Capítulo 1

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—¡Felicity! ¡No te lo vas a creer! —suelto un gritito histérico al teléfono mientras ando de un lado al otro con nerviosismo.

Estoy tan contenta que me apetece hacer un baile ridículo y todo, pero me contengo. Estoy en la sala de descanso de la oficina y hay varias mesas ocupadas. Después de la fiesta de Navidad del año pasado, en la que acabé cantando Dancing Queen de Abba subida en mi escritorio con un bolígrafo en forma de pene (regalo de Felicity, por supuesto) a modo de micrófono, mi cordura en esta empresa está en entredicho. Me pasé con el ponche, acabé muy borracha y alguien me retó a hacerlo. Días después, Olivia de Personal, me preguntó si quería hablar con ella de mi pequeño problemita con el alcohol.

—¿Qué ha ocurrido? —pregunta Felicity con expectación.

—Kate acaba de invitarme a cenar a su casa esta noche. Me ha dicho que quiere explicarme algo importante. — Vuelvo a soltar otro gritito. El corazón se me infla como un globo y el estómago me burbujea lleno de felicidad como si acabara de tomarme una botella entera de champagne. —Tengo un pálpito, nena. Después de dos años, cinco meses y siete días, Kate por fin lo va a hacer, va a confesarme su amor.

—Eso es genial, Kara, pero... —Noto la duda a través del hilo telefónico—. No te hagas demasiadas ilusiones, ¿vale?

—¿Por qué? —Alzo una ceja.

—Porque te conozco. Sé que tiendes a idealizarlo todo cuando se trata de Kate. Seguro que ya has mirado vestidos de novia y elegido la fecha ideal para la ceremonia.

Mierda. ¿Tan predecible soy? Porque sí, lo he hecho, he aprovechado la hora del almuerzo para echar un vistazo desde el móvil al catálogo de Pronovias.

—Solo te digo que te esperes hasta esta noche, a ver lo que te dice.

Pongo los ojos en blanco, aunque tiene razón. Kate saca a relucir mi lado más visceral y soñador.

A estas alturas te estarás preguntando: «¿Quién es Kate?». Perdona, sé que debería haberte puesto en antecedentes antes, que nos acabamos de conocer y que soy para ti una auténtica desconocida. Tampoco es que vaya a atiborrarte de información nada más empezar, no quiero que te asustes y que salgas corriendo (aunque tiendo a la incontinencia verbal, aviso), pero sí que voy a hablarte de Kate, porque en mi lista de prioridades, ella está en lo más alto. Kate y yo nos conocimos el día que empecé a trabajar en Catco Worldwide Media, una agencia de publicidad en Nacional City. Yo era becaria y ella directora de cuentas. Se encargó de formarme durante los primeros días, antes de que pasara a formar parte del equipo creativo. Congeniamos enseguida y, cuando su novia le dejó, hará ya año y medio, yo estuve a su lado en todo momento y nos hicimos grandes amigas.

¡Hasta nos fuimos a esquiar juntas con sus amigos! Desde entonces somos íntimas y quedamos de vez en cuando. Aunque nunca haya pasado nada entre nosotras, hay química. Esas cosas se notan, ¿no? Me gusta estar con ella y sé que a ella le gusta estar conmigo. Siempre he pensado que no había querido ir más allá en nuestra relación porque trabajamos juntas, pero algo me dice que esta noche, por fin, va a dar el gran paso.

Felicity y yo seguimos cotilleando un rato, hasta que su secretaria entra en el despacho y la interrumpe. Felicity es Home Stager, se dedica a poner bonitas las casas que otros quieren alquilar o vender.

—Tengo que dejarte, nena, acaba de llegar un cliente. ¿Quedamos mañana en el Starbucks del centro y me lo cuentas todo con pelos y señales?

—¡Por supuesto! Y acuérdate de mandarme tus buenas vibraciones esta noche.

—Eso dalo por hecho.

Le digo adiós, cuelgo, me muerdo el labio y suelto un suspiro soñador.

Posdata: Te OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora