Capítulo 37

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Pequeños investigadores

Esta mañana está especialmente fría y húmeda, gracias a las lluvias de la madrugada, son las seis de la mañana y se siente la temperatura templada, él aparca en el solitario estacionamiento de su centro escolar, tal como se lo imagino el lugar esta desierta, no hay ningún coche en el área de estudiantes, los únicos coches que hay están situados en el área de maestros, algunas luces están encendidas del edificio alargado.

Tiene el gran privilegio de escoger el que se le dé la gana, aun teniendo ese bonus él prefiere estacionarse a un lado de donde los Jones se suelen estacionar, como muestra de amistad, cada vez los siente más cercanos y quizás algún día los pueda llega a considerar como familia, es increíble el cambio que hay en la vida, al inicio no quería verlos ni en pintura y ahora, los ve como amigos de años.

Apaga el motor una vez estacionado, y limpia su parabrisas de las pocas gotas que hay, no se baja ni nada simplemente se queda en su posición con la mirada pérdida, desde que se levantó anda un poco melancólico, después de tantos días por fin ha recibido una carta de Flecha, de hecho, la trae en la mano, desde ese entonces no la ha soltado.

Desconecta la mirada del frente para ver la carta, está como siempre, las orillas quemadas y un texto en la hoja amarillenta, esta vez no es un escrito largo, simplemente viene un corto mensaje:

"Pasillo 3 frente al salón de música, a las 6 de la mañana.

Flecha"

Es lo único que dice la carta, la recibió en la noche antes de acostarse y desde entonces no ha dejado de pensar, ¿Qué significara? ¿Por fin se animará a darle la cara?

Por una parte, está feliz de saber que si lo citó es para que por fin pueda verla en carne y hueso, pero sobre todo conocer su identidad de la cual ha dudado conforme los días y su curiosidad también se muere por saber quién es la chica que le escribe las cartas, le molesta un poco el que Flecha le ha pedido a medio mundo que callé su nombre ¿Qué hay de malo con saber su nombre? Es lo que no entiende.

Abre la puerta de todos modos alcanzando un suéter por el frío, cierra su camioneta y con el control le pone seguro, de camino a la escuela se pone el suéter sin traer nada más que la carta en la mano. La escuela desde las 6 ya tiene las puertas abiertas por lo que no hay problema con pasar al instituto, se desvía por el pasillo tres en busca del pasillo de arte, tantos años en este instituto y aún no sabe dónde están las aulas de talleres, y por lo visto nunca sabrá la ubicación de todas.

En su defensa nunca le ha importados los salones de talleres, solo la ubicación de la cafetería y las canchas, eso es todo. El pasillo ni siquiera esta iluminada por una lampara, sino por la luz oscura, no debe faltar mucho para que los rayos comiencen a hacerse presente, los grandes ventanales permiten que la luz nocturna filtre dando rayos azulados, llega al final del pasillo y de puro milagro encuentra el salón de arte, de aquí en más no sabe que rollo, intenta abrir la puerta, pero no cede, supone que aun los intendentes no abren el salón.

Se rinde a la segunda vez confirmándose a sí mismo que por más que lo haga no conseguirá abrirla, regresa la mirada al pasillo sin entender para qué fue citado, no hay nadie, ni siquiera se asoma un grillo. Él se desespera rápido y se mete las manos en la bolsa del suéter toqueteando el suelo con el pie.

Primeras impresiones de Flecha y es que llega tarde, a él no le gusta llegar tarde, ni que lo hagan esperar, exhala ruidosamente antes de volver a observar la carta, tontamente busca algo más en la carta que le ayude a entender para que rayos fue citado si nunca aparecería. O eso cree.

Cuando está a punto de irse capta un olor a hoja quemada, tensándole en menos de nada, busca por todo el lugar esa pequeña llama, mira al techo esperando el descenso de esta como había pasado en veces pasadas, pero no está, acepta que no esperaba otra carta, si no la presencia de ella, por el rabillo del ojo ve una llama detrás de la puerta del salón de artes, confundido camina a la puerta tratando de volver a abrirla, en vano, se queda estático cuando ve que algo dentro se mueve, es una persona y las esperanzas crecen cuando ve el movimiento de cabello de una mujer.

Cartas de Ceniza. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora