Capítulo 12

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Johnny

—No podemos dejarla así, con esos pensamientos negativos hacia ella misma —digo, con sentimientos encontrados —. Tenemos que ayudarla. 

—Y lo haremos, Johnny, la ayudaremos, pero ella también tiene que poner de su parte, sino, va a ser más difícil de lo que ya es.

—No me importa que tan complicado sea, estoy dispuesto a luchar contra ello.

—Me alegra escucharte hablar así, Johnny —añade Agnes —. Se ve que te importa mucho Sara.

—Más de lo que piensa.

—Por el momento, dejemos ese tema de lado, tengo que concentrarme en prepararlos a ustedes tres. Así que, señores, me gustaría que sus hijos estén solamente con mi compañía, si no es mucha molestia.

—Confiaremos en ti, Agnes. 

—Gracias, Martina —rápidamente, cada uno comienza a salir, dejándonos solo con Agnes —. Emma, muéstrame qué puedes hacer. 

La mencionada comenzó a presentar sus habilidades mientras que Agnes y Arnold observan todo impresionados, tomando nota. Solo pude visualizar como el viento entra por la ventana, comenzando a golpear en nuestros cuerpos y revolviendo las cortinas, para después, perderme en mis pensamientos. No puedo concentrarme en otra cosa que no sea Sara, mi bella Sara. Enterarme de su intento de suicido me estrujó el corazón. Nunca la hubiera conocido. Nunca me hubiera enamorado de sus lindos ojos o de su hermoso cabello. Nunca hubiera sido feliz, siempre pensaría que me faltaría algo para poder vivir tranquilamente.

Realmente estoy agradecido de que no haya funcionado. 

Comienzo a sentirme completamente empapado y con frío, obligándome a sacarme de mis pensamientos sobre Sara. Mi mirada transmitiendo confusión se posa en el único que puede hacer eso, Arnold, quien se encuentra totalmente rojo de la cara, como un tomate. 

—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, y lo siento... —alzo mis cejas, esperando una explicación —. Me puse nervioso y se me salió del control...

—Yo te seco, tranquilo —Emma alza sus brazos y éstos transmiten brisas de aire ligeras y agradables —. Si sientes más frío, avísame. 

—Claro, gracias.

—Johnny, ¿me perdonas?

Río levemente.

—No te preocupes, Arnold.

—¡Sigamos, chicos!

Sara

El resto del día se sintió tan desagradable y depresivo. No salí de mi habitación, ni siquiera baje a cenar, y le pedí a mis padres que ni se molestaran en estarme tocando la puerta y rogarme para hablar conmigo pues no quería ver a nadie, solo quería olvidarme de todo por un largo rato.

Me costó conciliar el sueño, cada vez que cerraba los ojos, recuerdos de mis peores momentos con mis poderes llegaban a mí, y aún puedo sentirme igual de mal como en su momento. Aunque, debo admitir que me encanta el anochecer y la hora de dormir,  porque puedo soñar a que soy feliz y no vivo con estos horribles pensamientos hacia mi persona, y odio el despertar porque regreso a mi cruel realidad.

Al amanecer, pensé mucho en asistir a la universidad por Johnny, Arnold y Emma pero, al final, decidí asistir porque quiero estar al tanto de su progreso.

Justo ahora, me encuentro en los comedores al aire libre, leyendo algunos casos con los que distintos abogados han tenido que lidiar en los juzgados. Esos temas me llaman mucho la atención.

—Hola, hermosa —esa voz que tanto amo llamándome así, alegraron mi día por completo, pero aún no sé cómo verlo a la cara después de lo sucedido ayer —. ¿Qué estabas leyendo?

—Casos de abogados. 

—¿Y qué tipo de casos?

—Reclamación de deudas económicas.

—Vaya, qué interesante —sonrío —. Oye, Sara, ¿podemos hablar?

—¿Sobre?

—Déjame ayudarte, déjame hacer que seas feliz y estés a nuestro lado siempre.

—Johnny, yo no puedo unirme a ustedes, tal vez no pertenezco a ese papel y la naturaleza se equivocó y como no hubo forma de remedir su error, no me quedó de otra.

—¿Qué cosas dices? No hables si ni siquiera lo has intentado. Solo date una oportunidad; asiste a los entrenamientos, luchemos juntos en ellos, conoce todo lo que puedes hacer más a fondo, entérate de cómo podrás salvar al mundo de toda la maldad, sé tu misma, sé libre y, después de eso, si continúas en la misma postura, te dejo tranquila. 

Esas palabras, esos sucesos suenan tan bien...

—Sara... —añade Emma, llegando con Arnold a su lado, tomando asiento junto a mí —. No sabes lo bien que se siente dejar salir tus poderes, y se sentirá mucho mejor cuando toque usarlos contra el mal. 

—¿No quieres entender tus poderes, controlarlos y ser feliz? —pregunta Arnold.

—Sí, claro que quiero...

—¡Ahí está! Esa es la actitud que debes tener en cada ensayo —continúa Emma —. Chicos, tomémonos de las manos. 

Los cuatro hacemos lo ordenado pero, al entrelazar mi mano con la de Arnold y sentir ardor y dolor, nos soltamos rápidamente. Ambos nos miramos confundidos.

—Agua y fuego no se llevan... —añade Johnny, en modo juguetón.

 —Ustedes tómense de la yema de los dedos. Chicos, somos los Elementales, ¿saben lo que significa eso? No solo controlamos los cuatro elementos, salen de nosotros, estamos hechos de ellos, somos los elementos. 

—Es fácil decirlo cuando controlas algo muy lindo y no cuando controlas algo que puede matarte.

—Cada elemento es lindo, Sara, y cada elemento tiene su lado oscuro, pero para eso nos necesitamos, ¿no? Para estar ahí cuando a alguno de nosotros le toque la oscuridad, para no dejarnos solos y para cumplir la misión que la naturaleza nos impuso. ¿Confías en nosotros, Sara?

¡Suena tan bien, Dios mío! Por favor, no quiero fallarles...

—Odio tus discursos alentadores porque son tan buenos, Emma. 

La mencionada ríe, pero sé que se siente orgullosa de ser así, de ser tan positiva. Realmente la admiro. Ella es un gran ejemplo a seguir, Arnold es afortunado.

—¿Entonces...?

—Estarán ahí conmigo, ¿no?

—Siempre.

—No te arrepentirás, hermosa.

Debo arriesgarme, debo aceptar mi propósito, debo vencer el miedo.

—Ustedes ganan, me uniré a ustedes.

—¡Wu-hu! —exclaman los tres en unísono.

—Sabía que lo lograrías, Sara.

Estar con ellos se siente tan bien...

Emma

Me siento toda una triunfadora al haber logrado la aceptación de mi, ahora, amiga Sara. No me gustaban los conceptos que tenía. Pero ahora que lo logré, me siento muy bien.

Arnold

No hablo mucho con Sara, espero hacerlo más seguido ahora que es como mi familia, pero claro que me pone feliz que, finalmente, haya aceptado quien es. 

Johnny

Primer paso —y el más difícil— completado, ahora debo de concentrarme totalmente en cumplir mi promesa. Después, llegará el momento de confesarle todo mi amor.

Los ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora