¿Crees que sea algo increíble que la naturaleza te escoja para ser un elemental? ¿Te interesa saber cómo sería tener esa vida? Pues Emma, Arnold, Sara y Johnny pueden responderte esa pregunta.
Lugar: Malantus (Septiembre 2002)
El mes de Septiembre está por llegar a su fin, abriendo paso al mes de Halloween. El mes de Septiembre ha sido de suma importancia para la sociedad de Malantus pues el momento que tanto esperaban llegó. La naturaleza ha escogido a los encargados de portar el manto de Los Elementales. Cuatro mujeres dieron a luz en distintos días del mismo mes (Septiembre). Aunque, se llevarán una gran sorpresa.
Rebecca y Robert se encuentran fascinados por la hermosa bebé que acaba de llegar a sus vidas y tienen en brazos, su pequeña hija les transmite ternura y una felicidad inigualable. Este momento, donde pueden llenar de un infinito amor a su hija, lo esperaban con ansias.
—Está preciosa —dice Robert, sin apartar la mirada de su hija, quien duerme con sosiego en los brazos de su madre —. Mi Sara.
—Serás un gran padre, cielo.
—Y tú una gran madre.
Ambos se dedican una amorosa sonrisa, compartiendo su felicidad. Hasta que el momento fue interrumpido por el viejo y sabio Agnes. Los Cervantes miran con algo de extrañeza a Agnes, pero en el fondo, probablemente, ya saben qué es lo que ocurre y el por qué de la inesperada visita.
—Agnes...
—¿Qué se le ofrece? —pregunta Robert, mientras se endereza —¿Hay algún problema con nuestra hija?
—No, por supuesto que no, señor Cervantes, pero tengo algo que confirmar. ¿Puedo? —Robert y Rebecca se dan una mirada de preocupación para, después, asentir. Agnes se acerca a Sara y, cuidadosamente, toma su pequeño brazo derecho y, al visualizar una marca, forma media sonrisa —Muy bien, ahora es entendible el hermoso cabello rojizo de su hija.
—¿Perdone? ¿Qué es esa marca con un fuego dibujado? —pregunta Rebecca, extrañada —No la había notado.
—Señor y señora Cervantes, su hija, Sara, ha sido la escogida para ser la elemental del fuego —Rebecca y Robert se quedan con la boca abierta al escuchar eso —, valga la redundancia, Sara controla el fuego. Vendré luego para buscar a su hija y comenzar los entrenamientos. Felicidades.
Y sin una palabra más que decir, sale del hogar de los Cervantes, dejándolos pasmados, aunque, con Rebecca nació una pizca de emoción.
La visita de Agnes continua en tres casas más, y la siguiente es la casa de los Ferrer, quienes al igual que Rebecca y Robert, están altamente felices por el nacimiento de su hija Emma.
—Señor y señora Ferrer, no saben el gusto que me da saber que los conoceré más a fondo —la prontitud de las palabras de Agnes dejaron confundidos a la pareja —. Lo siento, creo que me apresuré.
—Agnes, nos alegra verle, pero ¿a qué se debe su visita? —pregunta Mauro, padre de Emma.
—¿Y a qué se deben sus palabras? —continúa Salma, madre de Emma.
—¿Puedo confirmar algo con su hija? Les prometo que no es algo de que preocuparse. Confíen en mi —los Ferrer asienten levemente con sus cabezas y, tras esa acción, Agnes se acerca a la bebé, haciendo la misma acción que con Sara y sonriendo tras visualizar la segunda marca —. Felicidades, Emma fue la escogida para ser la elemental del viento. Ya saben lo que significa, ¿no?
—Controla el viento.
—Correcto, Mauro. Emma tendrá que someterse a entrenamientos junto a tres niños más, por supuesto que será dentro de un tiempo, yo vendré por ella. Nuevamente, felicidades.
La siguiente casa, es la de Mercedes y Ryan Céspedes, padres de Johnny.
—Su hijo fue el escogido para ser el elemental de tierra, como su nombre lo dice, Johnny controla ese elemento.
—Mi niño... —susurra Mercedes, sonriendo de orgullo —. Gracias, Agnes.
—Son la primera pareja que no se quedan extrañamente confundidos, aunque, entiendo a los otros, esto es algo que ya sabíamos que sucedería, pero nunca dejará de ser sorprendente.
—¿Quiénes son los otros?
—Los Ferrer y los Cervantes.
—Supongo que mi hijo entrenará para conocer sus poderes...
—En efecto, Ryan —el mencionado lo mira mal al escuchar el tono de burla por parte de Agnes —. En un tiempo más (no mucho), vendré en busca del pequeño Johnny para prepararlo junto a los otros. Felicidades.
Y la última casa, es la del señor y señora Mejía, quienes reaccionaron igual que los Ferrer, un tanto confundidos.
—Entonces nuestro hijo controla el agua... —dice Martina, madre de Arnold —. Wow...
—Nuestro hijo fue el elegido, amor —continúa Álvaro, el padre —. ¿Cuándo entrenará?
—Y ustedes son la primera pareja que ya están muy informados de todo esto —Martina y Álvaro ríen con algo de vergüenza.
—Lo que sucede es que, desde que nos enteramos de que en algún momento esto pasaría, agarramos una admiración hacia esa idea, aunque nunca nos imaginamos que nuestro hijo sería elegido para eso... —Agnes los mira con una sutil sonrisa —. ¿Cuándo entrenará?
—No coman ansias. Arnold aún está muy pequeño, tiene que crecer un poco más para comenzar sus entrenamientos. No se preocupen, yo mismo vendré por Arnold y, junto a los demás, lo prepararé.
Con Robert y Rebecca, se encuentran terminando de cenar, aún siguen sorprendidos por la noticia de que su hija es la elemental de fuego. No es que les moleste o disguste, solo que aún no lo digieren, es una gran responsabilidad y algo que se toma con seriedad.
—¿Todo bien, mi amor? —pregunta Robert, sobando con dulzura la mejilla de su amada esposa —¿No estás feliz?
—Claro que lo estoy; estoy feliz y orgullosa. ¿Sabes? Yo siempre quise ser una elemental, así que, el enterarme de que nuestra hija es uno me pone sumamente feliz.
—¿Entonces? ¿Por qué no lo expresas?
—Es el elemento de fuego, Robert —el mencionado alza sus cejas, esperando más explicación —. El fuego es algo muy peligroso, yo quería que fuera algo más lindo y tranquilo como el viento, pero es fuego...
—Hey, sé que no es y no será sencillo pero, en primer lugar, estamos en el lugar indicado para que nuestra hija crezca. En segundo, se someterá a entrenamientos y sabrá manejar ese poder —la mirada de Rebecca se posa en su pequeña, quien se encuentra mirando distintas partes de la casa, sin entender nada —. Tranquila. Sara estará bien.
—Eso espero. Solo no quiero que tenga una vida difícil...
—Verás que será todo lo contrario —Rebecca logra formar una sonrisa. Tener a su esposo apoyándola es todo lo que necesita —. Vamos a la cama, debes descansar.
Lugar: Malantus (Noviembre 2005)
Cada familia se encuentran en una misma y extensa sala de entrenamiento ideal para Los Elementales, cada quien con sus respectivos hijos, quienes ya cuentan con tres años, edad perfecta para comenzar a entrenar, según la experiencia del propio Agnes.
—Todos ya saben el por qué están aquí —dice Agnes, llegando con un grande libro en manos —. Sus hijos son los Elementales, los más poderosos de todo Malantus, y llegó la hora de que conozcan sus poderes.
—¿No están muy chicos todavía? —pregunta Mercedes —Digo, ya están comenzando a hablar.
—Mientras más temprano empecemos, más fácil será —Mercedes ladea su cabeza hacia ambos lados —. Además, sus poderes los ayudan a tener buena consciencia desde temprana edad. Créanme, sus hijos son muy poderosos. En los primeros entrenamientos ustedes estarán con sus hijos pero, mientras vayamos avanzando y ellos vayan creciendo, deberán hacerlo por sí mismos. Deben estar todos unidos. ¿Están listos? —todos asienten —Muy bien. Vamos. Estos pequeños deben tener la mejor preparación. Están destinados a ser los mejores.

ESTÁS LEYENDO
Los Elementales
ФэнтезиCuatro jóvenes, quienes fueron los elegidos por la naturaleza para controlar los cuatro elementos; fueron los elegidos para vencer el mal; para lidiar con la responsabilidad que conllevan estos poderes, los cuales desde la destrucción de su verdader...