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Milla calmo su ansiedad tomando copa tras copa, solo quería olvidar que había visto de nuevo a aquel hombre que destruyó por completo su vida. La fiesta poco a poco inició a perder a sus invitados hasta que quedaron menos de la mitad y entró ellos estaba Nanami.
—Toji, creo que ya deberíamos irnos—Le susurro y su esposo asintió levemente, ambos se despidieron de los señores Smith y abandonaron la residencia—
—Kento estaba ahí, no es así?—Se detuvo antes de llegar al auto y miró fijamente a Milla, ella le devolví el gesto y se alzó de hombros—
—No lo se—Toji soltó una carcajada—
—Los vi en la cocina, deja de ser una maldita mentirosa—Tiro con fuerza del cabello de ella—
—Toji, mis padres nos pueden ver—intento zafarse de su agarre— Estamos enfrente de la casa—El hombre la soltó con brusquedad y le tiro una fuerte cachetada, Milla solo escondió su rostro con su cabello y intentó no perder el balance—
—Súbete al jodido auto—Milla quería defenderse pero cada vez que lo hacia el maldito de Toji la amenazaba diciendo que sacara toda la verdad a la luz y que acabaría con toda su maldita carrera—
Nanami observó la escena y hizo de todo para contenerse, sabía que si hacía algo al respecto no sería bueno para nadie. El rubio enseguida se adentró a su auto y recargó su cabeza en el volante, Kento deseaba con todas sus fuerzas tener el lugar de Toji, ser la persona con la que Milla compartiera cama, ser la persona que la acompañara a los eventos familiares, ser la persona que la acompañará en todos sus logros pero sabía que eso estaba demasiado lejano.
El sabía que todo esto había sido su culpa pero nunca espero que Milla acabara casa con un hombre cómo Toji...nunca olvidara el día que se enteró que ella se había casado con Fushiguro.
Aquel día fue uno de los peores, se enteró gracias a que un día el señor Smith fue a verlo para supuestamente arreglar las cosas y volver a ser cómo antes.
—Ya no hay nada de lo cual me pueda preocupar, Milla está casada con uno de los mejores hombres que he conocido...Toji, un ángel caído del cielo—
Ese día algo cambio en Nanami y no volvió a ser el mismo hombre de hace unos años atrás.
Milla terminó sus nuevos diseños de la temporada de invierno y enseguida corrió a cambiarse sus prendas, había comprado unos boletos para una exposición que habría en la ciudad que por nada se perdería.
