Capítulo 2

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Me miro en el espejo una última vez antes de salir de casa. Dentro de lo que cabe no estoy nada mal. Hoy me he puesto un vestido azul marino con cuello de Peter Pan y unos stilettos de color negro.

Estoy... adorable. Linda si me apuras.

Tras haberme dado el visto bueno, cojo el bolso, la chaqueta y salgo de mi pequeño apartamento del Raval. Es un piso antiguo y no es muy grande, solo tiene dos habitaciones, y una es tan pequeña que toco las paredes de lado a lado cuando extiendo los brazos, pero a mí me encanta. No puedo aspirar a mucho más teniendo en cuenta los precios abusivos del alquiler en la ciudad y lo que me pagan.

Suficiente hago para llegar a fin de mes.

Mis padres a veces me dan algo de dinero, aunque ellos tampoco es que tengan una situación muy boyante. Somos una familia de clase trabajadora de un pequeño pueblo en las afueras de Metrópolis, es lo que hay.

♥ ♥ ♥

Llego a casa de Kate media hora más tarde. He venido en taxi para ahorrarme los trasbordos del metro. Pago al taxista y me bajo del vehículo sintiendo como las piernas se convierten en gelatina a causa de los nervios.

¡Ay, Dios! ¡Estoy a punto de ver a Kate!

Kate, la mujer de mi vida, con la que quiero casarme, tener cinco hijos y vivir en una casa grande con jardín y valla blanca.

En este momento recuerdo la conversación de esta mañana con Lena.

¡Grandísima idiota!

Meneo la cabeza y me obligo a eliminarla de mi mente, tengo que centrar todos mis pensamientos en Kate y en lo que está a punto de suceder. Subo las escaleras que me separan de portal y llamo al interfono. Kate abre la puerta y me apresuro a coger el ascensor. Cuando aprieto al timbre de su piso, el corazón me bombea tan fuerte que parece que quiera romper mis costillas para salirse rodando de mi pecho. Estoy a un paso de que me dé un infarto y que tengan que venir los paramédicos a reanimarme con un desfibrilador.

Kate no se hace esperar. Abre la puerta y me mira con una de sus sonrisas arrebatadoras.

Jesús, María y José, ¡está increíble esta noche!

Lleva un atuendo informal muy diferente al traje que suele llevar al trabajo: vaqueros algo desgastados, un jersey a rayas remangado hasta los codos y las zapatillas de andar por casa. El cabello, de un castaño oscuro, sigue perfectamente peinado a un lado, sin un pelo fuera de su sitio. Kate es atractiva, hay algo magnético en ella que te hace seguirla con la mirada.

Kate es de esas mujeres que al principio pueden parecerte del montón, pero del que es imposible no enamorarse cuando le conoces de verdad; no como Lena que destaca rápidamente, con sus ojos verdes y su...

Por cierto, ¿qué hago yo comparando a Kate con Lena? Mamá tiene razón al decir que soy de mente dispersa.

—No te quedes ahí parada, pasa, anda. —Kate se aparta de la puerta y entro. No es la primera vez que estoy en su casa, pero, aun así, me sigue sorprendiendo lo bonita que es. Es un loft decorado con tonos beige, diáfano, con cocina, salón y comedor en un mismo espacio. Los muebles son de madera oscura y las paredes están llenas de fotos hechas por él. La fotografía es su gran pasión. —Estás muy guapa. —dice, dirigiéndome hacia la zona de la cocina.

—Tú tampoco estás nada mal —le devuelvo el cumplido, coqueta. Desde aquí puedo ver la mesa. Me decepciona que no esté servida. Ni mantel, ni flores, ni velas. Aunque el hilo musical me encanta. Frank Sinatra nos deleita con su Fly me to de moon . Aún tengo esperanzas de que las cosas vayan como he previsto en mi cabeza.

Posdata: Te OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora