Capítulo 40

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Chofer de 5 estrellas.

Él se encuentra caminando por los pasillos de la escuela solo con las manos metidas en su bolsa del pantalón, la iluminación del pasillo es casi nula, las sombras abarcan la mitad del pasillo, dejándole sólo como referencia para caminar la luz al final del pasillo, ni siquiera sabe qué hace ahí o porque este mismo sueño se repite, desde que Flecha lo citó en la escuela sueña con esto todos los días.

Se detiene en seco al ver al final del pasillo una silueta de una mujer, de alguna manera ya sabe quién es, en la mano de ella tiene una hoja, él quiere caminar hacia ella, pero su mismo cuerpo se lo impide, solo se queda observando sus movimientos.

Ella extiende el brazo mostrando la carta, por la distancia no alcanza a ver nada de lo que está escrito. La otra mano también alcanza a la hoja, uno de sus dedos se incendia, él alarmado trata de advertiré, pero nada de su cuerpo parece responderle. El dedo toca un extremo de la hoja y se quema por completo, y no es lo único que pasa.

La llama se queda en el aire y vuela hasta a él a una velocidad increíble, por inercia extiende la mano también al ver que la llama se dirige directamente, está aumenta de velocidad hasta impactar con sus dedos, no hay dolor ni nada. La llama se convierte inmediatamente en la hoja de papel que hace un momento tenía ella.

"Encuéntrame, encuéntrame, encuéntrame..." es lo único que dice la carta.

-Me dijiste que no querías que te encontrara – le reclama, la sombra de la chica camina hacia él y se detiene a escasos centímetros de su cara.

- ...

No le habla, sin embargo, alza la mirada y ahora puede ver por fin el rostro de la chica, de hecho, desde la comida de la abuela en cada sueño que él tenía con Flecha, su rostro ya estaba descubierto. El cabello lo trae suelto dejando que caiga rebeldemente sobre su rostro.

- ¿En verdad eres tú? – pregunta él, ella toma su mano, dejándole en su palma la mano de ella.

- Si tienes dudas de quien soy, una flecha en mi mano encontrarás – menciona con una voz dulce y melodiosa. – Matías... La flecha...

Parece ser que le quiere decir algo más, pero alrededor empieza a desaparecer repentinamente, mira por última vez a Flecha antes que ella también se desvanezca.

Abre los ojos al notar que fue lo que lo despertó, es el sonido molesto de llamada de su celular, quita las sábanas y recoge el celular del buro contestando sin mirar quien es.

-¿Hola? – contesta soñoliento.

- ¡Buenos díaaaas pollito! ¿Te desperté? – saluda Camile.

- No – inquiere con sarcasmo. – Estoy despierto desde hace tres horas.

- ¡Fantástico! Necesito de tu ayuda – ignora su sarcasmo.

- ¡A las 7 de la mañana!

- Son las 10 dormilón.

- Mi cuerpo dice que son las 3 de la mañana, ¡Buenas noches! – no le cuelga pero deja el celular a un lado suyo volviéndose acostar.

- ¡Noooo! ¡Espera! Por favor te necesito y a cambio te compro un helado – como su habitación está en silencio puede escuchar claramente su voz, gruñe y pone la llamada en altavoz.

- ¿Qué necesitas?

- Un chofer.

- ¿Para qué?

- ¿Mañana que día es?

- Domingo.

- ¡Matías llevo toda la semana recordándote la comida mañana en mi casa! ¡Me siento ofendidísima! – lo regaña totalmente molesta, tanto le ha insistido para que se haga pato.

Cartas de Ceniza. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora