Capítulo 2

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Tres días después

—¡Eso, mi amor! —exclama con alegría Salma, al ver como su pequeña hija, poco a poco, comienza a interactuar con sus poderes —Verás que dentro de poco será extremadamente fácil.

—Tu madre tiene razón, Emma —continúa Agnes, visualizando y tomando nota del trabajo de la hija de los Ferrer.

Emma mira a sus padres con una inocente sonrisa, mientras un pequeño remolino de aire toma forma entre el espacio que dejan sus manos.

Arnold se encuentra cerca de un grifo de agua, teniendo a sus padres a su lado.

—¿Estás listo, hijo? —Arnold asiente repetidas veces con su cabeza, emocionado —A la una, a las dos y a la tres... —Álvaro abre el grifo, obteniendo que el agua comience a salir —¡Vamos, hijo!

Inmediatamente, Arnold alza sus manos y, en seguida, el agua se forma en un perfecto y hermoso círculo, dejando a Álvaro y Martina con la boca abierta y un brillo en sus ojos.

—Vaya... —susurra Martina, admirando la belleza de habilidad que tiene su hijo, quien continúa jugando con su poder —. Es precioso, Álvaro. ¿Lo estás viendo?

—Claro que sí, hermosa. Nuestro hijo es afortunado —Martina asiente con la cabeza, afirmando las palabras de su esposo.

Sara se encuentra sentada con sus piernas cruzadas, pensando en su siguiente truco para realizar mientras que Rebecca y Robert la miran, ansiosos. La preocupación de Rebecca sobre el futuro de su hija ha ido disminuyendo, Agnes ha sido el encargado de transmitirle esa confianza, claro que con la ayuda de su esposo, Robert.

—¿Qué harás ahora, princesa? —Sara se queda pensativa, para que, después de unos segundos, su expresión pensativa pase a ser de concentración —Muy bien, aquí vamos...

La pelirroja inhala y exhala en dos ocasiones seguidas, entrecierra sus ojos, sacude levemente sus manos y de éstas salen pequeñas flamas, ocasionando una tierna risa por parte de Sara.

—Esa es mi hija —expresa Robert, con orgullo.

—Muy bien hecho, Sara —añade Agnes —Sigue así.

Con Johnny, hay un charco de tierra regado por el piso, listo para ser controlado por el pequeño Céspedes, quien al igual que Sara, está teniendo la mayor concentración posible.

—Enséñame qué harás hoy, Johnny —dice Agnes, cruzado de brazos.

El mencionado alza levemente sus brazos para realizar su acto, pero en segundos, bajó sus brazos con miedo al ver cómo un aura color verde recorría sus manos.

—¿Qué es eso, Agnes? —pregunta Mercedes, preocupada —Hasta ahora no lo tenía... ¿Es malo?

—Relájense. Sus poderes evolucionan.

—¿Tan pronto?

—Sí, Ryan. Así funcionan estos poderes, ellos evolucionarán en cualquier momento y será completamente inesperado. Esto no será lo único, así que, deben estar preparados y, sobre todo, mantener la calma.

—Muy bien... ¿Escuchaste, hijo? Es normal ese brillo que ves en tus manitas. Continúa.

Johnny asiente con la cabeza, repitiendo sus acciones pasadas, donde el hermoso aura verde vuelve a aparecer. Johnny suelta un poco de aire, mueve sus manos con dirección a la izquierda mientras que la tierra se mueve en la misma.

—Buen chico —Continúa Ryan.

La tarde de entrenamiento continuó un largo rato hasta que oscureció. Todos se encuentran reunidos antes de salir y regresar a sus casas a descansar.

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