Capítulo 21

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Se preparó un café y, sentado solo bajo la tenue luz de la cocina, tomó su celular y esperó.

—Son las 3 de la mañana —fue lo primero que escuchó.

—Yo también me alegro de verte, Niall —habla observando la cara de su amigo en la pantalla, había estado durmiendo.

—¿Cómo te fue en la cita? —Interroga sobándose los ojos.

—Fue una mierda —hizo una pausa y siguió luego de un segundo—. Le mentí, Niall, le dije cosas que no eran verdad solo para caerle bien... y terminé sintiéndome más incómodo que de costumbre.

—Dos cosas. Uno: es normal la incomodidad en la primera cita, además nunca antes se habían visto, seguro ella estaba tan incómoda como tú. Dos: todos mienten, no es tan grave.

—No creo que ella haya sentido incomodidad, se movía con mucha naturalidad, como si salvar a un extraño de morir atropellado y luego salir con él fuese cosa de todos los días. Y... sabes que odio mentir, fue horrible, soy un ser humano despreciable —Niall soltó una carcajada al escucharlo.

—No seas exagerado Lou —rió.

Y Louis se dio cuenta de lo mal que estaba él y lo bien que estaba el mundo, o quizás el que esté bien sea él y el que está mal sea el mundo. Nunca le había mentido a nadie, ni siquiera a su madre aquella vez que le rompió su jarrón favorito. Para él, echarle la culpa al gato de sus desgracias no era opción, siempre trató de enfrentar la realidad. Pero ahora tenía que lidiar con la mentira que había dicho, porque está claro que esta chica va a volver a buscarlo, y además tenía que lidiar con el sentimiento constante de estar haciendo todo mal.

Y de pronto, unas ganas terribles de mandar todo a la mierda lo invadió. El celular que tenía en la mano se estampó contra el piso, mientras aquella taza de café vacía se rompía en mil pedazos.

—Lou, ¿sigues ahí? —la voz de Niall retumbó en la oscura cocina, pero Louis no contestó. Se hizo una bolita y, desde un rincón de la cocina, lágrimas saladas comenzaron a caer por sus mejillas—. ¿Lou?

Luego de un rato, el celular se apagó. Los pedazos de taza yacían en el piso. Louis vio aquellos pedazos y comenzó a temblar. ¿Qué había hecho?

—La taza que me regaló Fizzy —se lamentó tomando los pedazos rotos entre sus manos. Las lágrimas no dejaban de caer. Su hermana le había regalado esa taza para el cumpleaños número doce de Louis. La había hecho ella en aquella época donde, en sus ratos libres, practicaba con arcilla. No era linda, ni tenía forma normal, pero la había hecho su hermana con mucho amor y por eso la hacía especial a aquella taza. Y ahora no sabría cómo decirle a ella que la taza que le hizo con tanto amor ahora estaba tirada en el piso hecha pedazos.

Intentó poner los pedazos en su lugar, sosteniéndola con fuerza, como si así se fuera a pegar. De pronto un pedazo mal puesto le cortó la mano, haciéndose un corte profundo en la palma. Maldijo en silencio mientras abría la canilla y metía la mano debajo.

—Lou, sentí un ruido fuerte y... —el ruido de la silla de su hermana se hizo oír en la cocina—. ¡Santo cielo, Lou! —fue lo más rápido que pudo hacia él—. ¿Qué diablos pasó aquí?

Le tomó la mano con fuerza y examinó su corte, era grande, pero no grave. Sonrió débilmente. Louis parecía un animalito herido, pero Félicité siempre sabía cómo hacerlo sentir bien, y esta vez no era la excepción.

—Rompí la taza que me regalaste... no fue intencional, solo colapsé y...

—Tranquilo Buby —usaba ese apodo con él solo en ocasiones especiales—, escucha, esa taza es material, no representa ni la mitad del amor que te tengo, ¿si? Ahora, déjame curarte esa mano.

Buscó el botiquín de primeros auxilios y puso una venda sobre el corte. Luego besó la venda con cariño y sus ojos se conectaron.

—Buby, no te preocupes por la taza, creo que tengo el juego de arcilla guardado todavía.

Ambos sonrieron y luego Louis acompañó a su hermana a la cama. Se recostó al lado de ella y la abrazó con fuerza. Luego de un rato, ambos roncaban juntos.

Fucking English boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora