Dear Princess | TaeKook

IX

Capítulo nueve.

"Kookie, Kookie, Kookie".

¡¿Qué significaba eso?!

-Koo... ¿qué? -aquella palabra que Jungkook escuchó por primera vez, lo confundió.

-Ah, es un apodo. Estuve pensando en una manera linda de llamarte -el príncipe rio nervioso, rascando su nuca- ¿No te gusta?

De eso todos se podrían dar cuenta al ver el rostro colorado del menor. Era evidente que Jungkook se sintió encantado con aquél apodo, pues es el primero que es de su agrado.

-Es... es muy bonito -sonrió bajando la cabeza, intentando ocultar un poco lo feliz que le hizo escuchar eso.

Taehyung se sintió aliviado al saber que le gustó el sobrenombre al chico. Copió su gesto y sonrió, volviendo a ver a los hombres en el piano.

La canción dio a su fin, los dos hombres que la tocaban bajaron del escenario, acercándose a Taehyung y a Jungkook después.

-Tocaron hermoso, a todos les encantó -Jeon comentó.

-Gracias, lindo -le regaló una sonrisa-. Ah, Taehyung, tenemos que irnos. Si Roseline pregunta por mí, ¿puedes decirle que no me espere esta noche?

-Claro. Nosotros también tenemos que irnos, se hace tarde y quiero llevar a Kookie a un lugar.

El menor lo miró, sorprendido y confundido a la vez. ¿A dónde irían?

-Bien, salimos primero. Adiós "Kookie" -Jimin se despidió en tono burlón, caminando a la salida.

-¡Oye, solo yo le puedo decir así! -gritó Kim molesto, escuchando la risa de Jimin desde la puerta.

¿A alguien le gustaría comprar un tomate llamado Jeon Jungkook?

-Hey -llamó el rubio al contrario, casi susurrando- ¿Quieres ver algo mágico?

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Todo era hermoso.

Jungkook estaba sorprendido y cautivado por lo que veían sus ojos.

La vista era hermosa: un reino lleno de luces cálidas, los árboles moviéndose con lentitud por el aire, las aves volando por encima suyo y una puesta de sol anaranjada.

Taehyung tenía razón, es mágico.

-Wow... -quedó atónito por la vista-. Amo a París.

Taehyung se rio leve, acercándose a donde él y aferrándose a la valla enfrente de ellos.

-Te presento mi bello paraíso.

Jungkook lo volteó a ver, elevando su ceja, con curiosidad cuestionó- ¿Desde cuándo vienes aquí?

-Desde que tengo memoria. Mi hermano y yo solíamos venir a jugar entre los arbustos de niños.

-Debes querer mucho a tu hermano.

-Sí, por supuesto que lo quiero. Pero a veces es muy exagerado, nunca me deja hacer lo que quiero.

-¿En serio? ¿Como qué?

-No me dejaría estar aquí, solo, contigo.

-Entonces, conociéndote, siempre lo desobedeces, ¿o no?

Taehyung sonrió asintiendo-. Estás en lo correcto.

-¿Por qué no te dejaría venir?

-Seokjin es un misterio andante -se encogió de hombros-. Me prohíbe todo sin dar explicaciones.