Capítulo 22

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La alarma sonó y Louis se despertó malhumorado. Había pasado todo el día del domingo encerrado en su cuarto, pensando. Ahora era lunes y, por más que le hubiera encantado quedarse encerrado, debía salir e ir a la escuela.

Se levantó de un salto y, al ver que contaba con tiempo suficiente, se metió a bañar. Al rato, un exquisito aroma a colonia había inundado el baño y parte del pasillo.

—Buen día amor —saludó su madre al verlo aparecer en la cocina—, preparé café, pero no encuentro tu taza. ¿Qué sucedió en tu mano? —indagó viendo como Louis escondía inconscientemente la mano vendada tras su espalda.

El día anterior su madre se había ido temprano a visitar a una amiga, por lo que no había tenido contacto con Louis desde el sábado. No sabía que había roto su taza, ni tampoco sabía que se había cortado a causa de eso. Y, para su bien y para alejar preocupaciones, prefería que no lo sepa.

—Emmm... pasa que —su vista se paseó por toda la cocina.

—Lou, buen día Buby, déjame curar tu mano hoy —apareció Félicité en la cocina con el botiquín de emergencias—. Ya está mucho mejor hermanito —dice mientras quitaba las vendas viejas.

—¿Nadie va a decirme qué pasó con la mano de Louis? —cuestionó Johannah.

—¿Vas a hacer tostadas, mamá? —cambió de tema su hermana.

Y el tema quedó momentáneamente olvidado.

El viaje hacia la escuela fue tranquilo, su madre tarareó durante todo el camino temas de Queen mientras que Louis se limitaba a mirar por la ventana.

—Adiós amor, cuídate —le dejó un beso en la mejilla antes de que este se baje del auto.

El sol esa mañana era apenas perceptible, el césped estaba cubierto por una escarcha blanca. La puerta de la escuela permanecía abierta, cerrándose de a ratos por las fuertes ráfagas de viendo. Louis se abrió paso entre el amontonamiento de gente y no se detuvo hasta haber entrado, hacía mucho frío afuera como para quedarse esperando.

Pudo ver a Niall entrando al baño de hombres, estaba solo. Intentó abrirse paso entre el tumulto de gente para poder llegar hasta su amigo.

—Hola Lou —dijo con apuros, abrazándose a sí mismo—. ¿Podrías...? —sin terminar de hablar, tira su mochila sobre su amigo y entra corriendo a uno de los cubículos del baño.

—¿Estás bien? —Pregunta Louis luego de oír en el pequeño baño como el estómago de su amigo hacía ruidos exorbitantes.

—¿Sabes? Creo que el café de esta mañana me cayó mal —ríe del otro lado de la puerta, mientras se escuchaba un gas que pudo haberse confundido con una explosión tranquilamente.

—¡Niall! —Se quejó Louis tapando su nariz—. Mejor te espero afuera —y salió del baño.

Al abrir la puerta choca con la última persona a la que habría querido ver: Harry Styles. Dirigirle la palabra era lo que menos quería hacer en ese momento, pero no podía dejar que entre al baño y escuche a Niall en ese estado. Tenía que pensar en algo.

—¿Vas a dejarme pasar o no? —indagó Harry al ver que Louis no se apartaba de la puerta.

—¿Sabes...? Justo te estaba buscando —mintió, cosa que, últimamente, le salía perfecto—. Necesito que me acompañes a la biblioteca, mi hermana me dijo el nombre del libro de matemática y no recuerdo cuál es.

—Ah, se llama...

—No, no puedo encontrarlo solo, ayúdame —hizo una breve pausa y cerró los ojos con fuerza—. Por favor.

Harry asintió y ambos se dirigieron hasta la biblioteca. Louis suspiró aliviado durante el camino de ida.

La biblioteca era un lugar oscuro y frío que se encontraba en el segundo piso de aquella escuela. Al llegar Louis entró y Harry esperó unos segundos para cerrar la puerta tras ellos. La bibliotecaria todavía no había llegado, por lo que las luces estaban apagadas. Harry presionó un interruptor y el lugar se llenó de una fría luz amarilla.

—Bueno, si mal no recuerdo, el libro se encontraba por este pasillo —comienza a hablar Harry mientras recorría los estantes. Louis iba tras de él, aprovechó para mirarlo. Harry le sacaba como dos cabezas. Hoy vestía unos jeans ajustados, unos borcegos marrones, tenía una remera blanca y sobre esta una camisa a cuadros roja y negra. Sobre su mano colgaba su abrigo marrón que acababa de quitarse. Su cabello caía suelto sobre sus hombros, Louis notó una bandita elástica en su muñeca—. Y bueno, después de eso no volvió a devolverme mi libro. Louis... ¿me estás escuchando?

Louis parpadeó un par de veces, dándose cuenta de que no escuchó nada de lo que Harry le contaba. ¿Y ahora qué iba a decirle? Miró disimuladamente el reloj de la biblioteca, Niall ya debió de haber salido del baño, así que ya podrían volver.

—¿Sabes? Acabo de recordar que tengo la mochila de Niall conmigo, debería devolvérsela. No te preocupes por el libro, volveré a buscarlo más tarde —se excusó caminando hacia atrás con temor.

Harry alzó los hombros y vio como Louis caminaba hacia la puerta. Pero se detuvo centímetros antes de abrirla.

—¿Qué sucede? —cuestionó Harry.

—No abre...

Fucking English boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora