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Kento entró al departamento y sintió un dolor al saber que ella no confiaba lo suficiente para contarle lo que sucedía pero también sintió enojo pues ella nunca hablaba sobre sus emociones, solo se preocupaba por los demás y no de ella misma.
—Por que no me dices que lo que te pasa?—Ella volteo a verlo— Te vi, Milla. No estaba llorando por un libro, estuviste con aquel tipo—
—Me seguiste?!—Alzo el tono de su voz—
—Si, pero—Ella se alejó de Nanami—
—Por que rayos me seguiste!? No entiendes lo que es privacidad?! No conoces la definición de esa palabra?! No puedes dejarme sola por un solo momento—El se asusto ante la reacciono de ella pues no pensó que fuera a ponerse así— Mierda, Kento!—
—Que te sucede?! Solo me preocupe por ti—Quizo acercarse pero ella se alejó—
—Pues no lo hagas!—grito desesperada—
—Milla, te estás escuchando?! Dime que te pasa? Solo quiero saberlo,si? Cuéntame que sucede contigo—Nanami volvió a acercarse pero ella esta vez lo empujó con fuerza—
—Que quieres escuchar?! Que fui abusada sexualmente?! Eso querías escuchar?—Grito con lágrimas en los ojos— Solo aléjate de mi—agarro las llaves de su auto y abandonó su departamento—
Nanami sintió cómo todo se venía abajo y se quedó parado en aquella habitación hasta que reaccionó, el rubio salió corriendo y fue hasta el estacionamiento para solo ver cómo ella se alejaba en su auto.
—Joder—Nanami entró a su auto rápidamente y manejo a toda velocidad para poder alcanzarla—
Milla pasó su mano por su mejilla y pisó el acelerador, se sentía asqueada de ella misma.
Fue a sus 17 años de edad, ese día ella salió tarde de su escuela por que tuvo que quedarse para un proyecto, ese día sus padres no pudieron ir por ella así que se fue caminando, ese día decidió ayudar a aquel señor que estaba herido del brazo, ese día el la atacó y la llevó hasta un callejón, ese día el abuso de ella por horas, ese día encontraron su débil cuerpo a la mitad de la carretera, ese día ella perdió toda su inocencia.
Milla llegó a una gasolinera a las afuera de la ciudad y bajo de su auto para comprar una botella de agua junto con unas pastillas para el dolor de cabeza. Ella entró a su auto y de nuevo puso su auto en marcha para dirigirse a la playa, Milla bajo de su auto y inició a hacerse de la idea de que lo más seguro es que Nanami se alejara de ella después de saber la verdad.
La fémina se quitó sus zapatos y sintió la fría arena en la planta de sus pies, sonrió débilmente y dejó sus cosas en el suelo para de ahí acercarse aún más hasta donde sus pies tocaran el agua.
Nanami manejo lo más rápido posible hasta que logró encontrar el auto de ella, rápidamente estacionó su auto y bajo corriendo de este para de ahí ver a lo lejos la figura de ella.
—Milla!—Bajo corriendo y ella volteo a verle.—
Nanami corrió hacia ella y sin dudarlo la abrazo con todas sus fuerza, las lágrimas iniciaron a salir de sus ojos al igual que ella.
—No me dejes, por favor—la sostuvo de la cabeza— Eres todo lo que tengo y no puedo dejarte ir, simplemente no puedo—
—Nanami...—susurro—
—No me importa, yo no te dejare—sonrió y beso la frente de ella— a nunca lo haría, nunca. Compraremos una casa en Malasia y nos iremos a vivir juntos—Ella soltó una pequeña risa y acarició la mejilla del hombre— Te amo, Milla...Yo te amo cómo no tienes una idea—
—También te amo—El pego su frente con la de ella y sintió una gran paz en su interior—
Milla sonrió y pateó el agua, logrando mojar al rubio.
—Hey!—Milla salió corriendo y el fue detrás de ella—
Nanami la jalo de la cintura y de la cargo para darle vueltas en el aire, Milla rodeó sus piernas por la cintura de el y inició a llenarlo de besos por todo su rostro hasta cansarse.
—Lamentó haberte gritado—El negó y con cuidado se sentó en la arena, sin soltar el cuerpo de ella— Pensé que me dejarías—
—Fue muy tonto de tu parte pensar eso—La recargó sobre su pecho y inició a jugar con el cabello de ella— Muy tonto para ser sinceros.—
—Gracias por ser mi hogar—El sonrió ampliamente y beso la cabeza de ella— Gracias—
El la hacía sentir como si estuviera segura, cómo si tan solo fueran ellos dos en todo el mundo entero y se sentían tan bien.
—Nanami, que haremos con mis padres? Ellos no creo que lo tomen bien—El suspiro pesadamente, era cierto, lo más seguro es que no lo aceptaran—
—No pensemos en eso ahora, solo...olvida eso por un rato,si?—
Fue el mejor anochecer que ambos habían tenido, admirando las estrellas y escuchando las olas del mar, Nanami se había prometido que haría todo con tal de verla feliz.
