XXIII

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Capítulo veintitrés

Un escalofrío recorría su espina dorsal mientras se adentraba a ese lugar al que tanto había temido. Los guardias tenían sus brazos prisioneros y sus pies prácticamente se arrastraban por el suelo.

Jungkook sollozó en el momento que fue aventado hacia ese piso de concreto frío y se vio de nuevo entre aquellas rejas de metal.

El calabozo. Era un prisionero de nuevo.

¿Cómo había terminado allí otra vez? Se preguntaba. Los últimos acontecimientos habían sucedido demasiado rápido que solo puede recordar la manera abrupta en que fue tomado por los guardias del rey, mientras él gritaba y le suplicada a Taehyung su ayuda.

Taehyung... sus ojos estaban igual de cristalizados que los de él y mostraban preocupación. Pero de cierta manera, también indicaban confianza.

—Taehyung vendrá... —se susurró a sí mismo, convenciéndose de que él lo salvará una vez más de aquél calabozo.

Abrazó sus piernas con fuerza, ocultando su cabeza en ellas y dejando escapar un nuevo sollozo.

—Él vendrá... —volvió a repetir, su voz apenas audible entre los sollozos que soltaba. Estaba solo y atemorizado, solo necesitaba de su príncipe para volver a estar bien.

Pero lo que no sabía es que, lejos del calabozo, aquél rubio por el que tanto esperaba no vendría a su rescate.

Taehyung se encontraba en su estudio, sentado frente a su escritorio mientras se pasaba las manos por el cabello una y otra vez en forma desesperada. Estaba demasiado perdido en sus pensamientos, en todo aquello que su hermano le dijo.

Buscaba una solución para todo, pero nada se le venía a la mente. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo puede darle un futuro a su reino y al mismo tiempo estar junto a Jungkook?

Parecía imposible. Debía escoger una de las dos cosas.

Y mientras la tarde caía sobre el palacio, el príncipe solo pudo pensar en las complicaciones que conllevaría no elegir al reino.

Sin un heredero, Francia podría terminar en las manos equivocadas y la sangre de la realeza que habían mantenido por siglos desaparecerá.

No podía permitir eso...

Sostuvo con fuerza su cabeza, la cual había comenzado a doler hace un par de horas y el dolor cada vez incrementaba más.

Un suspiro salió de sus labios al ver la hora en el reloj de madera colgado en la pared. Pronto comenzaría a anochecer y no había salido de su despacho para nada.

De pronto, la puerta fue golpeada con desesperación y segundos después una mujer sumamente enojada y preocupada apareció en el cuarto. Taehyung se levantó de su asiento al ver a Dafne frente a él.

—¿Qué fue lo que hiciste? —es lo primero que salió de su boca una vez que lo localizó, su voz estando alterada al igual que ella.

El rubio se mantuvo en silencio, mirándola con una expresión cansada e indiferente. Sabía por qué estaba allí.

—¡¿Por qué mi hermano está en la cárcel?! —preguntó una vez más al no recibir respuesta y se acercó a él, su ceño se frunció al no notar ni una pizca de preocupación en su rostro. —¿Taehyung?

Dear Princess | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora