El chico nuevo

¿Yamairu?

— "El hombre valiente no es el que no tiene miedo, sino aquel que lo conquista" 

Mientras tanto, Yamato se paró con dificultad, sintiendo un pequeño dolor en la cara. Al recuperar sus 5 sentidos, vio a Iruka tumbado en el suelo y de inmediato se acercó a despertarlo.

— ¡Iruka despierta! –grito. Sacudiéndolo un poco fuerte.

Para la mala suerte de nuestro querido Yamato, Iruka se levantó de golpe, dándole un cabezazo que lo volvió a derribar.

— ¡Pe-perdón Yamato! –exclamó Iruka.

— No te preocupes –mencionó agarrándose la cabeza –me alegra que estés bien...

Al instante, el otro solo desvió la mirada y apretó los puños, se sentía impotente al recordar cómo le temblaron las piernas frente al idiota de Kakashi, hace tiempo que no sentía miedo y ahora ese imbécil lo había hecho temblar.

— Si estoy bien....

 — Valla ya es tarde –indicó Yamato viendo la hora en un reloj.

— ¿Tarde? –parpadeo un par de veces y luego se paró de golpe –¡Naruto!

Salió corriendo del salón y Yamato lo comenzó a seguir ¿Quién era Naruto? acaso era su hermano o algún familiar o su....por alguna razón con el solo hecho de imaginar que fuera pareja de Iruka, se le revolvía el estómago ¿Acaso Yamato estaba celoso?

Luego de correr unas cuadras, Yamato se detuvo un momento para recuperar el aire. Vio como Iruka tocaba la puerta y enseguida salió una mujer molesta, acaso era su ¿novia?, este sacudió la cabeza y dejo de pensar en eso. Unos segundos después notó como aquella mujer le entregaba a un niño rubio de ojos celestes y con unas marcas en las mejillas que parecían bigotes.

— ¡Espero que esto no vuelva a pasar! –regaño molesta la mujer, cerrando su puerta con fuerza.

— jejeje perdón Naruto se me  hizo tarde –soltó Iruka con una risa nerviosa.

Naruto solo lo abrazó y comenzó a sollozar, Iruka hizo lo mismo y se disculpó. La noche anterior el pequeño niño le confesó que le tenía miedo de estar solo y de seguro se asustó al notar que él no llegaba.

— Pensé que me habías dejado –replicó el niño entre lágrimas.

— Ya te lo dije Naruto...ya no estas solo...ahora me tienes a mí.

La escena siguió hasta que Yamato se acercó a estos dos y los interrumpió. Naruto lo miro un poco confundido y a la vez molesto ¿Quién era ese? ¿Y por que venia con Iruka?

— ¿Iruka quien es él? –le susurro el niño.

— Vaya así que tu eres Naruto, un gusto pequeño, me llamo Yamato –planteó, extendiendo su mano para saludarlo.

El niño solo lo ignoro y se volteo dándole la espalda. Iruka le indico que no sea grosero pero, Yamato le dijo que no se moleste con él ya que solo era un niño.

— Discúlpame, no se porque Naruto se puso así, el es un niño muy bueno –resalto mirando al nombrado.

— No te preocupes Iruka además, yo también estaría celoso si te viera con otro chico –al darse cuenta de lo que había dicho, se sonrojo y se rasco la mejilla.

Naruto al notar como su apoderado también se sonrojaba, se acercó a Yamato y lo golpeó en sus partes nobles.

— Perdón me resbale –se disculpó fingiendo arrepentimiento.

— ¡Naruto ten mas cuidado! ¿Estas bien Yamato?

El mencionado sólo levantó un pulgar indicando que estaba bien, aunque si le había dolido el golpe que recibió por parte del pequeño.

Después de que Yamato se sintiera mejor, se dirigieron a la casa de Iruka. A este le temblaban las manos, por primera vez conocería la casa del moreno, se sentía muy impaciente por llegar y hasta le comenzaron a sudar las manos.

— Bueno ya llegamos –señaló deteniéndose frente a una casa pequeña.

— ¿Esta es tu casa? 

— Si ¿Algún problema? –pronunció un poco molesto Iruka.

— ¡Cla-claro que no! Es solo que pensé que vivías con tus padres o algo así –respondió nervioso.

— Ojala fuera asi...mis padres murieron hace algunos años... –añadió un poco triste.

— Y-yo...perdón no lo sabía... –sin recibir respuesta. Iruka abrió la puerta dejándolo pasar.

Al entrar, noto que la casa estaba limpia y muy organizada. Sinceramente el pensaba que Iruka era un poco torpe y que su casa iba a estar desordenada, pero para su sorpresa era todo lo contrario.

— Bueno preparare algo de comer, esperen aquí –hablo Iruka dirigiéndose a la cocina.

Yamato solo asintió y se sentó en un sofá que estaba cerca. Por algo raro que sonara, se comenzó a imaginar lo bonito que seria tener una familia con Iruka, pero este pensamiento fue interrumpido por un niño rubio que parecía bastante furioso con él.

— ¡Oye! ¡No se que pretendes con Iruka pero no dejare que le hagas nada!

— ¿Que?

— ¡Ni creas que no me di cuenta de cómo lo miras! ¡Pareces un pervertido!