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En el capítulo anterior:

- En ese caso... - me hice la triste caminando hacia la puerta la abrí y salí. Ya fuera lo miré y le grité - ¡Que te jodan, Black! - le saqué el dedo del medio mientars lo miraba, caminando de espaldas y después me dí la vuelta y seguí mi camino.

Ahora:

  O al menos lo intenté. En cuanto me di la vuelta choqué contra alguien, que pareció no inmutarse mientras yo por poco y estaba en el suelo.

- ¿Debería ofenderme? - en cuanto conseguí estabilizarme subí mi mirada hacia la de Regulus, que me miraba con una ceja enmarcada.

- Oh, no. Era para el estúpido de tu hermano - le contesté haciendo un gesto con la mano para restarle importancia.

   Luego seguí mi camino. No iba a hablarle más. Seguía enfadada con él. Me había dolido mucho que se alejara de mi de esa forma. Escuché su suspiro y sentí sus pasos detrás mía.

- Deja de seguirme - le ordené rodando los ojos sin girarme.

- ¿Estás enfadada? - preguntó con voz suave.

- No - puse mi voz mas fría.

- Eso un si, vale - pareció hablar consigo mismo después de un suspiro.

  Ahogue un grito de sorpresa cuando me cogió del brazo y me metió en un aula vacía. ¿Cuántas aulas vacías hay en Hogwarts?

- Por favor, escúchame. Lo siento, ¿sí? - rogó y tomó una de mis manos. La aparté con frialdad y pude ver el dolor que cruzó de nuevo sus ojos. Esta vez sostuve su mirada - tiene una explicación.

- ¿Ah, si? ¿Y cuál es?

  Él hizo un gesto con la varita que entendí que era para que nadie nos escuchara y cerró la puerta con otro hechizo.

- Sabes que mi familia tiene unos ideales de la sangre bastante... fuertes - asentí alzando una ceja - tú eres sang... hija de muggles. A mis padres no les gustará que me acerque a ti - su voz sonaba ligermanete rota y cuando me abrazó no pude evitar rodear su cintura con mis brazos y apoyar mi cabeza en su pecho.

- ¿Sería peligroso para ti? - le pregunté separando mi cabeza de su cuerpo para mirarlo a los ojos.

- Para ambos - asintió.

Solté un suspiro y volví a acurrucarme en él.

- ¿Eso quiere decir que te tienes que alejar de mi, verdad? - pregunté con voz baja.

- ¡¿Qué?! ¡No! - negó con vehemencia y no pude evitar sonreír - solo... es mejor que seamos un poco... fríos, supongo, estando en público - susurró pasando su brazo de mis hombros a mi cintura, buscando acercarme más a su cuerpo. Lo sentí respirar sobre mi cabello, suspirar y dejar un beso sobre mi coronilla, para después apoyar su cabeza sobre la mía.

- ¿No podré abrazarte como ahora? - le pregunté y la verdad la pregunta salió sin pensarlo de mis labios. Me sonrojé mientras lo sentía sonreír.

- No en público. Creeme, yo también quiero poder abrazarte así todo el tiempo - me sonrojé con más intensidad, más cuando apoyó su rostro en mi cuello con otro suspiro ahora más largo. Me estremecí al sentir su respiración sobre mi cuello. Se me pusieron los pelos de punte y, sin poder evitarlo, cerré los ojos.

La gemela de Lily Evans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora