Emma
Entre los tres, ayudamos a Johnny para llevarlo al hospital. Solo espero que no sea nada grave. Han ocurrido tantas cosas ésta última semana que solo apetezco, ansío, anhelo, deseo un largo momento de descanso y reflexión. Han sido tantas preocupaciones y momentos de estrés. Definitivamente, nunca me hubiera esperado algo así.
Sara no deja de dar vueltas por el pasillo del hospital. Arnold está sentado, con la mirada cabizbaja y perdida. Desde aquí logro visualizar unas cuantas lágrimas. Quisiera tener la habilidad de quitarle toda esa tristeza, pero no puedo. Solo me queda acompañarlo en cada momento y recordarle lo mucho que le amo.
—Emma... —volteo al escuchar esa voz tan familiar —Hija... —de inmediato, una pequeña pero sincera sonrisa se forma en mi rostro.
—Mamá, papá... —me acerco a ellos para envolvernos en un anhelado abrazo familiar. Días sin verlos, también los extrañaba —. ¿Están bien? —pregunto, al separarnos.
—Nosotros sí, hija. ¿Tú te encuentras bien?
—Un poco de dolor, pero nada de que preocuparse.
—Lecat es un desgraciado por hacerte eso, por llevarte, por todo lo que tuviste que pasar, mi niña.
—Lecat no es un desgraciado, papá. Él solo estaba roto, solo quería una familia, pero le costaba admitirlo. No lo insulten. Sí, hizo muchas cosas malas, pero fue por todo lo que sufrió.
—Bueno, no importa —añade mi madre —, estás con nosotros ahora —asiento —. Mi hija...
Y, nuevamente, nos hundimos en un fuerte abrazo.
Arnold
A la mañana siguiente, realizamos un funeral para mi difunto padre y para Lecat. Dos personas que tenían mucho que dar, que tenían mucho que remediar y que, tristemente, tuvieron el peor final.
Fue muy impactante cómo todo dio un giro. Nadie se esperaba que los papeles entre Agnes y Lecat se intercambiarían. También fue impactante —pero increíble— lo bastante que los cuatro avanzamos en nuestros poderes. Repito, todo dio un giro.
Johnny se encuentra bien, solo tiene un vendaje en su pierna derecha, pero no es nada grave. Encerramos a Agnes en su antiguo hogar, lugar que está fuertemente sellado con ayuda de nuestros poderes. Él insistió en que se vienen cosas peores y que no nos convenía confiarnos, nosotros solo le dijimos que lograremos enfrentarlo como el buen equipo que somos.
Justo ahora, nos encontramos en el cementerio, frente a las lapidas de mi padre y de Lecat. La partida de mi padre es una herida y un golpe que, definitivamente, no veía venir. Si alguien, hace años, me hubiera dicho que la vida de mi padre terminaría pronto en una batalla donde la ciudad estuviera en riesgo, probablemente, no lo hubiera creído. Pero todo puede pasar.
Ver a mi madre destrozada, decaída, me estruje mi corazón. Ambos lamentábamos la ausencia de mi padre por su trabajo, ahora, la lamentaremos por su muerte.
Después de un rato, todos se fueron, quedando solos mi madre y yo, aún frente a su lapida. Me acerco a la lapida y la comienzo a acariciar levemente.
—Perdóname, papá, perdóname... —susurro, con mi voz entrecortada —. Justo cuando habías decidido dejar tu trabajo atrás para estar con nosotros, te pasa esto... —sorbo mi nariz —. Perdóname...
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Los Elementales
FantasíaCuatro jóvenes, quienes fueron los elegidos por la naturaleza para controlar los cuatro elementos; fueron los elegidos para vencer el mal; para lidiar con la responsabilidad que conllevan estos poderes, los cuales desde la destrucción de su verdader...