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Me siento sola, vacía, sin ánimos de nada.

Mi cabeza empieza a doler, me levanto de la cama, voy al baño para cepillarme los dientes y al hacerlo salgo a hacerme un café para pasar el dolor de cabeza.

Termino de poner el agua a hervir, me siento en la sala y de repente escucho mi celular sonando desde mi habitación.

Salgo corriendo, agarro el celular y no reviso quién es, solo contesto.

—¿Allek? —pregunté con el corazón casi en la boca.

—Cual Allek ni qué nada, ¿como estás? —no sé si reír o llorar cuando escuche la voz de mi madre y no la de él.

Lloremos.

—Bien, ma. ¿Y tú? —contesté mientras la mano con la que cargaba mi celular empezó a temblar de los nervios.

—Me alegro, hija. Estoy bien, quería decirte que me iré a visitar a tu tía Lisa, volveré... En dos semanas, mínimo — siento como si tuviera un nudo en medio de la garganta, mis ojos se empiezan a humedecer y me siento más sola. Cuando vivía con mi madre siempre me llevaba a todos lados.

El día no puede ir peor, Allek no da señales de vida, mi madre se va por unas semanas, no tengo amigos para "hacer planes" y nunca había deseado tener tantos amigos como en este momento.

—¿Cariño? ¿Estas ahí? — La voz de mi madre hace que vuelva a la realidad.

—S-sí má, mándale saludos a mis tios y a Nataly —el nudo en mi garganta empieza a crecer más, no espero respuesta de mi madre y solo cuelgo la llamada.

Le escribí a Sam contándole todo lo que sentía, y así fue como minutos después la tenía aquí, a mi lado abrazándome mientras lloraba a moco suelto, literalmente.

—Yaaa, no llores que despues voy a llorar yo —me dice la pelinegra.

—Perdón, es que me siento muy sola.

—Ya sé que podemos hacer: saldremos hoy — ella se levanta de mi lado.

Yo fruncí mi ceño. —¿A donde?

Ella agarra su celular y me enseña una foto de la feria. —Nos divertiremos hoy, y olvidaremos nuestros problemas, ¿vale?

Yo asiento y me levanto, no tenia ganas de salir hoy pero la cara de Sam entusiasmada me convenció.

—Bueno, iré a vestirme —me encogí de hombros y fuí a mi habitación.

Busqué unos vaqueros negros rotos, un top (no tan corto, llegaba practicamente por mi ombligo), unas vans y listo.

Llegué a la cocina donde estaba Sam quien me esperaba con una sonrisa plasmada en su cara.

—Antes de que busques tu targeta de crédito, yo invito — me dice ella.

—¿Estas loca o qué? No te preocupes que yo puedo pagarlo.

—Sé que puedes, pero esta vez invito yo.

—Vale, pero para la próxima lo haré yo —dije. Ella alzó sus brazos y sonrió.

—Claro, ya salgamos de aquí — dice ella, yo la sigo y cierro la puerta detrás de mí, vamos hasta su auto y ella se sube en al asiento del piloto, a lo que yo lo hago en el de copiloto.

—Estaremos allí dentro de veinte minutos —Dice Sam mirando la guía que hará que lleguemos a la feria.

—Pero... Allí dice que tardaríamos unos treinta a una hora —le dije yo, señalando su teléfono.

Todo Por Ella. [Parte 1 y 2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora