Capítulo 29

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La luz del sol entró por la ventana y los ojos de Louis se abrieron con cansancio. Sentía que la cabeza le iba a explotar en cualquier momento. Se levantó, sintiendo que la habitación le daba vueltas. Con pasos lentos caminó hacia el armario. Sacó de adentro un jogging, una remera blanca lisa y una campera de algodón negra. Iba a darse un baño, porque con esta facha de muerto que cargaba no podía ir a ningún lado.

Cuando el agua caliente le cayó sobre la espalda, sintió que el mundo se armaba de a poco. Las gotas resbalaban por su pelo, mojándole la cara. Todo comenzó a tener mejor perspectiva. Cerró el agua y salió del baño envuelto en una toalla gris.

—¡¿Sos idiota?! —Sintió gritos desde la habitación de su madre—. ¡Inútil, ¿cómo vas a hacer eso?! —seguían gritando.

Louis se asustó, sus piernas comenzaron a temblar. Caminó a paso lento hacia la puerta blanca y abrió despacio. Lo primero que vio fue a su madre acostada, y a Simón sentado al borde de la cama, mirando el televisor.

—¿Está todo bien? —preguntó Louis dudoso.

—Estamos viendo el partido, estos animales cada día juegan peor —se quejó Simón.

Louis respiró aliviado y salió del lugar con una disculpa por haber molestado.

Una vez en su habitación se vistió lo más rápido posible. Tomó asiento al borde de la cama, su celular no paraba de sonar con mensajes. Lo agarró para verlos.

[10:14 a. m.] Niall: "Recién pude leer todos los mensajes. Mi mamá me tiene como un esclavo puliéndole los jarrones. Saben qué me dio durante toda la mañana? Un mísero café con galletas. Mi cuerpo está perdiendo hermosura."

Se quejaba Niall por el grupo. Para una persona normal, un café con galletas era lo mejor del mundo, más si lo hacía la mamá de Niall, que cocinaba super bien. Pero para Niall, que era un barril sin fondo, un café y galletas no eran nada.

[10:15 a. m.] Harry: "Ni, cruza a mi casa, mi mamá acaba de hornear un pastel de fresas"

[10:17 a. m.] Niall: imagen.

] Niall: imagen

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[10:17 a. m.] Niall: "ya estoy acá"

Louis sintió una punzada en el estómago al verlos. Por un lado, sentía celos de ver a su mejor amigo junto a Harry. Por otro, sentía celos de ver a Harry junto a su mejor amigo. Louis se fijó en la ropa que tenía Harry ese día. Se veía jodidamente perfecto con ese traje. Unas ganas enormes de ir hacia él y abrazarlo y decirle que no se vaya, que él lo amaba, lo invadieron. Pero no podía hacer mucho.

[10:18 a. m.] Liam: "no invitan?"

[10:18 a. m.] Harry: "Si Niall deja algo de torta, obviamente tú y Lou pueden venir"

[10:19 a. m.] Niall: "Voy a apresurarme a comer así no vienen. Jajaja"

El chat de lleno de caritas riendo y la conversación se terminó. Habían arreglado en encontrarse en casa de Harry a las 7 en punto, para luego ir todos juntos al cine, o a comer por ahí, no sabían, solo sabían que a las 7 en casa de Harry.

Volvió a abrir el chat del grupo y subió hasta encontrar la foto que mandó Niall. Sin motivo alguno, se había quedado más tiempo del normal viéndola. Su corazón iba cada vez más rápido cuando lo veía. Hasta que tuvo que obligarse a dejar el celular de lado para no morir de taquicardia.

Al llegar a la cocina vio a Félicité con una taza de café. Al ver a Louis sonrió y extendió sus brazos para abrazarlo. Él se acurrucó contra su pecho, abrazándola con fuerza.

—Hola Buby —le dejó un beso en su frente.

—Hola Fizzy, ¿cómo estás? —le dedicó una cálida sonrisa.

—Que hermoso estás esta mañana hermanito —le guiña un ojo.

—Lo dices tú, la más hermosa de la casa —le devolvió el cumplido.

Ambos tomaron una taza de café juntos, como hacia tiempo no hacían.

—Oye... el día está hermoso... ¿quisieras ir a pasear conmigo? Tengo que comprar algunas cosas, podrías acompañarme —ofreció Louis al verla mirando con anhelo la ventana.

—¿En serio? Me encantaría —la sonrisa casi no le entraba en el rostro. Louis sabía que ella amaba salir, pero con el frío, la escuela de él y el trabajo de su madre casi no tenían tiempo de acompañarla. Y las calles no eran tan lindas como para andar con una silla de ruedas. Así que, llevarla a pasear esta tarde, para ella significaba mucho.

Luego de ayudarla a vestir con un jean rosa y una blusa blanca, ambos salieron de su casa. El día estaba hermoso y el frío casi no se sentía.

Louis quería comprarse ropa para esta noche y, iba a aprovechar que su hermana estaba con él, para comprarle algo bonito a ella. La única oportunidad que tenía para regalarle cosas era su cumpleaños, y Louis no quería que sea así, quería llenarla de regalos y hacerle saber que era una mujer muy fuerte todo el año, no solo para su cumpleaños.

—¿Qué dices? ¿Rojo o negro? —preguntó a su hermana poniendo delante de ella dos jeans.

Habían entrado a una tienda que vendía ropa para hombres, y Louis aprovechó la oportunidad para comprarse ropa para esa noche. Anteriormente había conseguido en una tienda unos borcegos negros de charol hermosos.

—El negro, definitivamente el negro —contestó ella feliz.

Luego de comprar el jean y una remera mangas cortas, de torso y espalda color vino con unos bumeranes en blanco y las mangas de color negro, salieron del local con una sonrisa.

—¿Quieres un helado? —Preguntó Louis una vez que salieron del local. Ella asintió con la cabeza y se encaminaron hacia la heladería.

Allí sentados, al sol cálido de invierno, ambos disfrutaban su helado. Aunque Félicité tenía la mirada perdida en una vidriera que estaba en frente. Louis no entendió que miraba, hasta que vio un hermoso vestido exhibido. Claramente a ella le encantó el vestido, pero no iba a admitirlo.

—Necesito ir al baño a lavarme las manos —dijo ella encaminándose hacia adentro.

—Ve, te espero aquí —contestó Louis con una sonrisa.

Al corroborar que su hermana se perdió de su vista, salió corriendo del lugar. No tenía mucho tiempo, solo unos segundos.

—¡Lou! ¿Dónde te metiste? —Louis podía oír los gritos de su hermana a lo lejos.

Se acercó caminando feliz, escondiendo una bolsa tras él.

—Feliz navidad adelantada —susurró tendiéndole la bolsa.

—¡Ay, Lou! —sus ojos se llenaron de lágrimas mientras abría el regalo—. Es hermoso, Louis, gracias Buby.

La estrechó entre sus brazos, tratando de contener sus lágrimas.

Cuando caía el sol, ambos volvieron a paso lento por la acera. Su hermana cantaba y reía y él no podía estar más feliz por ella.

Aunque de repente su felicidad se esfumo al recordar que Harry se iba a Inglaterra de vuelta. Faltaban 4 días para navidad y ese era, por lejos, uno de los peores regalos que pudo haber recibido.

Fucking English boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora