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Los tres ya tenían aproximadamente una semana viviendo en Milán, había sido agotadora gracias a que se mudaron a una nueva casa y tenían que empacar y desempacar de nuevo.
Megumi bajo corriendo las escaleras y con rapidez se comió del desayuno que Milla le había preparado para de ahí despedirse de ambos, su alarma había sonado tarde así que iba retrasado.
—Siempre es lo mismo—Milla se sentó a un lado de Kento y ambos iniciaron a disfrutar de un delicioso desayuno— El será mi muerte—
Nanami amaba el lado materno de Milla y no iba a negarlo, moría por tener un hijo con ella y hacer una familia más grande. La fémina dejó caer su cabeza en el cuello de él y miró su nueva sortija, Nanami le había propuesto matrimonio hace unos días atrás con la ayuda de Megumi.
—Tengo que ir a trabajar—Milla jadeó y Nanami le dio un beso—
—Vamos, yo te llevaré—Milla sonrió y agarró su bolso—
Nanami subió al auto junto Milla y lo puso en marcha, el estaba enamorado de la ciudad pues le parecía espectacularmente bella y ni hablar de lo cálida que era la gente con ellos.
Ambos entraron al gran edificio y enseguida una muchacha de aproximadamente veintitrés años se acercó a ellos con una gran sonrisa.
—Bienvenida, señorita Smith. Su café ya fue enviado a su oficina y tiene esperando a alguien en la línea 4–Nanami admiro el lugar y camino alado de su prometida— Que tenga un buen día—
—Igualmente—Le mostró su sonrisa y se adentraron al elevador—
—Realmente eres asombrosa—Inició a llenarla de besos por todo el rostro, Milla rodeó la cintura de Nanami con sus brazos y le dio un par de besos en la comisura de sus labios—
Milla le enseñó su oficina y Nanami admiró todos los diseños que ella tenía pegados en la pared, definitivamente era la mujer más talentosa y hermosa que había conocido en su vida.
El se acercó a ella y la jaló de la muñeca, con cuidado pegó la cabeza de Milla en su pecho y inició a acariciar el ondulado cabello de la fémina con cierto cuidado.
—Estoy muy orgulloso de ti, lograste demasiado y me lamento no haber estado contigo—Ella cerró sus ojos y descanso sobre el, era maravilloso el tacto de Kento, cómo si una inmensa paz llenara su cuerpo—
—Estás conmigo ahora y eso es lo que importa—Se separó de él y fue a sentarse a su escritorio, Nanami se sentó en el sofá y inició a contestar algunos mensajes hasta que la puerta fue abierta con intensidad—
