—¡Deja de mentir!
—¡No estoy mintiendo! —suspiro —Lo prometo, no estoy mintiendo. Nosotros te podemos ayudar, podemos ser tu familia ahora. Quiero ayudarte...
—Lo único que quieres es convencerme con mentiras para que así me pueda rendir, pero ¿qué crees, querida Ferrer? ¡No lo vas a conseguir!
—No, te prometo que no.
—¿Sabes una cosa? —alzo mis cejas —¡Desde que mis padres murieron ya no me importa absolutamente nada! —veo como sus ojos comienzan a cristalizarse —¡Mi vida terminó cuando mis padres murieron y cuando Agnes me expulsó de Malantus! ¿Quieres saber a dónde me envió? ¡A un lugar completamente solitario! Ese lugar daba terror, y más para un simple niño de diez años —rppidamente se limpia una lágrima que recorría su mejilla —. Así que, no quiero nada, ya no quiero nada. ¡Todo da igual! ¡La gente es un asco! ¡Agnes es un maldito hipócrita que quiere ganarse el cielo a puro cariño y que terminó de arruinarme la vida! ¿Sabes otra cosa que quiero? ¡Quiero ver a Agnes arrepentirse de todo lo que hizo! ¡Quiero matarlo!
Siento tanta lástima por él. No merece todo lo que le pasó. Nadie lo merece.
—También podemos arreglar eso...
—¡Sigue soñando!
—Piensa en tus padres. Piensa en cómo estarían si ellos estuvieran aquí y te vieran haciendo esto, te vieran lleno de maldad y odio. Piensa en que, probablemente, estarían decepcionados del hombre en el que te convertiste...
—¡Ya cállate, Ferrer, cállate! No pienso seguir escuchando tus mentiras.
—No son mentiras, Lecat. Déjame ir y yo te doy mi palabra de que convenceré a los demás para que te ayuden, sin Agnes integrado.
Lecat me examina con la mirada, esa que te puede causar escalofríos al instante pero, al conocer su historia, te causa empatía.
—Nada me justifica que ellos estén de tu lado.
—Lo puedo lograr, confía en mí —Lecat no pronunció ni una palabra más, simplemente se dio una media vuelta perfecta y salió de la habitación, dejándome fracasada —. ¿Qué puedo hacer?
Es inútil utilizar mi poder, no sé por qué, no sé que hizo Lecat pero, al momento de usarlo, siento dolor acompañado de debilidad, es como si me hiciera mucho daño usarlos.
Quiero ayudar a Lecat, a que vea que, si cambia de bando, no estará solo nunca más. Pero él está tan convencido de lo contrario. No lo culpo. Lo que le pasó fue doloroso. Aún me sigo preguntando, ¿por qué Agnes haría algo así?
Lecat
"Piensa en tus padres. Piensa en que, probablemente, estarían decepcionados del hombre en el que te convertiste".
Esas malditas palabras de Ferrer no me las puedo sacar de la cabeza. Puede que sea cierto... Puede que mis padres estén decepcionados, pero ellos no experimentaron mi pérdida, así como yo lo hice, ellos no quedaron con el peor dolor, ellos no se rompieron por dentro.
Lo que le dije a Emma es cierto: Ya nada me interesa desde la muerte de ellos.
Extraño a mis padres, sé que si estuvieran vivos sería otra persona. Aún los amo con la misma intensidad de cuando tenían vida y pasábamos momentos increíbles en familia.
Pero estoy roto, y es muy difícil poder juntar esas piezas de nuevo.
—Nada arruinará mi plan —digo para mí mismo, desenrollando hoja tras hoja —. Nadie... ¡Juas!
Bueno, admito que esa risa fue más falsa que las promesas de Agnes sobre el bienestar de las personas.
Sara
—Somos los peores.
—Sara, basta.
—Nada de basta, Johnny. Debimos haber hecho esto desde un principio —reprocho, bajando del auto para adentrarme a otra calle oscura y despoblada, a media carretera —. ¿Crees que aquí haya algo?
—Eso espero. Hay que apurarnos, el sol está por irse y es peligroso.
—Sí, vamos.
Por favor, Dios, que Emma se encuentre aquí.
Martina
—Amor, ¿puedes sentarte un momento?
—No, Álvaro, no puedo. ¿Acaso no estás viendo? ¡Son las tres de la mañana y Arnold ni sus luces! ¡Tampoco responde el teléfono! Estoy a nada de salir a buscarlo.
—Trata de tranquilizarte, amor, sé que se encuentra bien.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Algo me lo dice, ¿si? Algo me dice que él está bien. Entiéndelo, estos últimos días no se ha sentido para nada bien, está devastado e intranquilo.
—¿Si? ¿Y por qué yo no siento lo mismo que tú? ¿Por qué yo no puedo estar así de tranquila? ¿Eh? —él se acerca a mí, posiciona sus manos sobre mis hombros con delicadeza, su mirada se encuentra con la mía; aquí es donde mis lágrimas se apoderan de mí —¿Por qué?
—Estás alterada, cielo, por eso no lo sientes y los pensamientos negativos te ganan.
—Esto es mucho, Álvaro... —hago un sollozo —. Quiero que todo sea como antes. Quiero que volvamos a ser la familia unida, sin preocupaciones como las de ahora. ¿En qué momento las cosas cambiaron? Ya no aguanto. Te necesito. Necesito a mi hijo.
—Necesito lo mismo que tú. Martina, a mí también me duele todo esto, pero ese trabajo es el que nos ha dado lo que tenemos ahora —bajo mi mirada —. Sé que es injusto, pero nuestro amor sigue presente y eso es lo importante. Dime que lo sabes —niego con la cabeza —. Martina, mi cielo, dime que nuestro amor sigue presente, que lo sabes, que, aunque estemos lejos, lo sientes. Dímelo.
—Lo sé, aún lo siento... —sorbo mi nariz —. Pero duele hacerlo de esta forma.
—Verás que todo esto un día terminará, descansaremos y recuperaremos el tiempo perdido —seguido de sus palabras, me deposita un beso en mi cachete —. Te lo prometo.
—Gracias... —la puerta abriéndose nos interrumpe, ocasionando que nos separemos rápidamente. Siento mi alma regresar a mi cuerpo —¡Arnold, hijo!
—¿Estás bien? —pregunta Álvaro.
—¿Por qué a estás horas, Arnold? ¿Dónde estabas?
![](https://img.wattpad.com/cover/273629163-288-k904241.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Los Elementales
FantasyCuatro jóvenes, quienes fueron los elegidos por la naturaleza para controlar los cuatro elementos; fueron los elegidos para vencer el mal; para lidiar con la responsabilidad que conllevan estos poderes, los cuales desde la destrucción de su verdader...