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Había sido la mejor semana de la vida de Milla, Megumi acepto que ella estuviera con Nanami, su colección fue un éxito y todos los días logró verse con el rubio, teniendo infinitas citas.
Megumi sonrió al ver a la fémina y la observó cocinar, ambos platicaban sobre cómo extrañaban Milán y lo mucho que ya deseaban regresar.
—Listo, pásame tu plato—Megumi asintió y le agradeció— Listo—
Los dos decidieron tomar el desayuno en el patio, disfrutando del amanecer y del cálido clima. Milla miró su teléfono y vio que tenía un mensaje de Toji, el acaba de llegar al aeropuerto y ya venía en camino.
—Se pudo haber quedado en China—Megumi habló con disgusto y siguió comiendo—
—Que te parece si hoy vamos al teatro? Vi que salió una obra muy buena—Megumi asintió y ella le regaló una pequeña sonrisa—
Ambos sintieron un escalofrío al escuchar la puerta principal abrirse y los pasos de aquel hombre, Milla apretó la mano de Megumi para calmar la ansiedad del chico ya que sabía que siempre que Toji venía, el se ponía mal.
—No me darán la bienvenida?—Milla asintió con una sonrisa y se acercó a darle un abrazo— Megumi, puedes dejarme a Milla y a mi solos—El le dio una última mirada a la mujer y ella le regaló una sonrisa cálida, indicándole que todo estaría bien— No hay noticias?—
—No, no he tenido algún síntoma—Toji tiro una pequeña caja de pastillas en la mesa y ella enseguida las agarró— yo...—tartamudeo—
—Pensaste que podrías engañarme,cariño—La mandíbula de Milla se tengo y se dio cuenta de que no tenía escapatoria—
Toji lanzó su teléfono en la mesa y ella vio todo, el tenía cámaras en cada rincón de su hogar...había sido una total idiota, no pensó en sus consecuencias.
—Lo que más me sorprende es que mi hijo que haya traicionado—Milla junto sus palmas e inició a suplicar para que no le hiciera nada a Megumi, que el no había tenido la culpa de sus mentiras— Milla, realmente tu tiempo se está agotando—La apretó del cuello con fuerza y ella hizo de todo para quitarlo pero fue en vano— Solo tengo a una maldita adúltera cómo esposa—
Megumi sostuvo su teléfono con sus manos temblorosas y logró que Nanami le contestara, sin dudarlo clamó por ayuda y le contó lo que estaba sucediendo.
