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En el capítulo anterior:

- Realmente no lo sé. No creo que mis padres me den más opciones que hacer lo que ellos quieran, así que tampoco lo he pensado - podía denotar un poco de decepción.

Ahora:

  Me di la vuelta setándome sobre sus piernas de lado para poder pasar mis manos por sus hombros y atraerlo hacia mí para darle un abrazo. Él, con sus manos en mi cintura, escondió su rostro en mi cuello, dando un suspiro aliviado. Parecía necesitar ese abrazo. Pronto noté unos cuantos sollozos, a la par que empezaba a notar mi cuello húmedo. Empecé a acariciar su cabello y a dejar pequeños besos en su cabeza, a la vez que intentaba soltarle algunas palabras de ánimo.

- Reggie - solté su nombre en un suspiro al ver que ninguna de mis palabras conseguía animarlo.

  Levantó la cabeza con un puchero, ya que intentaba mirarme sin soltar ningún sollozo. Lloraba y se le vía destrozado.

- Reggie - repetí triste al verlo así. Cogí sus mejillas con mi manos y dejé un casto beso sobre sus labios mientras intentaba limpiar algunas de sus lágrimas con mis pulgares. Luego dejé un pequeño beso sobre su nariz, que le sacó una pequeña sonrisa, y lo volví a abrazar, dejando que se desahogase sobre mi hombro mientras que seguía acariciando con suavidad su pelo.

  Poco a poco se fue calmando y apoyo su barbilla en mi hombro mirando el Lago Negro.

- Puede que esto suene precipitado y no quiero asustarte, pero quiero pedirte una cosa - se separó de mi hombro para mirarme. Ladeé la cabeza confundida.

La gemela de Lily Evans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora