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Eren y Mikasa saldrían de viaje por un día pues querían descansar sus cuerpos ya que cuidar a un bebé no era nada fácil así que por eso en estos momentos Milla se encontraba con aquel bebé en brazos pues se había ofrecido a cuidarlo por todo un día completo.
—Tienes unas mejillas muy gordas, Noah—Lo acomodo en su pecho y se colocó el fular.— Me veo sexy—Se miró en el espejo con el bebé y inició a posar levemente, lucia totalmente muy guapa— Vamos, hoy tendremos un día muy largo—
Hoy no había planeado ir a ver a Kento ya que sabe que el tenía demasiado trabajo y no quería molestarlo aparte de que tenía un bebé en brazos.
—Primero me acompañarás a comprar pintura y de ahí podríamos ir a desayunar, no debes de tardar en tener hambre—Acomodo su bolso y entró a aquella gran tienda, que se consideraba cómo un paraíso para los artistas— Sabes, pintar es una de las cosas que más disfruto hacer...es demasiado relajante—Colocó sus cosas en el carrito y siguió pasando por los pasillos hasta que vio a un chico de cabellos rosas— Yuji?—
Sonrió y se acercó con una gran emoción, palmeó la espalda de él y le dio un pequeño abrazo.
—Yuji, me alegra encontrarte aquí—Aquel hombre volteo y ella se quedó inmóvil— Te tatuaste la cara? Cómo pudiste?—lo apretó de las mejillas— Tsk, mocoso—
—No soy Yuji—acomodo su sudadera— Sakuna, hermano gemelo de Itadori—
—Oh! Lo siento, mi nombre es Milla—Mostró su gran sonrisa y ambos estrecharon sus manos— Debí de molestarte, me iré—
—No, algo que disfruto hacer es conocer a los amigos de mi hermano así que por qué no vamos a tomar algo? Hay una cafetería cerca a la cual me gustaría ir—Para la mala suerte de Milla, le costaba decir que No a las personas así que terminó accediendo ante la petición de aquel desconocido— Iré a pagar, te espero afuera— metió sus manos en su bolsillo y la dejó sola—
—uhm? Ni siquiera te miró—Noah la miró con sus grandes ojos verdes y metió su dedo pulgar en su boca—
Nanami cerró la carpeta y se colocó un pañuelo sobre su frente, estaba agotado de tanto trabajo y su cuerpo ya lo estaba resintiendo. Kento agarro su teléfono y varios mensajes iniciaron a llegarle.
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