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La cena había sido un martirio para aquel rubio, no podía creer que la hija de uno de sus amigos más cercanos fuera la causante de sus pensamientos y actos impuros, se sentía algo patético
—Estudia Diseñó de modas, vino a pasar un tiempo con nosotros en sus vacaciones pero ella planea mudarse a Milán—Nanami bajo su copa de vino y relamió sus labios, sintiendo el dulce sabor de este—
—Así que Italia?—Milla asintió con una leve sonrisa— Es un lugar muy hermoso y es donde más predomina la carrera que estás estudiando—
—Si, por eso decidí mudarme a ese lugar...siento que me podría ir bien—Tomó un poco de su té—
Kento aún no lo entendía, Milla tenía todo y hasta de sobra por eso no entendía la razón por la cual tendría que exponer su cuerpo de esa manera ante varios hombres...simplemente no lo entendía.
Todos disfrutaron de los platillos que fueron preparados por la señora Smith, Milla escuchó a hablar plácidamente a su padre con aquel rubio. Ella no iba a negarlo, desde que lo vio llegar a la casa en aquel auto deportivo llamó su atención por completo, se podría decir que era su prototipo de hombre.
—Fue un gusto tenerte de nuevo en casa—Hablaron la pareja Smith y se despidieron de Kento con un abrazo—
—Un gusto en conocerlo, Señor Nanami—Estrecharon sus manos—
Su apellido nunca se había escuchado tan hermoso hasta ahora, ella tenía cierto tono que hacía que cualquiera se estremeciera...era indescriptible. Milla se despidió de sus padres con un abrazo y se dirigió a su auto, ella tenía su departamento aparte pues le gustaba tener su privacidad para hacer lo que quisiera aparte de que sentía que ya estaba algo grande cómo para seguir viviendo bajo el mismo techo que sus padres.
Entró a su frío y solitario departamento, con pereza se quitó su saco y subió las escaleras para después irse a tirar a su cómoda cama pues era lo que más necesitaba en estos momentos, dormir.
[11:30 a.m]
Kento salió de su junta y regresó a su oficina para seguir planeando su nuevo proyecto que se avecinaba.
—El Señor Gojo vino a verle—Nanami soltó un pequeño suspiro y asintió—
Aquel chico de cabellos blancos entró a la oficina de su amigo y fue a sentarse enfrente de el, lo primero que hizo fue contarle sobre cómo se había follado a gemelas la noche anterior y lo bien que se había sentido.
—Espera, algo te sucede...suéltalo—Nanami dejó su pluma y alzo su mirada—
—Recuerdas cuando me enseñaste lo de WebCam—Gojo asintió—
—Claro! Hasta conociste a una tipa—cruzó sus piernas y le robó una de sus panes a Kento—
—Es la hija de Smith—El rubio escupió todo el pan y Nanami se limpió con disgusto, Gojo se soltó a reír con fuerza pues realmente su amigo tenía mala suerte—
—Smith? Cagaste—limpio sus lágrimas— Te daré un consejo, tú date—Nanami rodó sus ojos— Solo se vive una vez aparte Smith no se tiene que enterar...o si?—Gojo sonrió ladinamente— Si ella te da entrada, no veo el mal—
—Ella tiene 20 y yo 33–Gojo se alzo de hombros—
—Lo tengo! Puedes ser su Sugar Daddy—aplaudió— yo si fuera mujer, moriría por que tú fueras mi Sugar Daddy—
—Deja de decir tonterías y limpia tu desastre—regreso su mirada a los papeles— Y cierra bien la puerta cuando te vayas—
—Por primera vez escucha mis consejos y deja de ser una virgen—Cerró la puerta y enseguida Nanami dejo caer su cabeza hacia atrás, sus pensamientos lo estaban matando y Gojo no le había ayudado para nada—
Nanami se recargó de su mano y firmó su último papel, estaba harto de ser un esclavo de su trabajo, ni siquiera tenía tiempo para el mismo y eso lo estaba matando así que cómo recompensa decidió salir un poco más temprano para ir a una de sus cafeterías favoritas por aquel pastel que tanto le gustaba.
—Aquí tiene—El mesero le sonrió y se fue para seguir atendiendo—
Inició a comer lentamente pues quería disfrutar el sabor de este, con cuidado dejó la cuchara aún lado y llevó su vista a la entrada.
—Milla—Susurró y la vio entrando a la cafetería con una gran sonrisa, al parecer ella se llevaba muy bien con los empleados—
Ella volteo y enseguida Nanami desvió su mirada,deseando que ella no se haya dando cuenta que la llevaba mirando por ya un par de minutos.
—Oh, Señor Nanami—se acercó a él con una gran sonrisa—
—Milla—se levantó— Un gusto verte de nuevo—
—Lo mismo pienso, cómo ha estado?—Sin preguntarle ella se sentó enfrente de él y Nanami tragó en seco para después sentarse—
—Bien, no tiene mucho acabo de salir de trabajar y tú?—Ella sonrió—
—Bien, vine a dejar una pintura—el alzo una ceja— No te contó mi padre? Soy pintora y la dueña del lugar me pidió un cuadro de ella junto su prometido—Nanami asintió—
—Te llevas con la dueña?—ella asintió—
—Fuimos amigas desde secundaria—Nanami asintió—
—Ya veo...—Tomó un sorbo de su café— Debes see muy talentosa—
—Ah—sonrió tímidamente— No mucho, hago lo que puedo—Nanami sonrió y limpio la comisura de sus labios— Y usted? Tiene algún pasatiempo?—
—Me gusta leer y viajar, es lo que más disfruto hacer pero con tanto trabajo ya no se me permite disfrutarlo cómo antes—Milla asintió levemente—
—Debe ser molesto—Nanami asintió levemente— Bueno, fue un gusto platicar con usted—Milla se levantó— Espero que los vaya a visitar de nuevo a casa, su presencia me agrada—
Nanami asintió con una sonrisa y la observó acercarse a una mujer de cabello castaño, definitivamente ella era una caja de sorpresas para el.
