Todo Por Ella. [Parte 1 y 2].

03. [√].

—¡¡JEEEEEEENNYYYYYYY!!

Los gritos de mi madre hacen que de un salto en mi cama, me levanto rápidamente y salgo corriendo de la habitación.

La encuentro sentada en una de las silla de la barra, tranquila. Yo frunzo mi ceño y bajo del ultimo escalón.

—¿Qué pasa?

—Háblame de él.

—¿Qué?

—Háblame de Allek. Cómo lo conociste.

_¿Me has despertado solo para eso? ¡Tengo mucho sueño! — miro la ventana y cierro los ojos cuando el sol me alumbra—¡Es muy temprano!

—Sí te he despertado solo para eso. Y... Son las tres de la tarde.

Me calló.

—¿Qué quieres saber?

Ella pone la taza de té en la barra.

—Cómo se conocieron.

—Mamá, ¿Es eso necesario?- ella me lanza una mala mirada - Después te cuento.

—Ajá, el chico es lindo, me cae bien.

—Qué bueno- ruedo mis ojos.

Ella se levanta y se va a su habitación, yo me cepillo y luego me hago algo de comer, se hacen las cinco de la tarde y mi dia se resumió en solo ver películas.

Revisó mi teléfono, Allek no me ha escrito desde ayer, me voy a nuestros mensajes para escribirle, pero mi corazón casi se sale cuando veo que dice «escribiendo».

Me salgo del chat a esperar que llegue el mensaje, unos minutos después llega.

«Hola»

¿enserio? ¿«Hola»?

¿que quieres que te diga? Por si no sabias así se empieza una conversación.

Ya que ahora mismo no estoy haciendo nada, quiero contarle a mi mamá algo que quiero hacer hace meses (y probablemente piense que estoy loca).

¿Como le digo a mi mamá que ya quiero vivir sola, en un departamento? Es decir, tengo casi dieciocho años, en un momento a otro tengo que dejar de ser una carga para ella. Tengo los ahorros suficientes como para comprarme uno.

Sin pensarlo voy al cuarto de mamá, encontrándola en su teléfono, ella me mira extrañada, ya que nunca he sido de entrar a su habitación.

—Mamá, Quiero hablar sobre algo contigo.
******

Luego de una larga charla con mi madre sobre el porqué quería mudarme, ella me ha dado el permiso. Estuvo de acuerdo con que ya era mayor de edad y tenía que aprender a vivir sola, mentiría si digo que en varias ocasiones no le salieron unas cuantas lágrimas.

Y aquí estaba, al otro día por la mañana revisando departamentos con mi madre.

—Y... Bueno, siento que éste departamento seria perfecto para usted. Ya que es muy grande y para cuando llegue visita siempre tenerla muy bien atendida —dice la chica que está a cargo de vender el departamento.

—Me gusta - dije.

—¿Lo quieres? - me pregunta la chica.

Yo asiento. Sí, sería el lugar adecuado.

Las dos mujeres a mi lado aplauden, la chica me da las llaves.

—Yo llenaré el papeleo por usted - le agradezco, y ella se va.

—Buena elección- me dice mi mamá, yo asiento y vuelvo a entrar a mi nuevo hogar.

Tiempo después.