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Capítulo diez.

Jungkook se quedó sin habla, horrorizado lo veía, como si le hubieran dado la peor noticia del mundo, mientras que de su boca sólo salían balbuceos.

El golpeteo de la puerta los sorprendió a ambos y el menor agradeció en su interior por ser salvado de responder aquella incómoda pregunta, corriendo a la puerta para abrirla.

Sin embargo, la incomodidad volvió a los pocos segundos, pues su corazón volvió a acelerar al verlo enfrente de él con su deslumbrante sonrisa.

—Buenos días, Kookie —el príncipe sacudió el cabello del contrario con dulzura— ¿Cómo estás?

—Ah.. bien, bien, sí, ¿y tú? —Jungkook, sin poder evitarlo, volvió a balbucear.

—También lo estoy ahora que sé que estás bien.

—¡Ay, qué lindos! Pido ser el padrino de su boda —el entrometido Jimin se acercó a ellos, riendo.

—¡Silencio,Park! —el menor le dio un leve empujón, entrando a la habitación para ocultar su sonrojo.

—Uy —lo observó tomar en brazos al roedor, quien yacía antes sobre su cama. Luego miró al rubio— ¿De qué hablaron ayer?

—Dije que me sentía interesado por él. Le pedí ser amigos.

Jimin soltó una risa, encantado—. Así empezamos Yoongi y yo.

Taehyung carraspeó—. Hablando de Yoongi, te está esperando afuera.

—¿Yoongi está aquí?

—La carreta también está lista, tu hermana no debe tardar en salir. Creo que deberías apresurarte.

—Oh, por supuesto —miró al pelinegro—. Oye, lindo, es hora de irme.

—¿Tan pronto? Creí que sería hasta en la tarde.

Jimin frunció sus labios, el chico no tiene noción del tiempo— ¿Me acompañas a la puerta?

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—¿Volverás? ¿Vendrás a Francia de nuevo? —Jungkook lo abordó de preguntas, pues una despedida no le agradaba para nada.

—Es probable, aunque dudo que sea pronto —dejó caer su mano sobre la cabeza del menor, sonriendo—. Pero nos veremos de nuevo, lindo, eso es seguro.

Jungkook corrió a abrazarlo, con tristeza, sin querer soltarlo y perder a un amigo.

—Gracias, por brindarme tu amistad y hacerme compañía. Espero que puedas ser feliz.

—¡Eres tan adorable! —tarareó apretando las mejillas del contrario—. Yo debería agradecerte a ti, por aceptarme —susurró alejándose—. Hasta luego, Jungkook.

Jimin mantuvo su sonrisa, dando unos pasos al lugar donde se encontraba Taehyung, esperando para despedirse.

—¿Por qué siento que no volveré hasta dentro de cincuenta años? —Park soltó un gran suspiro, recibiendo varias palmaditas en su espalda.

—Quizás porque así será —respondió Kim copiando su suspiro—. Suerte siendo rey.

—Gracias. Tú suerte con Jungkook. Les veo un gran futuro a ustedes dos, cuídalo bien.

—¿Eh? ¿Suerte? ¿Futuro? ¿De qué hablas, enano?

—Ya te darás cuenta luego —soltó una risa—. Adiós.

Ahora se acercó al hombre de tez pálida, dejando a otro hombre confundido por sus comentarios atrás.

—Dios santo, de verdad creo que no volveré en cincuenta años.

Dear Princess | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora