con una taza de café en una de sus manos, está pensativo desde hace un buen rato. Llegó a su café solo como una excusa para pasar el tiempo, no había nadie con quien salir, o más bien no tenía cabeza para salir con nadie.
Sobre su escritorio hay varios papeles con las cosas que tiene pendientes por revisar y tuvo que dejarlas a un lado, por que no puede sacarse de la mente la última carta que recibió, pero no fue como las anteriores, no estaba quemada de las orillas, no le llegó como las otras y lo más importante no era de Flecha, era de Abby.
Pasó el viernes, él iba caminando por los pasillos de su escuela junto a Francis, él le estaba contando sobre una exposición que hizo y por muy increíble que parezca fue la primera y la última que le interesó bastante el tema, fue sobre el arte minimalista. Un temazo. Ya habían acabado las clases y Matías solo iba a dejar los libros que no necesitaba antes de irse al Bruselas, aunque no era un día que debía de ir, pero Abby le pidió que fuera para terminar el último periódico, ya que la graduación estaba a la vuelta de la esquina.
-Se supone que era exponer para la clase, no convencerme ser una persona minimalista – se burla Matías, aceptando que la manera que le explicó le dieron ganas de deshacerse de varias cosas de su habitación que no necesita.
- ¡Verdad que sí! – le emocionaba que Matías le admitiera que expuso muy bien, es muy difícil de lograr esa pequeña hazaña. - ¿Qué harás hoy? – le preguntó.
- Tengo que ir a Bruselas – abrió su casillero y dejó los libros que no necesitaba, su casillero no es como el resto de los estudiantes normales, que tienen fotos de sus amigos y toda la cosa, el de él solo tiene algunas plumas y lápices en un vasito y sus libros y cuadernos apilados por orden de clases.
- ¿Y después?
- Vamos a donde quieras – le confirmó, hace mucho que no salía con él y ya debían de actualizarse de cualquier cosa que le hubiera pasado a su amigo, a Francis siempre le ocurre algo.
- Va, me marcas – chocaron las manos antes de que Francis se vaya.
Volvió la vista a su casillero y vio una hoja doblada encima de sus libros, extrañado la agarró y la desdobló, hay pocas palabras escritas y el mensaje es claro.
"Ella quiere que la encuentres, aunque no quiera aceptarlo, si leíste todas sus cartas sabes la manera de reconocerla.
Abby"
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Cartas de Ceniza. Completo ✔️
Ficção AdolescenteCuando quemamos una hoja se convertiría en pequeñas cenizas, pero ¿Qué pasa con ellas después? Muchos pensamos que quizás el viento haría lo suyo y se las llevaría. ¿Pero y si no es así? Ahora, ¿Qué pasa si es una carta, está se enviaría? Flecha. U...