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Capítulo 2: La maestra

Era apenas la mañana del día siguiente, Nagata dormía en el sillón de Soikawa acompañada de una cobertor viejo que tenía. Kosei, el hermanastro de Soikawa fue el primero en despertar, tenía un caminar bastante cortado y bostezaba cada momento. Cuando llego al living vio a Nagata dormida, así que pensó en una idea de despertarla. Fue de vuelta a su pieza y trajo un plumón negro con el cual rayarle la cara. Cuando se fue acercando de a poco, sintió que algo tomaba su mano con fuerza.
—¿A donde crees que ibas mocoso?—dijo Nagata con un tono furioso.
Kosei observó a una Nagata con un rostro enojado, soltó el plumón de imprevisto y corrió a su pieza nuevamente. Ella ya había tenido experiencias con niños. Su madre Isha, siendo ama de casa cuidaba de vez en cuando a la hija de su vecina cuando ella salía a reuniones de la junta de vecinos, y ella le ayudaba a controlar que no provocara más escándalo cuando desataba su ira infantil sobre ambas.

Mientras Nagata estiraba un poco, recordó que no había llamado a su madre, se preocupó un poco pensando que la había llamado un par de ocasiones, ya que no le dijo que iba a ir a dormir. Tomó su teléfono, le puso la clave y buscó las llamadas. Ninguna.

—Buenos días Nagata— escucho de una voz que provenía del baño. Era Soikawa quien se había lavado el pelo antes de desayunar. — Por lo que veo Kosei te despertó.
—Sí— respondió riendo un poco—Es extraño mi mamá no me ha llamado, pensándolo así estaría preocupada de que no hubiese llegado.
—Ah si llamó— respondió Soikawa mientras se quitaba la toalla del pelo para secarse— le dije que como comiste mucho y además era tarde dormirías aquí. Tú mamá es muy pacífica.
—¿Como contestaste si estaba con clave?
—Muy sencillo, tienes el código de desbloqueo más simple del mundo— respondió Soikawa—así que pensé en los números más sencillos que pude encontrar: 1204.
Nagata quedó decepcionada .—Pensé mucho en el código, cuando recibí el teléfono por primera vez.

Soikawa preparó el desayuno; unos huevos cocidos; un vaso de jugo y unos panes a medio tostar, como Kosei acostumbra comer. Después de desayunar Nagata le pregunto a Soikawa si ellas debían asistir a la práctica del equipo. Ya que los sábados, quedaban a disposición de la universidad que el equipo usase el gimnasio para las prácticas.

—Tranquila, le avise a Murama que no podré ir a los entrenamientos— dijo apuntando a Nagata— no te acuerdas que ayer dijiste que querías ser mi aprendiz.

Mientras en el gimnasio, el calor era bastante potente aún con la puerta abierta. Ahashi y Sakurawa practicaban bloqueo de lado de la cancha; Ahashi medía un 1.68, tenía el pelo grisáceo y ojos color café que combinaban con una personalidad bastante hiperactiva, ella apenas saltaba, Sakurawa, en cambio, lanzaba de forma curveada pegando saltos en el proceso. Todo se interrumpió cuando llegó Murama.

—Ahashi, ¿no has visto a Soikawa?—preguntó Murama mientras dejaba sus cosas en una de las bancas.
—No— respondió Ahashi— Quizás te mando un mensaje avisándote.

Murama sacó su teléfono. Había un mensaje de Soikawa que decía:

"Hola Akatsuhi, no podré ir a los entrenamientos. Surgieron cosas y no podré ir".

—Mierda, el partido con Hitsuka es en un mes más y aún no estamos listas— dijo Murama enojada guardando sus cosas.
—Pero Murama—dijo Sakurawa— como lo harás si somos solamente cuatro personas, se necesitan mínimo seis jugadores para formar un equipo.
—Claro, sin contar a los suplentes— agregó Ahashi.
—¿Oye creí que ibas a meter a esa chica que vino ayer?—pregunto Ahashi dirigiéndose a buscar su botella en una de las bancas del gimnasio— tal vez no es buena como armadora, pero sus saques son...
—Ese es justo el problema. Sabe lo mínimo del deporte, si quiere por lo menos jugar debe a lo menos poder mantener el balón en la zona propia con facilidad—respondió tajante Murama.

Volviendo con Soikawa y Nagata, ambas estaban en un viejo descampado ubicado al lado del edificio. Ambos tenían ropas casuales con unas zapatillas deportivas, en el caso de Nagata, prestados por Soikawa.

—¿Oye Soikawa?— dijo, observando las zapatillas— Estas zapatillas son muy cómodas, ¿cuanto calzas por lo menos?
—44— respondió, mientras llevaba unas botellas vacías hacia el descampado. Nagata quedó impresionada.
—Bien, te explicaré las bases del voleibol. Nagata solamente asintió, estaba emocionada por dentro.

Narra Soikawa.

Muy bien, el voleibol se juega de seis jugadores por lado en una cancha separada por una red. El objetivo del juego es hacer que el balón toque el suelo del equipo rival.
—Se entiende Nagata— dije.
—Sí— asintió. Se notaba su emoción.

Ok, para poder hacer esto, el equipo tiene tres movimientos o pases para poder hacerlo. Es decir, tienes el saque; que se hace en el fondo con el que se inicia todo el partido; la receptación, cuando el equipo contrario coloca el balón en su control; la colocación, donde el equipo posiciona el balón para que finalmente el rematador pueda dar el tiro y hacer un punto, ¿lo entiendes Nagata?
—Esos son cuatro, no dijiste tres—respondió ella.
—Perdón, es que el saque se da para iniciar el servicio y nunca lo cuento como movimiento.
Fin de la Narración

Nagata comprendía un poco y visualizó que errores cometió frente a Murama cuando jugó ayer con ella para ingresar al equipo. Así que durante la tarde se dispuso a practicar pases y recepción de pelota. En su cara se notaba una felicidad inmensa.
Era bastante tarde, se cambió de zapatos, tomó sus cosas y pidió a Soikawa si podía dejarla en su hogar, ubicado cerca de la Universidad de Hinawa.

Tras finalizar el entrenamiento Matsuo había vuelto al gimnasio, resulta que antes de la práctica. Murama lo había interceptado y pedido si podía repartir los volantes por la Universidad. Estaba agotado, recorrer una gran distancia desde el área norte a la sur y de vuelta pegando un montón de papeles. Matsuo solamente atinó a sentarse en la banca del gimnasio, observaba el techo mientras el oxígeno apenas llegaba a sus pulmones.
—¿Puedo sentarme?— dijo una voz femenina mientras Matsuo volvía la cabeza hacia el frente. Era Murama.
—Sí— respondió Matsuo— ¿Se supone que soy el entrenador del equipo y tú me mandas a repartir volantes?
—Pues, eres bastante pésimo en tu trabajo. Ahashi y Sakurawa practicaron toda la tarde bloqueo y salto.
—¿Crees que alguien tome atención a los volantes de inscripción?—preguntó Matsuo mientras se intentaba poner de pie— El encuentro con Hitsuka es dentro de un mes y apenas tenemos jugadores.
Murama no contestó.
La noche había llegado. La motocicleta de Soikawa se detuvo frente a una zona de edificios; Nagata se bajo de la moto, se despidió de Soikawa y se dirigió a su casa, unos departamentos estatales ubicados a unos cuantos metros de la propia Universidad de Hinawa. El de ella estaba ubicado en el segundo piso, con una pequeña maceta de cactus en el lado izquierdo. Dio un par de golpes a la puerta y su madre Isha le abrió abrazándola y preguntado como estuvo su día en esa casa.
—No te pude guardar comida—dijo su madre mientras apagaba la tele y se disponía a dormir.
—Tranquila, ya había comido antes— dijo Satsuki de pie a la puerta— Aparte tengo bastante cansancio de tanto jugar.
—¿Jugar? — dijo su madre con un tono nervioso—...Entonces estabas en esa casa jugando y yo preocupada en casa.
—Ingresé a un equipo...bueno todavía no, pero si sigo así podré participar.

Isha abrazo a Satuski y ambas fueron a sus respectivos dormitorios, mientras la madre de Nagata dormía, ella solo observaba el techo. Con Soikawa como maestra ella podría cumplir su idea y superarse a ella misma... O eso pensó el lunes siguiente.

SatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora