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El ya se había levantado hace un par de minutos atrás pero el seguía acostado en aquella cama junto el desnudó cuerpo de Milla, con cuidado acarició la mejilla de ella y le dio un pequeño beso en su frente para de ahí salir de la cama.
Nanami entró a la cocina y sacó lo necesario para preparar el desayuno, era la primera vez que iba a cocinarle algo a ella así que intentó lucirse.
Por otra parte Milla seguí acostada, mirando la ventana y cómo las gotas de lluvia caían con lentitud,lentamente bajo su mirada y observó sus cicatrices sobre su brazo para de ahí tocarlas con delicadeza.
—Lo siento—susurro para ella misma y con cuidado se levantó—
Ella tenía algunas prendas en la casa de Nanami así que no tenía que preocuparse por ello,Milla bajo las escaleras y se acercó a la cocina para observar detenidamente al rubio.
—Te levante?—Negó con una pequeña sonrisa y se acercó para poder abrazarle—
Nanami preparó pan francés y hizo café para ambos, Milla lo ayudó a llevar los platos y de ahí fueron a sentarse a comer. Nanami le miró disimuladamente y sintió un gran alivio al ver cómo disfrutaba la comida que el había preparado, con cuidado acarició la cabeza de ella y le regaló una pequeña sonrisa.
—Te ayudó—Terminaron de comer y ambos fueron a lavar los platos que habían ensuciado. Kento decidió tomarse un día libre para descansar con Milla, sentía que lo merecía así que no sintió ningún remordimiento por ello.—
Ambos se dirigieron al mueble y se recostaron en este, ella descansando en el pecho de Nanami mientras que el abrazaba el cuerpo de ella con sus grandes brazos.
—No, no me gustan las mariposas...las detesto—Hablo con disgusto— Solo no me gustan—
—Es raro, a la mayoría de gente le gustan—subió su mano a la mejilla de ella y inició a acariciarla—
—Ya se—se acercó aún más y escondió su rostro en el cuello de el, sintiendo su aroma a lavanda— Me gusta tu perfume...me gusta mucho—
—En serio? Lo usaré más seguido—Bromeó y ella esbozó una tierna sonrisa—
Ambos se separaron del otro y miraron sus rostros, ella se acercó a los labios de Nanami y inició a besarlos con delicadeza mientras que el acariciaba su espalda por encima de la tela de su camisa.
El rubio lentamente bajo sus besos al cuello de ella y beso con delicadeza las marcas que había dejado la noche anterior, el inició a quitarle la camisa a Milla y después le bajo aquel short.
—Déjame cuidarte—metió su mano en las bragas de ella y inició a acariciarla con delicadeza—
El estaba siendo cariñoso con ella y romántico, algo que a Milla le gustó así que de cierta manera se excitó más de lo normal. Kento abrió levemente los pliegues de la chica y metió uno de sus dedos, explorando su interior y acariciando su punto débil.
—Nanami...—gimoteó—
—Di mi nombre, por favor—la miró directamente a los ojos—
—Kento~—Los ojos de él brillaron y inició a mover aún más sus dedos dentro de ella—
Milla apretó su ojos y lentamente soltó el brazo de él, indicando que ya había llegado a su orgasmo. Nanami acarició el rostro de ella y lentamente metió sus dedos en la boca de ella, Milla los succionó con delicadeza y limpio el resto de sus fluidos que habían quedado sobre este.
El rubio se posicionó arriba de ella, abrió levemente las piernas de Milla y entró con cuidado en ella.
—Kento—llevó sus manos al rostro de él y con su dedo pulgar repaso los labios de él— Kento—
Nanami cerró sus ojos y inició a moverse con delicadeza, de atrás hacia adelante y de maneras circulares mientras que sus manos se aferraban a ambos senos de Milla.
—Yo te quiero—Soltó aquellas palabras al llegar al orgasmo—
Milla desvió su mirada rápidamente y sintió cómo su corazón perdía su ritmo original, Nanami sintió un leve dolor en su pecho al ver que ella ya no miraba sus ojos y al ver que ella no contestaba nada así que no dudó en disculparse por arruinar el momento.
—Yo también te quiero—Le susurro— Te quiero demasiado, Kento—El la jalo de la muñeca y con fuerza la abrazo, Nanami sintió una felicidad que nunca había experimentado con anterioridad—
Milla sonrió y rodeó sus brazos por la desnuda cintura de él, ella se sintió cómo en casa, sintió que había encontrado la pieza faltante de su rompecabezas y estaba agradecida con el destino por haberle cruzado a un hombre tan maravilloso cómo el.
—Te quiero, Milla—se separó de ella y apretó suavemente las mejillas de ella para de ahí darle un beso—
—Es oficial?—el asintió levemente— yei~—Nanami soltó una pequeña risa —
Los dos pasaron el resto del día en aquel sofá, unidos al otro, brindándose calor y amor.
